“Apostar por un acuerdo
con el papa es una ilusión. El papa nos concederá en el plano disciplinario y
litúrgico todo lo que nosotros queramos, pero con la condición de admitir sus
ideas modernistas sobre la libertad religiosa y el ecumenismo, es decir de
nuestra fe católica. Ninguna esperanza hay que ver de ese lado. ¡Roma está
ocupada por el modernismo y el liberalismo!”
“Cualesquiera sean los
privilegios canónicos que ellos puedan dar, su aceptación significa para ellos
comunión con la Santa Sede, con el papa y con el Concilio, por lo tanto una
aceptación implícita de todo ese modernismo que nosotros combatimos siguiendo a
San Pío X y a todos los papas anteriores al Concilio. Ellos quieren neutralizar
la Tradición, que ella no sea más un obstáculo para sus empresas ecumenistas y
para la Revolución en la Iglesia”
“No tengáis punto de
contacto con aquel que está encargado de destruir la Tradición”.
MONS.
MARCEL LEFEBVRE: Extractos de cartas a los dominicos de Avrillé. Le Sel de la terre n° 96, primavera
2016.
Ecône, 29 de diciembre de 1986
“[…] Apostar por un acuerdo con el papa
es una ilusión. El papa nos concederá en el plano disciplinario y litúrgico
todo lo que nosotros queramos, pero con la condición de admitir sus ideas
modernistas sobre la libertad religiosa y el ecumenismo, es decir de nuestra fe
católica.
Ninguna esperanza hay que ver de ese
lado. ¡Roma está ocupada por el modernismo y el liberalismo! ¿Cuándo Nuestro
Señor decidirá hacer cesar este escándalo? ¡Él es el maestro! Nosotros
esperemos pacientemente y tengamos confianza en el Señor y en su santa Madre
que conocen mejor que nosotros esta trágica situación […]”
Ecône, 10 de enero de 1989
“Después de ausentarme por 15 días, me
ocupo de responder a vuestra buena carta, acompañada de numerosos documentos
interesantes.
Pero yo debo decirle que es la carta de
Mons. Perl lo que ha retenido mi atención. ¡Él no os halaga diciendo que
vuestra comunidad es una “hermana” de Chémeré!
No lo reencontréis, os lo suplico, usted
hará nacer dudas entre sus amigos. La sola respuesta a dar es que ellos inicien
la Reforma del Concilio para extirpar los errores. Es entonces solamente que
les podremos tener confianza.
Cualesquiera sean los privilegios
canónicos que ellos puedan dar, su aceptación significa para ellos comunión con
la Santa Sede, con el papa y con el Concilio, por lo tanto una aceptación
implícita de todo ese modernismo que nosotros combatimos siguiendo a San Pío X
y a todos los papas anteriores al Concilio.
Ellos quieren neutralizar la Tradición,
que ella no sea más un obstáculo para sus empresas ecumenistas y para la
Revolución en la Iglesia […]
No tengáis punto de contacto con aquel que
está encargado de destruir la Tradición. Ellos no saben qué hacer para
dividirnos y están sorprendidos de tanta resistencia. Ellos parecen no
comprender que se trata desde el principio de un problema de fe”.
20 de febrero de 1989
“[…] Los modernistas romanos son
bandidos, revolucionarios bajo pieles de ovejas. Ellos no tienen ningún
espíritu sobrenatural. Es sobre esto que nosotros debemos llevar nuestro
esfuerzo: reaprender a vivir de la fe como los apóstoles, los mártires, los
Padres de la Iglesia y Santo Tomás de Aquino, que ha logrado el tour de force de servirse de todas las
ciencias para la reina de las ciencias; la teología que se obra en el Cielo por
la gracia del Espíritu Santo. La Suma es el gran catecismo de Santo Tomás de
Aquino y el de la Iglesia más aún que el de Trento. Yo intento explicar esto a
los seminaristas para que ellos tengan la preocupación de vivir del mejor
catecismo que existe y que se les enseña. Es muy importante que en nuestros
seminarios guardemos una línea segura y aprobada por la Iglesia, aquella de
Santo Tomás, que nos debe dar principios de pastoral que den a los fieles la
verdadera espiritualidad alejándolos del jansenismo y del carismatismo. La
moral que se limita a los mandamientos es descartable. La moral de la gracia,
de las virtudes, de los dones del Espíritu Santo, que no olvida los
mandamientos, esa que preconiza Santo Tomás es más conforme al espíritu de
Nuestro Señor, del Evangelio, y aún más urgente para las almas fervientes. Es
el tiempo de volver la fe católica entusiasmante, generosa, misionera, como lo
fue para los primeros cristianos.[…]”
Ecône, 22 de abril de 1989
“[…] Las consagraciones han sido la
ocasión de contar los verdaderos tradicionalistas, rehusando la Roma conciliar.
La unidad se ha hecho sobre este punto y la división se ha hecho con los ralliés a la Roma modernista […]”.