Hay un gran principio doctrinal
mencionado por Mons. Williamson en una de sus recientes conferencias, que nos
dan luz acerca de lo que debe ser nuestra actitud frente a la crisis actual de
la FSSPX. El principio está tomado del gran teólogo Garrigou-Lagrange y dice
así:
"La Iglesia es intolerante en los principios porque cree; es
tolerante en la práctica porque ama. Los enemigos de la Iglesia son tolerantes
en los principios porque no creen y son intolerantes en la práctica, porque no
aman".
Principio que podría escribirse también
de la siguiente manera: "Los católicos debemos ser intolerantes en
principios doctrinales ya que la fe debemos mantenerla íntegra para podernos
salvar, sabiendo que la verdad excluye necesariamente el error; los cristianos
han de ser tolerantes en la práctica porque han de amar siempre al pecador sin
amar el pecado. Los enemigos de la Iglesia son tolerantes en la doctrina porque
o su fe es débil y defectuosa, o porque no la tienen; y son intolerantes en la
práctica porque son liberales que no quieren o no pueden moverse a través de
los principios doctrinales y que por lo tanto no pueden o no quieren amar, ya
que no pueden o no quieren comunicar la verdad que necesariamente va a oponerse
a sus ideas que no contienen la verdad".
La Resistencia tiene los principios
doctrinales, pero no siempre aman en la práctica a los miembros o fieles de la
FSSPX. Y por su parte la FSSPX, hablando en general, está mostrando doctrina
defectuosa, faltando a la fe; y aparte de que casi siempre están mostrando
falta de caridad hacia la Resistencia ya que "la verdad no peca pero
incomoda".
La Resistencia peca de caridad y la
FSSPX peca de fe y de caridad.
La Resistencia debe continuar haciendo
corrección fraternal, para confirmar a sus hermanos de la FSSPX en la fe; pero
sin abandonar la caridad, los centros de misa y los sacerdotes de la FSSPX si
no nos consta que ellos en particular están en un serio error que pueda poner
en peligro la fe. La Resistencia por supuesto, ha de apoyar a sus sacerdotes y
capillas, ya que ellos han sido expulsados de la FSSPX; pero sin olvidar que el
precepto de la caridad nos obliga a seguir unidos a los miembros del Cuerpo
Místico de Cristo al cual sin duda la FSSPX todavía pertenece.
La FSSPX por su parte, está obligada a
escuchar la corrección fraternal y máxime si tomamos en cuenta que ella está
referida a asuntos doctrinales de suma importancia. Y si la FSSPX no está de
acuerdo con esta corrección, ella está obligada por lo menos a explicar sus
motivos, ya que la seriedad de la reprimenda lo demanda, y sus fieles así lo
esperan y están perplejos al ver que no hay respuestas ni retractaciones por parte
de sus superiores. También la FSSPX está obligada a tener caridad hacia la
Resistencia ya que su finalidad es buena, incluso si los medios que a veces usa
no se justifican; ellos son católicos que buscan defender los principios más
importantes de nuestra fe. Sin amar su "pecado" han de amar a los
pecadores. No pueden en conciencia atacar a la Resistencia sin antes descender
al nivel doctrinal para refutarla.