NON POSSUMUS
El
método del GREC
Conferencias-debates
y gestiones ante las autoridades.
Para hacer
avanzar la “necesaria reconciliación”, el GREC trabajó en dos direcciones:
-La organización
de conferencias-debates sobre los puntos controvertidos;
-Las gestiones
ante las autoridades.
Todo se hace bajo
una gran discreción: “Nosotros permanecíamos discretos. Pero no queríamos
ser secretos” (pág. 29). Se
puede comprender que, para este asunto, era mejor apartar a los periodistas y
evitar los debates en internet.
Es cuando menos
sorprendente que ninguna alusión a estos encuentros se haya hecho en el curso
de los cuatro simposios de París sobre el concilio Vaticano II, que se llevaron
a cabo del 2002 al 2005, reuniendo a sacerdotes de la Tradición del mundo
entero. Estos simposios, completamente públicos, se realizaron bajo el
patronato de Mons. Fellay. Mientras que las sesiones de trabajo ponían bajo la
luz la nocividad de los textos del concilio, las reuniones “discretas” y
desconocidas de los participantes en los simposios se llevaban a cabo en la
misma ciudad, relativizando los errores del Vaticano II y buscando abrir la vía
de un reconocimiento canónico de la Fraternidad.
Nos asombramos
también de que, durante doce años de conferencias y de gestiones ante las
autoridades de la iglesia conciliar, los superiores de las comunidades
religiosas que trabajan con la Fraternidad San Pío X, hayan sido marginados y no
hayan sido informados de lo que se hacía, dado lo que estaba en juego.
La obra del P.
Lelong no tuvo ningún eco en los órganos oficiales de la FSSPX , ni siquiera para
condenar o matizar las declaraciones del autor. Hace ya casi tres años que
apareció esta obra. Podemos suponer que las personas mencionadas en este libro
no tienen nada que decir al respecto.
Pero veamos cómo
se desarrollan los trabajos del GREC.
Las
conferencias-debates.
Durante doce
años, numerosas conferencias-debates fueron organizadas sobre temas mayores:
“El ecumenismo, riesgo de apostasía o futuro de la Iglesia ”; “El diálogo
interreligioso, peligro o esperanza”; “¿Qué camino para la Iglesia ?: proposiciones
concretas para salir de una crisis” (pág. 59); “¿Es necesario revisar y/o
interpretar ciertos pasajes del concilio Vaticano II?” (pág. 64), etc.
Procuraremos ver,
un poco más adelante, por qué estas conferencias resultaron en fracaso total.
Notemos por el
momento una observación inquietante, de la cual dejamos su responsabilidad a su
autor. Hablando de la conferencia-debate del 21 de enero de 2008 entre el P.
Morerord O.P. y el P. Grégoire Célier (FSSPX) sobre el tema “Vaticano II y los
otros concilio ecuménicos: revisar y/o interpretar ciertos pasajes del concilio
Vaticano II”, el P. Lelong anota:
Escuchando sus
exposiciones, se pudo constatar que entre los dos teólogos, las convergencias
doctrinales y espirituales eran mucho más numerosas y profundas que las
divergencias existentes entre sus puntos de vista respectivos (pág. 64).
¿Hubiera habido
la misma convergencia si Mons. Lefebvre se hubiera encontrado frente al P.
Morerod, religioso completamente partidario del modernismo de Roma?
Una
impresionante actividad diplomática.
De forma paralela
a estas discusiones, tuvo lugar una impresionante actividad diplomática:
obispos, nuncios, Secretario de Estado, Comisión Ecclesia Dei, eran tenidos al
corriente de las actividades del GREC. A partir de la elección de Benedicto
XVI, fue el papa en persona. De acuerdo al P. Lelong, la ascensión de Ratzinger
al pontificado “fue recibida por los animadores del GREC con una muy grande
alegría y mucha esperanza, esperanza que no será decepcionada sino colmada
plenamente” (pág. 48).
Nadaban en plena
utopía. Enviamos a nuestros lectores al estudio magistral de Mons. Tissier de
Mallerais sobre La extraña
teología de Benedicto XVI[i], así como al primer balance de su pontificado, publicado (con
fotografías) por Le sel de la
terre 84. En todo
caso, esta confesión del P. Lelong es muy reveladora del espíritu que reinaba
en el GREC, sobre todo bajo Benedicto XVI.
Para entrar un
poco más en detalles, es en dos direcciones que la acción diplomática del GREC
se orientó principalmente: el Papa y Mons. Fellay.
+Intervenciones
del GREC ante la Santa Sede
Desde 1998, el P.
Lelong había escrito al Cardenal Sodano, Secretario de Estado, para informarle
de la iniciativa del GREC, y sugerirle a la Santa Sede el
levantamiento de la “excomunión” de los obispos de la Fraternidad con
ocasión del jubileo del año 2000. Es necesario citar por lo menos un extracto
de esta carta, para ver en qué espíritu se desarrollaron estas tratativas. Para
el P. Lelong, eje motor del GREC, la finalidad era hacer aceptar el concilio
Vaticano II por los tradicionalistas:
Yo estoy
profundamente apegado a las enseñanzas del concilio Vaticano II, y me esfuerzo
para hacérselo comprender a nuestros hermanos católicos que han seguido a Mons.
Lefebvre y sus sucesores. Con
algunos amigos, hemos constituido en París un grupo de trabajo que se esfuerza
para preparar el día en que todos los tradicionalistas podrán reencontrar su
lugar en la Iglesia ,
en la obediencia al Santo Padre y bajo la autoridad de nuestros obispos. […] Es
en este espíritu, en una total fidelidad al Soberano Pontífice y a las
enseñanzas del concilio Vaticano II, que en nombre de numerosos católicos
franceses, me permito pedirle, Señor Cardenal, si, en un gesto de caridad hacia
nuestros hermanos, el Santo Padre pudiera levantar la excomunión que fue
pronunciada en contra de los obispos consagrados irregularmente por Mons.
Lefebvre (pág. 42-43).
¿Esta carta fue
iniciativa del P. Lelong o tuvo el acuerdo de los representantes oficiosos de la Tradición en el seno del
GREC? La obra no lo dice. En todo caso, el cardenal Sodano habiendo pedido
“signos de arrepentimiento” (pág. 44) a las autoridades de la Fraternidad , las
tratativas no tuvieron éxito. En cuanto al levantamiento de las “excomuniones”,
las cosas permanecieron así bajo el pontificado de Juan Pablo II.
Sin embargo, a
partir de la peregrinación de la
FSSPX a Roma por el jubileo del año 2000, comenzaron a haber
contactos frecuentes entre Mons. Fellay y el Cardenal Castrillón Hoyos,
entonces presidente de la comisión Ecclesia
Dei. El P. Lelong no dice una
palabra al respecto.
Sabemos que los
sacerdotes de Campos (Brasil), invitados por la casa general de la Fraternidad a unirse a
estas negociaciones, no resistieron a la seducción romana. Fue un acuerdo
lamentable, victoria para el cardenal Castrillón y pérdida para el combate de
la fe: Mons. Rifan concelebra ahora la nueva misa con fervor[ii].
El pontificado de
Benedicto XVI que manifiestamente aportó una gran esperanza a los miembros del
GREC, sobre todo después del motu
proprio sobre la misa
tradicional, fue la ocasión de nuevas tratativas, esta vez ante el mismo papa.
El 9 de julio de 2008, “los animadores del GREC” (pág. 49) le dirigieron al
Papa la siguiente petición:
Le estamos muy
reconocidos, Santísimo Padre, por esta decisión (del motu proprio) y queremos
responder a vuestro llamado a la
reconciliación entre todos los católicos, en el respeto a las legítimas
diversidades existentes en el seno de la Iglesia. Somos
muchos los que deseamos que la proposición transmitida por
el Cardenal Castrillón Hoyos a la
FSSPX , tenga un resultado favorable, pues las cuestiones
relativas al concilio Vaticano II interesan a toda la Iglesia. Deseamos
también que las excomuniones sean levantadas y que la FSSPX reencuentre su lugar
en la Iglesia ,
en donde tiene tanto que aportar (pág. 49-50).
Luego fue la
famosa súplica del 20 de octubre de 2008, donde los animadores del GREC
deseaban que la FSSPX
“regularice su situación canónica y manifieste su plena comunión con el Santo
Padre”, agregando:
Nosotros pensamos
que el levantamiento de las excomuniones pondría en marcha un proceso
inevitable de acercamiento, con vistas a los acuerdos entre la Santa Sede y la FSSPX , o al menos acuerdos
con una gran parte de los sacerdotes y los fieles de la mencionada
Fraternidad[iii] (pág. 52).
La súplica parece
haber obtenido su efecto, pues las “excomuniones” fueron levantadas a
principios del año 2009.
+Intervenciones
del GREC ante Mons. Fellay
Un punto que
parece haber preocupado a los responsables del GREC, fue el hacer cesar los
ataques contra la Roma
actual. Citemos al P. Lelong:
Por el lado de
los católicos apegados a la tradición[iv],
como del lado de aquellos que reivindican el espíritu del
concilio, se expresan muy frecuentemente, con puntos de vista agresivos y
polémicos que no contribuyen a suscitar el clima de sosiego y de confianza
mutua necesaria en la búsqueda de una verdadera reconciliación (pág. 33).
Es necesario que la FSSPX comprenda que, si bien
ella tiene mucho que aportar a la
Iglesia de Roma, también tiene mucho que recibir. Por lo
tanto es necesario que ella deje de rechazar en bloque el Vaticano II (pág.
85).
En la carta a
Benedicto XVI del 9 de julio de 2008, los responsables del GREC -¿y por lo
tanto también los representantes oficiosos de la Tradición ?- quisieron
tranquilizar al Papa sobre este punto:
Le pedimos a los
responsables de esta Fraternidad que cesen las declaraciones y artículos
polémicos que critican a la
Santa Sede (pág. 50).
El 20 de junio de
2008, el P. Lelong y algunos miembros del GREC le escribieron a Mons. Fellay:
¿No teme usted que rechazando los llamados repetidos del
Santo Padre y permitiéndose criticarlo de manera injusta y sistemática, la Fraternidad llegue a
tomar un camino que la conducirá inevitablemente a separarse de la Santa Iglesia , como
desgraciadamente ha sucedido en el curso de la historia? (pág. 39).
La Roma ocupada no se preocupa de las discusiones académicas y
amortiguadas entre teólogos sobre el concilio Vaticano II. Ella las permite, en
principio, a las comunidades Ecclesia Dei. Esto da una impresión de apertura.
Pero lo que la iglesia conciliar no puede soportar, es que sus escándalos sean
denunciados: las reuniones ecuménicas de Asís, las visitas a las sinagogas y
mezquitas, las falsas beatificaciones y canonizaciones, etc. Son sobre todo
estos escándalos que, con el paso de los años, hacen perder la fe a millones de
almas en el mundo entero. Ahora bien, cuando la fe está en peligro, atacada por
los lobos, es un deber para los pastores gritar para proteger
el rebaño. No hacerlo es un pecado grave respecto a la confesión de la fe, pues
atacar la Roma
actual destructora de la fe es necesario para mantener las grandes verdades de
la fe. Todos los esfuerzos de la iglesia conciliar desde las consagraciones de
los obispos por Mons. Lefebvre en 1988, han sido para separar de la Tradición a los grupos
de sacerdotes, acordándoles la misa tradicional sin pedirles la aceptación
oficial del Vaticano II[v].
Roma conciliar sabía que haciendo esto, ya nada tenía que temer de estos
grupos: tendrían que callarse sobre el concilio y sobre los escándalos de la
jerarquía, por temor de perder su reconocimiento canónico y ver que se les
negara todo apostolado en las diócesis. Esto es lo que pasó, desde que
firmaron, en todas las comunidades Ecclesia
Dei sin excepción, y es su
gran pecado ante la historia, ante la Iglesia universal y ante las almas.
En los años 50, bajo el Papa Pío XII, había miles de buenos
sacerdotes, buenos religiosos, piadosos, de buena doctrina. Llegó el “buen Papa
Juan” sugiriendo, al principio del concilio, ya no lanzar anatemas, ya no
condenar el error, anatemizando solamente a “los profetas de desgracias” que en
la Iglesia ,
siguiendo a los Papas antiliberales, fustigaban los errores modernos. La
maniobra tuvo éxito. Basta ver en lo que se ha convertido la Iglesia
en el mundo entero[vii].
Monseñor Lefebvre
se levantó, tomando el estandarte del combate. Esta fue la fundación de la FSSPX y de las obras de la Tradición se extendieron
como reguero de pólvora en el mundo entero. Ya no estando Mons. Lefebvre,
nosotros asistimos desde su muerte a las maniobras de la Roma modernista, aconsejada
por la masonería, para reducir la única resistencia organizada a la Revolución mundial. La
maniobra consiste en atacar especialmente a las autoridades superiores de la Fraternidad , en
quienes detectaron ciertas debilidades –pues los enemigos de la Iglesia son hábiles
observadores. El libro del P. Lelong tiene el mérito de darnos luz, por lo
menos en una parte, de esta operación.
[i] Mons. Tissier de Mallerais, La extraña teología de Benedicto
XVI, en las editions du Sel,
en Le Sel de la terre 69.
[ii] El sitio de internet La Porte latine, del distrito de Francia de la FSSPX , publicó en enero de
2012 dos fotografías de Mons. Rifán concelebrando con el cardenal Bergoglio el
28 de mayo de 2011.
[v] Recordemos el acuerdo de Barroux. Dom Gérard
había obtenido “garantías” generosamente acordadas por el Cardenal Ratzinger:
“Que ninguna contrapartida doctrinal o litúrgica sea exigida de nosotros y que
ningún silencio se imponga a nuestra predicación anti-modernista”. Conocemos lo
que pasó después.
[vi] Es característico, en la crisis que atraviesa
actualmente la Tradición ,
de escuchar tratar como sedevacantistas o como hombres de espíritu cismático,
que no tienen fe en la Iglesia ,
a aquellos que continúan manteniendo el discurso de Mons. Lefebvre, oponiéndose
a los acuerdos prácticos sin acuerdo doctrinal con la Roma actual.
[vii] No hemos hecho más que condensar en pocas líneas,
el excelente artículo de Adrien Loubier “las vías de la reducción”, publicado
en el Boletín del occidente cristiano de junio de 1991.