“¿Y por qué
sobre todas las demás herejías que le precedieron había de tener cierto
especial privilegio de respeto y casi de inviolabilidad el Liberalismo? ¿Acaso porque
en la unidad de su absoluta y radical negación de la soberanía divina las
resume y comprende a todas? ¿Acaso porque más que otra alguna ha extendido por
todo el cuerpo social su infección y gangrena? ¿Acaso porque en justo castigo
de nuestros pecados, ha logrado lo que algunas otras herejías no lograron, ser
error oficial, legalizado, entronizado en los consejos de los príncipes y prepotente
en la gobernación de los pueblos? No; que estas
razones son precisamente las que han de mover y forzar a todo buen católico a
predicar y sostener contra él, cueste lo que cueste, abierta y generosa
cruzada. A ese, a ese, que es el enemigo, a ese que es el lobo, hemos de estar gritando
a todas horas, siguiendo la consigna del universal Pastor, los que más o menos
hemos recibido del cielo la misión de cooperar a la salud espiritual del pueblo
cristiano. Tendido queda el paño y principiada esta serie de breves y
familiares conferencias. No será empero sin haber antes declarado que todos y
cada uno de los puntos de ellas, hasta los más menudos ápices, quedan sujetos
al inapelable fallo de la Iglesia, único seguro oráculo de infalible verdad”.
De
la introducción a “El Liberalismo es pecado”, por don Félix Sardá y Salvany, Sabadell,
mes del Santísimo Rosario.- 1884 (las negritas son nuestras)