"Tratamos con personas que no
tienen ninguna noción de la verdad, ni la menor idea de lo que puede ser una
verdad inmutable. Es gracioso comprobar que esos mismos liberales relativistas
que fueron los verdaderos autores del Vaticano II, ahora llegan a dogmatizar ese Concilio que sin
embargo habían declarado pastoral, y quieren imponernos las novedades
conciliares como doctrinas definitivas e intocables. Y se enfadan cuando les
digo: “Ah, ¡vosotros decís que el Papa ya no escribiría hoy Quas Primas! ¡Vaya! yo os digo:
tampoco se escribiría ya hoy vuestro Concilio; ya está superado. Vosotros os
aferráis a él porque es vuestra obra; pero yo me atengo a la Tradición porque
es obra del Espíritu Santo.” "
"Queda claro que lo que se nos pide
sin cesar: entera sumisión al Papa, entera sumisión al Concilio, aceptación de
toda la reforma litúrgica, va en un sentido contrario a la tradición, en la
medida en que el Papa, el Concilio y las reformas nos alejan de la tradición,
como los hechos lo prueban más y más a través de los años. Pedirnos eso, es
pedirnos colaborar con la desaparición de la fe. ¡Imposible! Los mártires han
muerto por defender la fe. ¡Tenemos los ejemplos de cristianos prisioneros,
torturados, enviados a campos de concentración por su fe! Un grano de incienso
ofrecido a la divinidad, y ya está, habrían salvado sus vidas. Me han
aconsejado a veces: “¡Firmad, firmad que aceptáis todo y luego continuad como
antes!” ¡No! ¡No se juega con la
fe!"
Mons. Marcel Lefebvre, Le
Destronaron. Del liberalismo a la apostasía. La tragedia conciliar, (Obras
completas. Tomo 1) Voz en el Desierto, México D.F., 2002.
El obispo modernista y
su infortunada carta