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lunes, 27 de mayo de 2013

EL GRAN RABINO DE BUENOS AIRES, NUEVO ‘CONSEJERO’ DEL PAPA: LA IGLESIA CATÓLICA VA CAMINO DE CONVERTIRSE EN UNA ONG





Isaac Sacca, gran rabino de la Comunidad Sefardí de Buenos Aires, propuso en el Vaticano al papa Francisco un proyecto para promover entre jóvenes de distintas creencias acciones comunitarias conjuntas en favor de la tolerancia y la paz. «Su Santidad estuvo de acuerdo y pidió que me reuniera con las autoridades de la Iglesia en la Argentina para que hagamos un plan y empecemos a trabajar», explicó el rabino.
Sacca, judío ortodoxo de 48 años, fue la primera persona de alta jerarquía de la colectividad judía argentina recibida en audiencia privada por el pontífice, el 25 de abril último, en el marco de las reuniones que éste realiza para cultivar vínculos entre comunidades religiosas.
«Propusimos que los jóvenes, cada uno en su ámbito, cada uno con sus ideas y creencias, elaboren proyectos para trabajo voluntario en iniciativas comunitarias, generando en las futuras generaciones aceptación y tolerancia hacia los que piensen distinto, que no se asusten del otro, ni se rechacen ni se agredan por pensar diferente o tener distintas religiones», explicó Sacca.
El líder religioso, fundador y presidente de la Organización Mundial para la Juventud Menorá, con sede central en Buenos Aires y otras en Tel Aviv, Jerusalén, Shanghai, Nueva York y Odessa, entre otras ciudades, propuso que los jóvenes presenten sus proyectos a un consejo de rabinos y sacerdotes católicos y de otros cultos, también del Islam, para su evaluación.
«Las creencias, si se utilizan mal, pueden llegar a destruir la sociedad; si se utilizan bien, resultan en beneficio de la sociedad, pueden traer paz y bendición», afirmó.
El rabino, que conoce a Jorge Bergoglio desde hace siete años, dijo que las reuniones que sostuvo con él en Buenos Aires «fueron el preludio de esto; nunca hablé con él temas políticos de la comunidad ni de política nacional, siempre sobre la problemática de la sociedad: la educación, el respeto, la familia».
Sacca elogió en el ahora papa «su actitud de querer hacer algo por la sociedad constantemente; es muy serio, de trabajo, vive cada momento de su vida con responsabilidad».
«Y siempre la humildad, otra de sus características. En Roma nos dio el mismo trato que en Buenos Aires. Cuanto más grande, más humilde», comentó.
El religioso dijo que dirige su trabajo especialmente a la juventud, porque «encontramos en ella la esperanza y el futuro».
Mencionó el antecedente de Jóvenes Judíos por la Paz, un proyecto nacido hace un año, tras cruentos atentados en la ciudad francesa de Toulouse, en el que se involucró la Embajada de Francia en la Argentina.
Refirió que ese proyecto surgió «a partir de la inquietud de jóvenes por hacer algo para disminuir el odio entre las personas, para buscar herramientas para disminuir el antisemitismo y los prejuicios contra judíos».
«Lo vi como una raíz, que tal vez pudiera dar origen a Jóvenes Cristianos por la Paz, Jóvenes Musulmanes por la Paz o Jóvenes Ortodoxos por la Paz y generar un dinamismo y paz entre todos», propuso.
Aclaró sin embargo, que su propuesta no es promover «un diálogo interreligioso sino trabajar en conjunto, complementándonos, cada uno desde su tradición y creencias y con respeto, sin que nadie pida explicaciones por ellas».
Sacca ya había recibido una distinción de la organización Ihad in Hunum, presidida por el sacerdote católico Patric Debois en París, que investiga el holocausto de judíos y gitanos en Balas, Rusia, durante la Segunda Guerra Mundial.
En el Vaticano, Sacca ofreció al pontífice recibirlo en la organización Menorá como huésped de honor y en la comunidad sefardí, cuando regrese a la Argentina.
Le regaló además una copa artesanal, de fina orfebrería, y una foto de ambos tomada durante la última visita de Bergoglio a la Gran Sinagoga Sefardí de Buenos Aires, donde oficia el gran rabino

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