NON POSSUMUS
Preguntas y
respuestas
¿Después de la elección del nuevo papa Francisco en abril (sic) de 2013, ha tratado usted de reunirse con él como con sus predecesores?
No. Yo me digo que tal vez un día yo debería hacerlo. Hasta ahora yo
verdaderamente no tengo necesidad. No es una cuestión de sentimiento. ¿Qué nos
diremos? Yo no sé cómo tomarlo. Verdaderamente no lo sé. Una vez más, no es
imposible que, para mantener las relaciones, humanas, de cortesía, haya alguna
vez un encuentro. Yo no lo excluyo, pero por ahora no lo veo. Si debo reunirme
con él, tal vez podría yo pedirle reconocer la validez de nuestros actos
sacramentales, pues Roma nos fastidia con ese punto, por ejemplo para los
matrimonios. Yo no quiero poner el dedo en un engranaje que no sabríamos a
dónde nos lleva. Por lo tanto, por
ahora, no me he movido. (…)
Mons. Fellay responde con sus habituales
reservas mentales, ocultando su encuentro con Francisco y su reunión con
Ecclesia Dei el 13 de diciembre de 2013. Si el sitio Rorate Caeli no hubiera
dado a conocer estos hechos, nunca nos habríamos enterado. ¿Esa es la confianza
que tiene a sus Sacerdotes? ¿Esta es la franqueza de un Obispo tradicionalista?
¿Esa es la transparencia del sucesor de Mons. Lefebvre? ¿Hasta cuándo habrá que
soportar la deliberada ambigüedad, la diplomacia, las intrigas, el secretismo y
las innobles maniobras de la cúpula liberal de la FSSPX?
-Monseñor, hemos
escuchado varias veces, de diferentes lados, la opinión que tendería a exigir
de vuestra parte una retractación más clara y más oficial de la declaración del
15 de abril de 2012. ¿Cómo responde usted a eso?
(Digo) que es el
encarnizamiento terapéutico sobre un muerto. Esta declaración está enterrada.
Ya no existe. Si todavía hay puntos que no están claros, yo quiero retomarlos
una vez más, pero ella ya no existe. Cuando yo dije a Roma que esta no puede
servir de base para una discusión futura, eso quiere verdaderamente decir que
ha sido hecha a un lado completamente.
Pero no se retracta.
Me doy cuenta que
hice una prueba, una prueba digamos fracasada pues lo que yo pensé expresar no
fue leído así, incluso por los cofrades. Esto quiere decir que fracasé, es
todo. Fue un poco difícil porque fue un trabajo (elaborado) sobre un trabajo
hecho por Roma. Yo tomé la goma y el lápiz para tratar de borrar esta
hermenéutica de la continuidad y, a pesar de esto, se comprendió que este texto
estaba a favor de esta hermenéutica. Pues bien, lo reconozco, fallé, es todo.
¿Es todo? No es todo porque expulsó a
decenas de Sacerdotes escandalizados con “su falla”. ¿Dónde está la
retractación? ¿Dónde está la reparación? Nada de eso hemos visto hasta hoy día,
sino más ambigüedad y secretismo con miras a ser “reconocidos” por Roma
liberal, modernista y apóstata.