"la solución canónica no es posible sin una
Roma convertida doctrinalmente, y habiendo probado su conversión obrando en
favor del Reinado de Nuestro Señor Jesucristo y luchando contra los adversarios
de este Reinado"
LE SEL DE LA TERRE N° 101
EDITORIAL
EDITORIAL
EL PROBLEMA DEL
RECONOCIMIENTO CANÓNICO
De nuevo sobre la Iglesia
conciliar
Sobre la iglesia conciliar, su existencia y su naturaleza, varios estudios han aparecido en Le Sel de la terre 1.
En Le Sel de la terre 59, la
iglesia conciliar fue descrita como la sociedad de bautizados que se someten a
las directivas del papa y de los obispos actuales en su voluntad de promover el
ecumenismo conciliar y que, por consecuencia, admiten la enseñanza del concilio
Vaticano II, practican la liturgia nueva y se someten al nuevo derecho
canónico 2.
En Le Sel de la terre 97, la
iglesia conciliar fue mostrada como una transición entre la Iglesia Católica y
la Contraiglesia. La conclusión del artículo dio como ejemplo de esta
transición el Hellfest, la fiesta del Infierno: en el corazón de la
Vendée, más de cien mil jóvenes vienen desde hace algunos años en el verano a
festejar al demonio. Entre sus abuelos católicos que
festejaban el Corpus Christi y los nietos demoníacos, una sola
generación conciliar bastó para hacer la transición.
Señalamos también: el “Pequeño catecismo del
concilio Vaticano II” publicado en Le Sel de la terre 93
(primavera 2015), que muestra cómo la enseñanza del concilio fue influenciada
por las ideas masónicas; las advertencias de la Contraiglesia (ver Le
Sel de la terre 92, verano de 2015, pág. 134-138) y las “noticias de
Roma” publicadas en Le Sel de la terre 89, 91 y 94, donde
vemos que la Iglesia conciliar trabaja, juntamente con la masonería, en el
establecimiento de un mundialismo laico.
De estos diversos estudios podemos sacar la
siguiente conclusión: la iglesia conciliar es un instrumento entre las manos de
la masonería para forzar a los católicos a trabajar, volens nolens, en
el establecimiento del mundialismo, es decir, en la construcción del “Templo”
masónico.
Mons. Lefebvre lo vio y lo anunció claramente en su
“testamento espiritual”: La instauración de esta “Iglesia Conciliar”,
imbuida de los principios de la Revolución Francesa, principios masónicos sobre
la religión y las religiones, sobre la sociedad civil, es una impostura
inspirada por el infierno para la destrucción de la religión católica, de su
magisterio, de su sacerdocio y del sacrificio de Nuestro Señor 3.
Sacando de allí la justa conclusión:
Por eso todo sacerdote
que quiere permanecer católico tiene el estricto deber de separarse de esta
Iglesia conciliar, mientras ella no recupere la tradición del Magisterio de la
Iglesia y de la fe católica. 4.
¿Se puede aceptar un
reconocimiento canónico?
Cuando Mons. Lefebvre fundó la FSSPX (en 1970),
obtuvo del obispo de Friburgo, Mons. Charrière, una erección canónica a título
de pía unión. La obra de Mons. Lefebvre permaneció reconocida canónicamente
durante cinco años.
Sin embargo, el 21 de noviembre de 1974, luego de
una visita canónica a Écône por dos enviados de Roma, Mons. Lefebvre hizo una
declaración que mostraba su rechazo de “la Roma de tendencia neomodernista y
neoprotestante que se manifestó claramente en el Concilio Vaticano II y,
después del Concilio, en todas las reformas que de él surgieron”.
Desde entonces la línea de demarcación entre las
dos “Iglesias” estaba hecha.
Poco después, la “Roma de tendencia neomodernista y
neoprotestante” recibió el nombre deiglesia conciliar por Mons.
Benelli 5. Este nombre se le quedó. La “supresión” canónica de la
FSSPX fue efectuada por Mons. Mamie el 6 de mayo de 1975. Mons. Lefebvre dijo
que ésta era “irregular y en todo caso injusta 6”.
Esta “supresión” fue considerada nula por Mons.
Lefebvre y todos los que seguían las reglas de la Iglesia católica, mientras
que fue reconocida como válida por los representantes de la iglesia conciliar.
Sin embargo, desde hace algún tiempo, se habla cada
vez más de un “reconocimiento canónico” de la FSSPX por las autoridades
actuales del Vaticano. ¿Tal reconocimiento puede ser aceptado?
En sí, la regularidad canónica
en la Iglesia católica es una cosa buena, e incluso necesaria. Mons. Lefebvre
pidió esta regularidad en 1970 y la obtuvo.
Pero hoy, si se concede un reconocimiento
canónico, sería en el marco del nuevo Código de derecho canónico. Es en este
marco que la jurisdicción para los matrimonios fue concedida por el papa a la
FSSPX 7.
Esta razón bastaría para rechazar este
reconocimiento 8.
Además, tal reconocimiento, en las actuales
circunstancias, tendría otros inconvenientes. He aquí algunos:
-El reconocimiento nos haría entrar en el
pluralismo conciliar, estando reconocida la Tradición en pie de igualdad con
los carismáticos, los Focolari, el Opus Dei, etc. Es la
verdad puesta en el mismo nivel que el error, al menos en la opinión pública.
-Llevaría a nuestras capillas fieles decididos a
permanecer conciliares, modernistas y liberales con todas las consecuencias,
pues el debilitamiento de la fe acarrea la inmoralidad.
-Provocaría necesariamente una disminución en los
ataques contra los errores profesados por las autoridades bajo las cuales nos
encontraríamos directamente. Por otro lado, es fácil constatar que las
autoridades superiores de la FSSPX ya han disminuido sus críticas a los
errores actuales de Roma (año de Lutero, Amoris
Lætitia, etc.)
-Finalmente, este reconocimiento pondría
directamente bajo la autoridad de superiores, mismos que están sometidos a
la influencia de la masonería. La Providencia permitió que Mons. Lefebvre y
todos los que lo siguieron, estuvieran exentos de esta influencia de la
masonería: sería una gran imprudencia someterse a ella voluntariamente. La
masonería nació hace justamente tres siglos (24 de junio de 1717). ¿Logrará,
después de haber destruido todos los Estados cristianos (obra de las
revoluciones del siglo 18 al 20), luego subyugado a la Iglesia (plan de la Alta
Venta, realizado por el concilio Vaticano II), extender su influencia sobre la
obra de Mons. Lefebvre? Este sería su triunfo aparente sobre la tierra.
Por consecuencia, la solución canónica no es posible sin una Roma convertida doctrinalmente, y habiendo probado su conversión obrando en favor del Reinado de Nuestro Señor Jesucristo y luchando contra los adversarios de este Reinado.
____
1 — Ver especialmente Le
Sel de la terre 34 (otoño de 2000), pág. 248; Le Sel de la
terre 45 (verano de 2003), pág. 36-41: “Jean Madiran y la Iglesia
conciliar”; Le Sel de la terre 59 (invierno 2006-2007), pág.
3-8: “Una jerarquía para dos Iglesias”; Le Sel de la terre 85
(verano de 2013), pág. 1-16; “¿Existe una Iglesia conciliar?” por Mons. Tissier
de Mallerais; Le Sel de la terre 97 (verano 2016), pág.
24-44 : “Eclesiología comparada”.
2 — Editorial de Sel
de la terre 59 (invierno 2006-2007).
3 — Mgr Marcel
LEFEBVRE, Itinerario Espiritual siguiendo a Santo Tomás de Aquino en su
Suma Teológica. 2e ed., Tradiffusion, Bulle, 1991, p. 23-24.
4 — Mons. Marcel
LEFEBVRE, Itinerario espiritual, p. 31.
5 — Mons. Giovanni Benelli,
1921-1982, substituto de la secretaría de Estado, creado arzobispo de Florencia
y cardenal en 1977 por Paulo VI, escribió en una carta del 25 de junio de 1976
dirigida a Mons. Lefebvre de parte del papa: “[Si los seminaristas de Ecône]
son de buena voluntad y seriamente preparados en un ministerio presbiterial en
verdadera fidelidad a la Iglesia conciliar, nos encargaremos
inmediatamente de encontrar la mejor solución para ellos”
6 — Mons Bernard TISSIER DE MALLERAIS, Marcel
Lefebvre, Étampes, Clovis, 2002, p. 510.
7 — Ver más adelante, en este número de Sel
de la terre, el expediente sobre este asunto.
8 — “No podemos contentarnos con una disciplina
particular para la Fraternidad; nosotros rechazamos este nuevo Código porque
es contrario al bien común de toda la Iglesia, a la cual queremos
defender”. P. Jean Michel GLEIZE, Courrier de Rome n° 499 de mayo
2017.