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domingo, 20 de octubre de 2013

EL BUEN DIOS TIENE TODAS LAS SOLUCIONES



“Se dice también que mi obra desaparecerá conmigo porque no habrá obispos que me reemplacen. Estoy seguro de lo contrario: sobre esto no tengo ninguna inquietud. Puedo morir mañana y el buen Dios tiene todas las soluciones. Sé que en el mundo se encontrarán suficientes obispos para ordenar a nuestros seminaristas. Aun cuando hoy uno u otro de los obispos permanezca callado, recibirá del Espíritu Santo el coraje para manifestarse a su vez. Si mi obra es de Dios, El sabrá conservarla y hacerla servir para bien de la Iglesia. Nuestro Señor nos lo prometió: las puertas del infierno no prevalecerán contra ella»
Por eso me obstino, y si se quiere conocer el motivo profundo de esta obstinación, es éste: En la hora de mi muerte, cuando Nuestro Señor me pregunte, ‘‘¿qué has hecho de tu episcopado, qué has hecho de tu gracia episcopal y sacerdotal?’’, no quiero oír de su boca estas terribles palabras: “Has contribuido a destruir mi Iglesia con los demás''.

MONS. LEFEBVRE: CARTA ABIERTA A LOS CATOLICOS PERPLEJOS, Emecé Editores, Buenos Aires, 1986, pág. 222.