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martes, 22 de octubre de 2013

A UN AÑO DE LA INICUA EXPULSIÓN DE MONS. WILLIAMSON.-




El día 24 de octubre se cumplirá un año de la expulsión de Monseñor Williamson de la Neo-Fraternidad de Monseñor Fellay. En junio del año pasado, Monseñor Williamson escribió:

«¡Oh Gálatas insensatos!», exclama San Pablo (Gal.III, 1), amonestando a su amado pueblo que deseaba regresar del Nuevo Testamento hacia el  Antiguo Testamento con el fin de satisfacer a los judíos que habrían de  servir de nuevo «en virtud de los elementos del mundo» (IV, 3).
“¡Oh insensatos Católicos de la Tradición! […]¿Eres tan tonto que después de haber experimentado los frutos de la tradición, ahora quieras renunciar a ella, poniéndote a ti mismo bajo las autoridades conciliares? […]
Pero si nosotros o un Ángel del cielo tratara de convenceros de que el Concilio no es tan malo, ¡expulsadlo de entre vosotros y no lo escuchéis! […] ¿Crees que yo iba a ser tan perseguido si yo predicara para el mundo? ¡El que está corrompiendo a la tradición tiene el cuchillo para algo más que la circuncisión! (V, 7-12).
“Aquellos que quieran que la FSSPX pase por el Concilio Vaticano II simplemente están tratando de evitar ser perseguidos por la Cruz de Cristo. Ellos quieren que usted sea del mundo, manteniendo sólo las apariencias de la tradición. Ellos quieren regresar a casa de los judaizantes en Roma, pero Dios no permita que yo quiera otra cosa más que la cruz de Nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo está crucificado para mí y yo para el mundo. (VI, 12-16).”

Estas palabras de Monseñor Williamson en su Comentario Eleison “Los Gálatas de Hoy”, siguen siendo de una increíble actualidad. Hemos presentado en las últimas entradas la manera en que la Neo-Fraternidad ha cambiado radicalmente su punto de vista sobre los judíos, cómo ésta se ha doblegado al poder judío renegando sus propios principios y los principios de la Iglesia de siempre. Todo por ser políticamente correcta a los ojos de los hombres.

En palabras del Padre Petrucci, Superior Mayor de esa Neo-Fraternidad, Monseñor Williamson fue expulsado “en razón de ciertas de sus posiciones que son incompatibles con la vocación de la Fraternidad”. Y esto es, precisamente, la “negación” de la “Shoah”. Dice San Pablo en la Epístola a los Gálatas: “Todos aquellos que quieren seros agradables según la carne, ésos os constriñen a que os circuncidéis, con el solo fin de no ser ellos perseguidos por causa de la Cruz de Cristo”.  La Neo-Fraternidad ya no quiere ser perseguida y por ello prefiere abstenerse de atacar a los enemigos de Cristo y de Su Iglesia, prefiere sumarse, con su silencio y sus disculpas, a la nueva religión de la “Shoah”, la judeolatría.

En vista de que hace un año Monseñor Williamson fue expulsado impunemente, en vista que el Capítulo le dio poderes ilegales a Monseñor Fellay para hacerlo, como puntualiza el Padre Faure:

“Cuando nos damos cuenta cómo fue manipulado, o cómo el superior logró endosarse responsabilidades, decisiones,  posiciones que nosotros nunca aceptamos, que nunca votamos, por ejemplo, la de darle carta blanca para una eventual expulsión de Monseñor Williamson; entonces tenemos el derecho de decir la verdad”.

En vista que es atacado por todos los frentes, tanto de derecha como de izquierda, judaicos, conciliares, “católicos”, etc.; hacemos un llamado a los fieles combativos que quieran, con su firma, mostrar su apoyo a nuestro buen Obispo que a pesar de la persecución que sufre, no ha dejado la buena doctrina para sumarse a la gran traición que la Neo-Fraternidad lleva a cabo contra su Fundador, Monseñor Lefebvre y contra Nuestro Señor Jesucristo. Los llamamos a unirse al combate públicamente, los llamamos a apoyar a Monseñor Williamson en su batalla contra los traidores. Para ello, les rogamos leer la carta de apoyo que publicamos hace casi un año y agregar su nombre a ella.

“No hay tiempo que perder –proclamaba Pío XII- el tiempo de la reflexión y de los proyectos ha pasado. Es hora de la acción. ¿Estáis dispuestos? Los frentes opuestos en el terreno religioso y moral se delimitan cada vez más claramente. Es la hora de la prueba. La dura carrera de que habla San Pablo ha comenzado. Es la hora del esfuerzo intenso. Unos instantes solamente pueden decidir la victoria”.

Muy queridos lectores y amigos:  el agregar su nombre les puede traer persecuciones, es verdad. Es verdad que somos muy pocos. Pero jamás olvidemos que Dios vela por los suyos. Mayores serán las gracias y bendiciones que con este acto valiente recibirán de Dios que las malas consecuencias que ello les podrá acarrear. No es la hora de los seguidores de Nicodemo, el que se oculta, sino la de los que combaten como David, dando la cara y venciendo con la gracia de Dios, pese a la inferioridad material. Luchemos juntos, que indudablemente, Dios nos dará la Victoria.