“El lenguaje de la verdad no tiene curso en el
parloteo sin fin que nos recomiendan bajo el nombre de Diálogo y que no
lleva ni puede llevar más que a unos avances del error, ya que todas las
palabras, y el concepto mismo de diálogo son desviados de su verdadero
sentido. El verdadero diálogo, el de Sócrates con los sofistas, es una búsqueda
de la verdad. El falso diálogo hacia el que nos atraen, consiste en la búsqueda
no de la verdad, sino de un compromiso entre hipótesis que se suponen iguales,
y entre las cuales la verdad, si por azar está presente, no se manifiesta
jamás. En este pretendido diálogo la verdad queda obligada, por las mismas
reglas del juego, a esconderse bajo la forma de simple hipótesis tanto más
tímida cuanto más real. Así los sofistas esquivan la verdad en sí y traicionan
la parte misma de verdad que contienen sus propias hipótesis.
Diálogo ¿de qué?, ¿con quién?, ¿para qué? Tendrían
que empezar por responder a estas preguntas. Si no nos dan respuesta a ellas,
el diálogo es solamente un viento productor de tempestades”.
Alexis Curvers, “Pío XII, el Papa ultrajado”.