El GREC: Jacques
Régis du Cray (fiel de la FSSPX ), P.
Lorans FSSPX, Sra. Pérol, P. Lelong, P.
Barthe, P. Du Chalard FSSPX, P. Célier FSSPX, Mons. Charles Morerod, Marie-Alix
Doutrebente (fiel
de la FSSPX ), P. Ribeton FSSP, P. Hygonnet
FSSP, Luc Perrin.
Tomado de Le Sel de la Terre N° 90, págs. 142-158
Por el hermano Marie-Dominique O.P.
En Diciembre de
2011, el padre Michel Lelong, miembro de la sociedad de los Padres
Blancos, publicó en las Nuevas Ediciones Latinas, una obra titulada Por la necesaria reconciliación,
con prefacio de dom Éric de Lesquen OSB, sacerdote emérito de Randol (fundación
del monasterio de Fontgombault).
Este libro de 159
páginas relata los trabajos del Grupo de Reflexión entre Católicos (GREC), de 1998 a 2010, que hacen doce
años de encuentros “discretos pero no secretos” (pág. 29), algunas veces
mensuales, entre los representantes de la jerarquía oficial, de los
responsables de los institutos Ecclesia Dei, y de los miembros de la Fraternidad San
Pio X. La finalidad: “hablar sin enojarse de las cosas que nos enojan[i]” para favorecer
la “necesaria reconciliación”. Sin duda que habrá que precisar lo que los
responsables del GREC entienden por esta expresión.
El origen del GREC: el sueño de un
embajador.
El GREC encuentra
su origen en una nota redactada en 1995, unos meses antes de su muerte, por el
señor Gilbert Pérol, antiguo embajador de Francia frente al gobierno italiano.
Él tuvo la ocasión de encontrarse con Monseñor Lefebvre en Roma y, cuando
estaba en París, le gustaba ir a la misa de San Nicolás de Chardonnet todos los
domingos con su esposa (pág. 90).
Pero dejémosle la
palabra a la señora Pérol:
Como buen
diplomático, (mi marido) redactó lo que se llama un texto de “buenos oficios”,
donde se presenta el punto de vista de unos y de otros, buscando los puntos
“comunes”, y que invitaba a cada uno a dar un primer paso hacia el otro. Es a
partir de este texto que nació el GREC, una manera de continuar a hacer vivir a
mi marido (pág. 90).
Luego de los
diversos encuentros relatados en la obra del P. Lelong (págs. 21-25) se
constituyó un primer grupo de trabajo en el año de 1998, que desembocó en la
organización de conferencias-debates sobre los puntos controvertidos
actualmente en la Iglesia.
Los participantes: una gama muy variada.
Además de la
señora Pérol, del P. de la
Brosse O.P ., del P. Lorans (FSSPX)
y
del P. Lelong, los principales animadores del GREC fueron, desde los primeros
años de su existencia:
- El P. Barthe, “quien tiene muchas relaciones en la Santa Sede y en la Iglesia de Francia, y nos
ha ayudado mucho”[ii]:
- El P. Vincent Ribeton, superior del
Distrito de Francia de la
Fraternidad San Pedro, “que aporto una preciosa contribución
por su presencia en las reuniones, tanto por sus intervenciones como por sus
escritos” (pág. 40);
- P. Hervé Hygonnet (FSSP):
- Laicos como Paul
Airiau, Jacques-Régis du Cray, Luc Perrin, Philippe Pichot-Bravard, Jean Maurice Verdier.
- Srita. Marie-Alix Doutrebente fue
nombrada secretaria.
Agreguemos, para
completar la lista de los principales responsables que, el 18 de septiembre de
2004, fue creado, en el seno del GREC, un “grupo teológico” del cual formaba
parte el P. Charles Morerod O.P., profesor del Angelicum de Roma (pág. 57).
Este religioso, “será una de las personas escogidas por Benedicto XVI para
participar en las conversaciones doctrinales entre la Santa Sede y la FSSPX ” (pág. 48). El P.
Morerod tiene toda la confianza de la
Roma actual, pues él fue consagrado obispo poco tiempo
después. En todo caso, el vínculo entre el GREC y las conversaciones romanas de
2010-2011 está muy claro.
En las reuniones
del GREC participaron obispos de Francia, sacerdotes y laicos pertenecientes a
la diócesis de París y a las diócesis de provincia, miembros de la FSSPX , de la FSSP , del Instituto Cristo
Rey (pág. 27).
Apoyaron esta
iniciativa desde sus inicios, el P. du Chalard (FSSPX),
cuyo
“apoyo fue tan discreto como atento” (pág. 26); y dom Éric de Lesquen (entonces
P. de Randol), “del cual sabemos el papel que desarrolló con dom Gérard durante
su acercamiento del 8 de julio de 1988 con Roma[iii]”.
En la nunciatura,
el acogimiento reservado por Mons. Fortunato Baldelli fue caluroso. Lo mismo
con su sucesor, Mos. Luigi Ventura (pág. 29-32).
Entre los otros
cardenales y obispos de Francia que apoyaron el GREC, citamos: el card.
Barbarin, arzobispo de Lyon; Mons. Duval, arzobispo de Rouen; Mons. Aubertin,
obispo de Chartres; Mons. Fort (Orléans) que venía frecuentemente a las
reuniones; Mons. Delmas (Angers); Mons. Aubry (La Réunion ); Mons. Rey
(Toulon); los padres Brouwet y Aillet antes y después de su consagración
episcopal (pág. 41).
Es el Padre
Lorans, por la FSSPX ,
que era el enlace con Mons. Fellay (pág. 35).
Por parte de
Roma, fueron puestos al corriente: El Secretario de Estado desde 1998, luego el
card. Castrillón Hoyos, presidente de la Comisión Episcopal Ecclesia Dei, el card.
Ratzinger, entonces presidente de la Congregación para la doctrina de la Fe , y numerosas personalidades
en el Vaticano. Cuando el Cardenal Ratzinger accedió al Soberano Pontificado,
el GREC pudo tener contacto directo con el papa (pág. 44-48).
La finalidad del GREC: un peligroso
equívoco.
¿Cuál es la
finalidad de estas reuniones?
Si se tratara
solamente de tener estas conversaciones para tratar de hacer comprender a las
autoridades de la Iglesia
conciliar la necesidad de volver a la Tradición para salvar las almas y al espíritu
católico, es decir misionero, no podríamos más que alegrarnos.
Desgraciadamente,
desde el principio el GREC se comprometió en una vía que no puede ser más
equívoca.
En el prefacio de
la obra, en efecto, Dom de Lesquen desea que la acción emprendida “obtenga
precisamente que el acto calificado de cismático por la Santa Sede en 1988 no
se vuelva un cisma comprobado” (pág. 12-13), agrega: “el objetivo del GREC es
la necesaria reconciliación” (pág. 15).
¿De qué
reconciliación se trata?
Para un católico,
es clara: que la Santa Sede
se reconcilie con las enseñanzas de los papas y de los concilios anteriores al
Vaticano II. Esta reconciliación es necesaria, pues es el único medio de salvar
a la Iglesia
y al mundo.
El 20 de octubre
de 2008, lejos de suplicar al Papa Benedicto XVI de aceptar culpar al Vaticano
II, los responsables del GREC le enviaron una carta muy ambigua dando a
entender que era la FSSPX
quien estaba en una situación anormal. Agradeciendo al papa por el motu proprio de 2007 sobre la misa tradicional[iv] y solicitando el levantamiento de las “excomuniones”
de 1998, ellos concluyeron así:
Esperando que
esto será para la
Fraternidad San Pio X la ocasión de regularizar su situación
canónica y de poder manifestar así su voluntad de recuperar la plena comunión
con el Santo Padre (pág. 52).
El equívoco se
define así: una frase (o una palabra) que tienen dos significados diferentes[v]. Aquí tenemos un
perfecto ejemplo:
-Visto del lado
de las autoridades oficiales, la carta al Papa hace comprender que la finalidad
última de los trabajos del GREC es el de hacer entrar a la FSSPX en el seno de la
iglesia actual: se comprende el acogimiento generalmente favorable que esta
iniciativa encontró en estas mismas autoridades.
-Vista del lado
tradicionalista, una interpretación benévola –pero superficial- hace comprender
otra cosa: la carta al papa significa que la finalidad del GREC es de rehacer
la unidad en la Iglesia ,
de encontrar finalmente la unión con la Santa Sede , de salir de esta situación trágica y
tan dolorosa que consiste a estar en oposición con el jefe de la Iglesia.
La teología moral
agrega que “el equívoco que
oculta la verdad, no puede ser empleado más que en caso de necesidad o por
una causa razonable[vi]”.
Ahora bien, si
hay un momento en donde la ocultación de la verdad es ilícita y peligrosa, es
cuando la fe está en juego. ¿Cómo utilizar un equívoco haciendo creer a las
autoridades que se desea entrar en plena comunión con ellas, cuando ellas
mismas se obstinan en una vía que conduce a la apostasía?
Los
representantes oficiosos de la
Tradición que firmaron esta carta junto a los otros miembros
del GREC, ¿olvidaron las advertencias de Mons. Lefebvre?
Roma ha perdido
la fe. Roma está en la apostasía. […] No podemos tener confianza en esa gente.
Ellos se han apartado de la
Iglesia , ellos se han apartado de la Iglesia. Seguro ,
seguro, seguro[vii]
Cuando nos
preguntan cuándo habrá un acuerdo con Roma, mi respuesta es simple: ¡Cuando
Roma vuelva a coronar a Nuestro Señor Jesucristo! No podemos estar de acuerdo
con aquellos que han destronado a Nuestro Señor. El día que ellos reconozcan de
nuevo a Nuestro Señor como rey de los pueblos y las
naciones, no será a nosotros a quienes ellos se reunirán, sino a la Iglesia católica en la
cual nosotros permanecemos[viii].
Entonces, la
cuestión canónica estará inmediatamente resuelta.
Por supuesto que
el GREC tenía conciencia de los límites de su acción:
El GREC jamás ha
tenido como vocación participar en ninguna negociación. Su razón de ser es
mucho más humilde: se esfuerza en crear, por medio de encuentros y de
discusiones regulares, un clima de benevolencia mutua, condición previa
indispensable para un acercamiento y a una reconciliación cuyas modalidades y
el calendario se nos escapan[ix].
[i] La expresión es del P. de La Brosse O.P ., prior del
convento de la Anunciación
en París “que encontró esta feliz fórmula para definir nuestra acción”, dice el
P. Lelong (pág. 56).
[iv] Las desventuras de los Franciscanos de la Inmaculada , a quienes
se les ha prohibido la celebración de la misa tradicional, contra la letra
misma de este famoso motu
proprio, deberían moderar el entusiasmo. Estos acontecimientos muestran lo
que valen los “favores” acordados por aquéllos a quienes Mons. Lefebvre llamaba
los “asesinos de la fe” (Carta al padre prior de Avrillé del 7 de enero de
1991, publicada en Le Sel de la Terre n° 0, pág. 4).
[v] Aequivocatio est verbum quod significat duas res
diversas, dice el P. Prümmer
O.P. (Manuale Theologiae Moralis Friburgi
Brisg., Herder, 1961, tomo 2, n° 171).
[vi] Aequivocatio est occultatio veritatis in
necessitate vel ex rationabili causa (P. Plummer O.P.Manuale Theologiae Moralis,
ibid. N° 172)
[vii] Mons. Lefebvre, Conferencia
a los sacerdotes en Ecône por el retiro sacerdotal, 1° de septiembre de 1987. Monseñor
Lefebvre decía esto comentando la entrevista que tuvo el 14 de julio de 1987…
con el cardenal Ratzinger.