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sábado, 22 de agosto de 2020

AFORISMOS REACCIONARIOS






“El reaccionario no escribe para convencer. Meramente transmite a sus futuros cómplices el legajo de un pleito sagrado”.

Nicolás Gómez Dávila



Presentamos una selección de aforismos de los libros de Flavio Mateos Alma en vigilia. Aforismos reaccionarios y Nuevos aforismos reaccionarios”.


“Prolongar, proseguir, continuar, hacer de eco de voces autorizadas, no es tarea sencilla. Me doy por sobrepasado y con buena voluntad ofrezco un mester sustituto. El de aquellos acólitos que vi en mi niñez, flanqueando al sacerdote que portaba un hostiario bajo un palio; y así –con absoluta seguridad y mansedumbre- recorrer las callecitas del barrio para llevar la Eucaristía a los enfermos. Aquellos hidalgos monacillos (valga el diminutivo), hacían vibrar un címbalo para que el mundo supiera que estaba pasando frente a él el Rey de la Gloria. Y era común y frecuente constatar que, al paso de la Hermosura, los hombres comunes y corrientes se santiguaran o inclinaran la frente. En esos tiempos eran muchos los Zaqueos asomados a otros tantos sicomoros. Pues déjenme tronar el tantán para pedirles silencio y atención ante estas valiosas páginas que siguen”.

(Del Prólogo de Antonio Caponnetto para “Alma en vigilia”)


***
  

-El buen maestro es el que sabe usar el cortaplumas para abrir los cerebros intonsos de sus educandos.


-El hombre moderno prefiere el mouse en la mano a los cien pájaros volando.


-El que lleva una vida fácil, ése no será mi amigo.


-Desde que existen las jerarquías, la estructura es necesaria. Precisamente para mantener esas necesarias jerarquías. Éstas se vehiculizan a través de las instituciones que hacen transmisibles las intransferibles vivencias personales que las articulan.
Por eso todo gesto de independencia huele a azufre.


-En el Juicio final quizá conozcamos entre risas lo que contienen los papelitos depositados por los políticos y figurines en los resquicios del Muro de los Lamentos.


-Jesucristo crucificado es escándalo para los judíos, locura para los paganos, y escándalo y locura para los católicos liberales.


-Dios nos dio a cada uno un ángel guardián, el diablo un teléfono celular.


-Debemos salvar nuestras mentes, aunque eso nos haga perder la cabeza.


-La tentación de erigirse en “justiciero” es quizás la más difícil de desarraigar en el católico tradicionalista. Sólo nos salvamos de ella cuando recordamos que Cristo vino como Salvador. 


-Nada complace tanto al hombre como dar su opinión, cuando no sabe que no es realmente suya.


-Dios nunca deja de lanzarnos sus luces de bengala cuando la oscuridad y nuestra falta de fe ya comienzan a inquietarnos.


-El hombre moderno se siente acusado.
Por el bien que en sí mismo todavía no terminó de asfixiar. 


-El victimismo constante del izquierdista es disfraz, más que de victimario, de deicida.


-Los modernos acostumbran preguntar: ¿cuántos somos?
Lo que nosotros debemos preguntar es: ¿qué somos?


-Los que en una congregación religiosa comienzan a decir “nosotros somos los buenos y ellos los malos”, terminan diciendo “fuera de nuestra congregación no hay salvación”.


-“Confía en ti”, nos dice el diablo al oído, en verdad queriéndonos decir: “Confía en mí”.


-Los libros de autoayuda sólo enseñan a los lectores a ser mendigos de sí mismos.
O sea, a mendigar al más pobre entre los pobres.


-Hacer un libro de aforismos es tener cien pájaros volando… en la mano.


-La sazón de la vida no es el placer, sino el dolor.


-La gente que dejó de usar corbata tiene ahora un nudo en la garganta.


-¡Cuidado! De ser un as a ser un asno, hay sólo dos letras de distancia.


-Cuando se abrió el concilio Vaticano II, los modernistas “salieron del closet”.
No nos extrañemos que hoy los perversos sexuales también salgan.


-Desde el Vaticano II, a Dios sólo le es permitido aparecer en la Iglesia haciendo cameos.


-Los únicos políticos que nunca pierden elecciones son los obispos argentinos.


-La casta sacerdotal conciliar no es casta: su fornicación con el mundo está a la orden del día.


-La astucia del comunismo fue mutar del “leninismo” al “lennonismo”.


-Quien no es perseguido por sus enemigos, sospeche. No de su doctrina, sino de sí.


-Antes Hispanoamérica era invadida por sectas protestantes. Ahora es invadida por sectas católicas. ¡Qué avance!


-Buenos sentimientos no garantizan integridad de espíritu. El mal progresa con pasos más firmes subido a hombros de sentimentales.


-El prestigio de los sabihondos encandila a los que creen en el prestigio de la cultura.
Quien busca la sabiduría solo se abruma sin ansiedad ante el océano infinito de la Palabra divina.


-El diablo se ríe de los “grandes pensadores”, porque sin una vida virtuosa nada que lo inquiete se construye.


-Hacer lo que la Iglesia enseña hoy, dice el obispo modernista.
Hacer lo que la Iglesia enseña siempre, responde el fiel católico.


-En materia de pecados, el mundo moderno ya no permite autodidactas.


-Toda claudicación arriba por el miedo a la mayoría.
La verdad busca solitarios o los hace.


-Estamos seguros de estar muertos al mundo si el mundo nos considera muertos.


-El Vaticano II le metió azúcar al vino de la verdad, hasta obtener al fin un potentísimo laxante.


-El único insomnio bueno es el que impide que nos durmamos en la larga noche democrática.


-El hombre sano no tiene remedio.


-Los conventos y monasterios son nuestros depósitos clandestinos de almas.


-Al Dios oculto llegamos por la fe. Al hombre oculto, por la caridad.


-Wi-Fi es el Espíritu Santo del hombre moderno.


-Todas las flores mueren en la flor de la edad.


-Un árbol que no hospeda pájaros, es un árbol genealógico.


-Los esclavos que más aman sus cadenas son los periodistas de las cadenas de noticias.


-La religión de la Iglesia modernista es una religión transgénica, buena tan sólo para los mercaderes del templo.


-Desde el Vaticano II, la Iglesia conciliar no quiere fieles sino groupies.


-En la Argentina sobra fútbol y faltan pelotas.


-El hombre que agoniza en estos tiempos, ya no es un moribundo, sino un morimundo.


-El enemigo nos venció cuando nos ha convencido de que la guerra ha terminado.


-La fuente de los aforismos no está en el centro de una plaza pública, sino en los charcos que ha dejado el reciente aguacero.


-Cuando muera el último poeta, vendrá el Anticristo.