En su libro “La fuerza del
silencio”, el Cardenal Sarah, uno de los “misericordiados” por Bergoglio, cita
un párrafo de inspiración claramente gnóstica- de “La esencia del cristianismo”
de Ludwig Feuerbach- publicado en 1841- que sirve para entender, la raíz última
del modernismo, que es en definitiva, un antropocentrismo raigal:
“El hombre será feliz sólo
cuando haya finalmente matado a ese Cristianismo que le impide ser hombre.
Pero no será a través de una persecución que se matará al Cristianismo porque,
en todo caso, la persecución lo nutrirá y lo fortalecerá. Será a través de la transformación interna irreversible del
cristianismo en humanismo ateo con la ayuda de los propios cristianos, guiados
por un concepto de caridad que no tendrá nada que ver con el Evangelio “.
Y antropocéntrico fue el Vaticano II,
mal que les pese a los encandilados con “la hermenéutica de la continuidad”. Con
justeza lo señala Monseñor Brunero Gherardini, un gran teólogo recientemente
fallecido, cuyas obras han sido convenientemente boicoteadas por la mafia de
siempre. Particularmente agudo es su análisis de Gaudium et spes,
uno de los documentos claves del Concilio, al que tiene por “expresión de una radical infatuación antropológica” [Documento citado favorablemente
en la “Correctio filialis” que firmó Mons. Fellay. Augusto Padilla, hay que
decirlo todo: El enemigo no está sólo en la vereda de enfrente, sino en la propia
casa. ¡Abra de una buena vez los ojos y anímese a ver la realidad completa! Nota Syllabus] Es
importantísimo su libro “Il Vaticano II-Alle radici d´un equivoco”, cuya
lectura ha sido descuidada, me parece, por “los hermeneúticos”. Una lástima.
Pero al menos, ya que al libro lo gambetearon- o no lo citen-anímense a leer la
traducción de la opinión sobre GS hecha por los amigos de Infovaticana. No
tiene desperdicio.
Notas catapúlticas
Hay una traducción castellana de
“Concilio Ecumenico Vaticano II-UN DISCORSO DA FARE”, hecha por Ediciones
Gaudete, con el título de “Concilio Vaticano II: una explicación pendiente”.