Número CDLXXXII (482)
08 de octubre de 2016
Sedevacantismo, Nuevamente – II
La
Iglesia que los sedevacantistas intentan salvar
A
límites humanos se esclavizan, a decir verdad
Para
cualquier alma Católica que se da cuenta hoy de la gravedad de la crisis en la
Iglesia y que agoniza por ello, la simplicidad del sedevacantismo desechando
como inválidos a la Iglesia y a los Papas del Vaticano II puede volverse una
seria tentación. Peor aún, la aparente lógica de los argumentos
eclesiavacantistas y sedevacantistas puede tornar esa tentación en una trampa
mental que en el peor de los casos conduce a un Católico a perder completamente
su fe. Es por eso que estos “Comentarios” retornarán con más detalle al
principal argumento de la variedad de argumentos expuestos por MonsS en su
artículo de 1991 mencionado aquí la semana pasada. He aquí nuevamente ese argumento:
Mayor:
la Iglesia Católica es absolutamente indefectible (tiene la garantía de Dios
mismo de que Ella durará hasta el fin del mundo – cf. Mat. XXVIII,20). Menor:
Pero la Iglesia Conciliar o Novus Ordo, abrumada por el neo-modernismo y
liberalismo, representa una absoluta defección. Conclusión: la Iglesia Novus
Ordo es absolutamente no Católica y sus Papas son absolutamente no Papas. En
otras palabras, la Iglesia es absolutamente blanca mientras que la Neo-Iglesia
es absolutamente negra, así que la Iglesia y la Neo-Iglesia son absolutamente
diferentes. Para mentes que gustan de pensar en blanco y negro sin nada entre
los dos, este argumento posee mucha atracción. Pero para mentes que se dan
cuenta que en la vida real las cosas son a menudo grises o una mezcla de negro
y blanco (sin que el negro deje de ser negro o el blanco deje de ser blanco),
el argumento es demasiado absoluto para ser verdad. Así, en la Mayor hay una
exageración de la indefectibilidad de la Iglesia y en la Menor hay una exageración
de la defección de la Neo-Iglesia. La teoría puede ser absoluta pero la
realidad raramente es absoluta. Miremos a la indefectibilidad y a la defección
Conciliar, como ellas son en la realidad.
En
cuanto a la Mayor, los sedevacantistas frecuentemente exageran la indefectibilidad de
la Iglesia tanto como ellos frecuentemente exageran la infalibilidad del Papa,
porque eso es lo que ellos precisan para apoyar su horror emocional sobre lo
que ha devenido la Iglesia Católica desde el Concilio. Pero en la realidad así
como esa infalibilidad no excluye grandes errores de algunos Papas en la
historia de la Iglesia, y solamente aplica cuando el Papa está, sea
Ordinariamente diciendo lo que la Iglesia siempre ha dicho, o
Extraordinariamente, está involucrando todas las cuatro condiciones de la
definición de 1870, así la indefectibilidad de la Iglesia no excluye
absolutamente algunas enormes defecciones en momentos dados de la historia de
la Iglesia tales como los triunfos del Islam o del Protestantismo o del Anticristo
(Luc. XVIII,8), sino que sólo excluye de modo absoluto una defección total, o
un fracaso total (Mat. XXVIII,20). Así, la indefectibilidad no es tan absoluta
como MonS lo pretende.
En
cuanto a la Menor, es verdad que la defección del
Conciliarismo es considerablemente más grave que la del Islam o la del
Protestantismo, porque ésta golpea a la cabeza y al corazón de la Iglesia en
Roma, que éstos no hicieron. Sin embargo, aún medio siglo de Conciliarismo
(1965 a 2016) no ha hecho que la Iglesia defeccione o falle totalmente. Por
ejemplo, Monseñor Lefebvre – y él no estaba solo – mantuvo la Fe en alto desde
1970 hasta 1991, sus sucesores hicieron lo mismo, más o menos, desde 1991 hasta
2012, y la asediada “Resistencia” sostiene todavía la línea de Monseñor, y
antes de que la Iglesia humanamente colapse en un futuro no muy lejano,
incuestionablemente su indefectibilidad será divinamente salvada, justo como
antes del fin del mundo –Mat. XXIV, 21–22. Así, el Conciliarismo como una
defección de la Iglesia tampoco es tan absoluta como MonsS lo pretende.
Entonces
este silogismo necesita ser reestructurado – Mayor: la indefectibilidad de la
Iglesia no excluye enormes defecciones sino solamente una total defección.
Menor: el Vaticano II fue una defección enorme de la Iglesia pero no total (aún
si Católicos conscientes de su peligro deben totalmente evitarlo por miedo de
contaminación). Conclusión: la indefectibilidad de la Iglesia no excluye al
Vaticano II. En breve, la Iglesia de Dios es más grande que todas las maldades
de Diablo o del hombre, incluso el Vaticano II. La defección Conciliar puede
muy bien ser de una gravedad sin precedente en toda la historia de la Iglesia,
pero la indefectibilidad de la Iglesia y la infalibilidad de los Papas vienen
de Dios y no de los hombres. Como los liberales, los sedevacantistas están
pensando humanamente, demasiado humanamente.
Kyrie
eleison.