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miércoles, 8 de octubre de 2014

AL ACECHO DEL SÍNODO - LOS DESEOS DE DOS MALOS JESUÍTAS





Transcribo lo que sostienen un par de hijos putativos del Padre Arrupe, a quienes la sotana les pesa. Ambos son españoles, lo cual duele y avergüenza más -si cabe- tanto como avergüenza su deplorable aspecto.

La primera chorrada es la de José María Castillo, a quien los años parecen haber pegado duro en la zona neuronal, armándole flor de matete:

…si la Iglesia no vio dificultad alguna en adaptarse a las leyes civiles y laicas de los pueblos y culturas en los que fue creciendo y a los que se ajustó sin poner oposición o resistencia, ¿por qué ahora, cuando el cristianismo es una institución de ámbito, no ya europeo, sino global,vamos a rechazar que la Iglesia acepte e integre en su vida los usos y costumbres, las tradiciones y normas de conducta, que en cada momento y en cada país se vean más convenientes?

Ante todo, conviene tener en cuenta que la familia tradicional era, sobre todo, una unidad económica. La transmisión de la propiedad era la base principal del matrimonio…

en la Europa medieval el matrimonio no se construía sobre la base del amor sexual, ni se consideraba un espacio donde el amor debía florecer.

ni la familia es ya una unidad económica, sino que, en todo caso, se tiene que construir sobre el fundamento del amor sexual. Y, sobre todo, resulta capital tener presente, en todo caso, que la igualdad de derechos entre hombre y mujer, y la libertad en la toma de decisiones de ambos, son los pilares sobre los que se pueden renovar y reconstruir la familia y el matrimonio en este momento.

Por tanto, las soluciones que se puedan aportar a los problemas planteados al Sínodo, concretamente la problemática del divorcio, la aceptación por parte de la Iglesia de las uniones entre personas del mismo sexo o el uso de anticonceptivos, son cuestiones de suma importancia (que) la Iglesia puede hoy resolver estos problemas modificando la legislación canónica actual y sin traicionar para nada su fe y su tradición.

…se puede afirmar con toda certeza que la doctrina, que se definió en Trento sobre los sacramentos no es una doctrina de fe en el sentido de un conjunto de verdades de fe divina y católica.

En consecuencia, es claro que las formulaciones clásicas de la teología sacramental pueden y deben ser replanteadas desde una nueva perspectiva…

… una vez desbloqueado el “corsé dogmático”…la respuesta evangélica y cristiana más coherente y certera será la respuesta que más nos humanice a todos en la bondad, el respeto, la tolerancia y la búsqueda de la felicidad …y del bien y del amor a todos y para todos.

José María Castillo



La segunda no pasa de chorradita -se le agradece la brevedad- y es producto del magín del joven Javier “Javi” Montes:

“Los retos sobre la mesa del sínodo no son pequeños, por eso debemos apoyar, animar y orar por los que tienen en sus manos tanta responsabilidad, para que se dejen iluminar por el evangelio más allá de normas esclerotizadas, para que la acogida y el acompañamiento ganen al juicio y la condena y para que el sínodo ayude a que nadie se pueda sentir excluido de la gran familia que somos la Iglesia”.


Dios mediante, el día llegará en que un buen Papa encargue a un buen jesuíta la tarea de barajar y dar de nuevo. El Gran Capitán Ignacio se lo merece largamente.