"Sed Obedientes - ¡Gracias!"
Francisco
quiere traer a la FSSPX de vuelta al seno de la iglesia. ¿Puede funcionar? Una
conversación con Guido Pozzo, el Arzobispo competente del Vaticano, sobre la
unidad y la verdadera doctrina. (…)
C&W: ¿Por qué la unión de la FSSPX a la Iglesia
católica es tan importante?
Guido Pozzo: La Iglesia sufre de falta de unidad.
La FSSPX se compone de 600 sacerdotes, 200 seminaristas, y otros miembros de la
familia representada en 70 países. Ante tan gran realidad, no podemos
simplemente cerrar los ojos.
C & W: Recientemente ha habido una aceleración
en las relaciones, ¿por qué?
Pozzo: Yo no hablo de una aceleración, sino de un
paciente proceso de acercamiento. El Vaticano ya no pone ningún ultimátum, en
su lugar nosotros proyectamos en común ciertos pasos para llegar a la reconciliación
plena. Ya con las etapas preestablecidas, el camino es más fácil de recorrer.
Todavía se deben aclarar ciertas cuestiones doctrinales y canónicas. Es muy
importante promover un clima de conocimiento y comprensión mutua. A este
respecto, ya hay mucho progreso.
C & W: ¿Qué ha cambiado en la posición del
Vaticano desde el inicio de este pontificado?
Pozzo: Se integraron nuevas perspectivas. De 2009 a
2012, un debate teológico estaba en primer plano. Había dificultades
doctrinales que impidieron el reconocimiento canónico de la Fraternidad. Sin
embargo, sabemos que la vida es más que la doctrina. Los tres
años pasados, a la discusión teológica se añadió el deseo de conocer más
concretamente la realidad de la fraternidad y entenderla.
C & W: ¿Qué se ha conseguido?
Pozzo: Antes las discusiones se llevaban a cabo en
una sala de conferencias, ahora en una atmósfera fraternal confortable, incluso
si la conversación es la misma. Por orden del Vaticano, los seminarios y las
casas de la Fraternidad fueron visitadas por un cardenal y cuatro obispos, para
hacerse una imagen más fiel. Esto no sucedía antes, y ha ayudado al
acercamiento.
C & W La Fraternidad tuvo durante mucho tiempo
miembros extremistas en sus filas, como Mons. Williamson que negó el holocausto.
¿Esto obstaculizó las conversaciones?
Pozzo: Mons. Richard Williamson y otros
elementos extremistas y anti romanos fueron excluidos de la Fraternidad o se
separaron. Esto favoreció mucho el acercamiento.
C & W: ¿Qué instrucciones le dio Francisco para
las negociaciones?
Pozzo: Cuando el Papa me nombró de nuevo como
Secretario de la Comisión Ecclesia Dei, me instó a dialogar con paciencia,
determinación y sin prisa. Insistió particularmente en mantener relaciones
personales para crear un clima de confianza.
C & W: Bergoglio conoció a la Fraternidad en
Argentina. ¿Cuán crucial es este contacto personal para el Papa?
Pozzo: Ciertamente que esto es un elemento
importante. Cuando él todavía era arzobispo de Buenos Aires, Francisco tuvo
contactos con la Fraternidad. Él vio hasta qué punto ellos se involucran en la
evangelización y el trabajo caritativo. La Fraternidad no tiene, como se
pretende frecuentemente, solo un valor en cuanto a la liturgia tradicional, sino
también en sustancia.
C & W: Francisco siempre ha insistido en el
aspecto pastoral. ¿Es esto también la clave para un entendimiento con la
Fraternidad?
Pozzo: Lo pastoral y la teología dogmática son
inseparables. El estilo y la disposición concreta de Francisco ayudan a lograr
la unidad entre las personas no sólo para pensar, sino también para aprender.
Por supuesto, algunos gestos son importantes. Él ha permitido a los sacerdotes
de la Fraternidad el escuchar las confesiones de los creyentes, recibió al
Superior General de la Fraternidad, Monseñor Bernard Fellay, en audiencia
privada. Sin embargo, este acercamiento no pudo haber tenido lugar sin el levantamiento
de las excomuniones por Benedicto XVI en 2009 y la reanudación de las
conversaciones.
C & W: ¿Por qué se ha propuesto a la FSSPX una
Prelatura Personal?
Pozzo: Esta parece ser la forma canónica apropiada. Mons.
Fellay ha aceptado esta proposición, aunque durante los siguientes meses hay
todavía detalles que aclarar. Solamente el Opus Dei tiene esta estructura
canónica, lo cual es un gran voto de confianza hacia la FSSPX. Está
claro que la solución canónica implica la solución de las cuestiones doctrinales.
C & W: ¿De cuáles cuestiones de doctrina se
trata?
Pozzo: Como el Papa Benedicto XVI explicó en su
libro “la luz del mundo”, los obispos de la FSSPX merecieron la excomunión
porque Mons. Lefebvre consagró en 1988 los obispos sin la autorización del
Papa. Después de que Mons. Fellay reconociera el primado, en 2009, en nombre de
los otros obispos, la excomunión fue levantada. El papa Benedicto XVI dijo
categóricamente que la excomunión no tenía nada que ver con el concilio
Vaticano II, sino con una violación hacia el primado.
C & W: ¿Por qué la Fraternidad todavía está en
una situación canónica irregular?
Pozzo: El levantamiento de la excomunión no
es lo mismo que reconocimiento canónico. Esto sólo puede tener lugar con la
solución de los problemas doctrinales. Hasta que esto suceda, los sacerdotes de
la Fraternidad ejercen un oficio ilegítimo.
C & W: Entonces ¿qué es lo que falta?
El núcleo de la discusión es la cuestión de en qué
medida los textos del Vaticano II están en continuidad con el Magisterio
constante de la Iglesia. Nosotros estamos de acuerdo con la Fraternidad en el
principio de que el concilio sólo puede ser comprendido con exactitud en el
contexto de la totalidad de la Tradición y del Magisterio perenne. El concilio
no es un súper dogma pastoral, sino parte de la totalidad de la Tradición y el
magisterio constante.
C & W: ¿Qué significa esto?
Pozzo: Esto significa que la Tradición de la
Iglesia ciertamente se desarrolla, pero nunca con el propósito de innovación,
que represente un contraste con lo anterior, sino como un entendimiento más
profundo del depositum fidei, de la fe auténtica. Todos los documentos de la
Iglesia deben ser entendidos en este sentido, incluso los del concilio. Estas
condiciones, así como la obligación de la profesión de fe, el reconocimiento de
los sacramentos y la primacía del papa son la base de la declaración doctrinal
que se sometió a la firma de la Fraternidad. Estas son las condiciones para un
católico para estar en plena comunión con la Iglesia católica.
C & W: ¿No se espera que la FSSPX reconozca
todas las declaraciones del concilio, incluyendo los textos sobre el ecumenismo
y diálogo interreligioso?
Pozzo: La Fraternidad profesa los dogmas definidos
y las verdades católicas que fueron confirmadas en los documentos del concilio.
Sin embargo, éstas deben ser aceptadas de acuerdo al grado de aceptación
requerido. Las enseñanzas de la Iglesia Católica que fueron presentadas por el
concilio Vaticano II y deben ser aceptadas internamente por los fieles con
decisión, son por ejemplo, la doctrina de la naturaleza sacramental del
ministerio episcopal o la doctrina del primado del Papa y el Colegio de los
Obispos, junto con su cabeza tal como fue expuesta por la constitución
dogmática Lumen Gentium y como fue interpretada por la más alta autoridad en la
Nota explicativa previa.
La Fraternidad tiene dificultades con algunos
aspectos del decreto Nostra Aetate sobre el diálogo interreligioso, el decreto
Unitatis Redintegratio sobre el ecumenismo y la Declaración Dignitatis Humanae
sobre la libertad religiosa o con cuestiones respecto a las relaciones de la
Cristiandad con la modernidad. Sin embargo, estos no son dogmas o declaraciones
definitivas, sino instrucciones o guía para la práctica pastoral. Acerca de estos
aspectos pastorales, se puede discutir después del reconocimiento canónico, con
el propósito de clarificar.
C & W: ¿Entonces el Vaticano ha bajado el nivel
de exigencias?
Pozzo: No. Hemos aclarado en los años recientes,
cuáles cuestiones son esenciales y qué problemas pueden abordarse más adelante.
Anteriormente, se trataba de llegar a un consenso en todas las cuestiones de
una sola vez, desafortunadamente sin éxito. Ahora nos preguntamos: ¿Cuáles son
realmente los requisitos esenciales para ser católico? Consultando al papa, los
requisitos arriba mencionados están especificados en la declaración doctrinal
que se entregó a la Fraternidad.
C & W: ¿Cómo llegó el Vaticano a la idea de que
los documentos del concilio deberían tener diferente peso doctrinal?
Pozzo: Ciertamente que esta no es ninguna
conclusión de nuestra parte, sino que ya estaba claramente al momento del
concilio. El Secretario General del Concilio, el cardenal Pericle Felici,
declaró el 16 de noviembre de 1964: “el Santo Sínodo sólo establece verdades de
Fe y Moral de aceptación obligatoria por la Iglesia, cuando el propio Sínodo
claramente así lo determine”. Sólo cuando los padres conciliares explícitamente
los clasifiquen como obligatorios, deben aceptarse como tales. El Vaticano no
lo inventó, está en los archivos.
(Acá no fue posible traducir de manera segura una
respuesta larga de Mons. Pozzo sobre Nostra aetate)
C & W: ¿No calificarían algunos las concesiones
del Vaticano respecto a las reservas de la Fraternidad como una capitulación?
Pozzo : Discutir del ecumenismo, del
diálogo interreligioso, de la relación de la Iglesia y el Estado, la libertad
religiosa, no significa negar el valor de los documentos correspondientes. Es
muy interesante lo que dijo Mons. Fellay en una entrevista: “Existen puntos
ambiguos en este Concilio, y no nos corresponde a nosotros aclararlos. Podemos
señalar el problema, pero quien tiene la autoridad para aclararlo es Roma.”Se
trata de discutir la hermenéutica de estos documentos ante el fondo decisivo de
la Tradición continua. La Tradición ciertamente no es ningún fósil inanimado,
pero no significa que se adapte a cualquier cultura del presente.
C & W: ¿Quién garantiza que las cuestiones en
disputa, después del reconocimiento canónico, no sean desechadas?
Pozzo: La Fraternidad se ha comprometido a
la discusión. La continuación de esta discusión no debe dar a nadie temor, pues
sólo puede ser enriquecedora para toda la Iglesia. En mis conversaciones con
los representantes de la Fraternidad me he encontrado con muchos oídos
abiertos, aunque al mismo tiempo hay posiciones más rígidas y escépticas.
C & W: Las negociaciones con la Fraternidad giran
alrededor del correcto entendimiento del concilio Vaticano II. ¿Por qué en la
Iglesia, después de 50 años, aún no hay unidad?
Pozzo: Frecuentemente es por el llamado espíritu
del concilio. Éste ha cubierto hasta hoy la enseñanza propia del concilio. Éste
ha causado confusión e inseguridad en la Iglesia. Numerosas declaraciones de
la CDF durante los últimos 40 años muestran cuán importante es poner en
evidencia el significado del concilio y su enseñanza auténtica con el fin de
evitar los malentendidos y difundir errores teológicos. Una vez
Benedicto XVI dijo respecto a las diferentes interpretaciones de que no hubo
reconciliación o unidad incluso antes del concilio de Nicea, “sino una
situación realmente caótica en la cual todos argumentaban contra todos”. Por lo
tanto, no es sorprendente que se discuta hoy en día.
C &W: En el Vaticano hay críticas por la línea
dogmática poco clara en este pontificado. Al mismo tiempo el
reconocimiento de una Fraternidad tradicionalista es inminente. ¿No es esto
contradictorio?
Pozzo: Hoy en día hay grupos ideológicos de
todas clases que instrumentalizan las declaraciones del papa.
Frecuentemente deforman o recortan los mensajes dirigidos a la Iglesia. En el
marco de la Fraternidad hablan de discordia por el reconocimiento del concilio.
En este contexto, conviene notar que una Iglesia preconciliar y una
Iglesia posconciliar nunca ha existido. Son deformaciones realizadas por el
espíritu de la época que no tienen nada que ver con la Tradición de la Iglesia.
En un momento tan difícil de confusión y desorientación como el de hoy, la
tarea de los que desean permanecer fieles a la Tradición de la Iglesia es el
promover el resurgimiento de la fe cristiana y las misiones. Yo deseo que la
FSSPX, cuando esté completamente integrada en la Iglesia, pueda contribuir con
su apostolado misionero a reforzar la fe católica en nuestra sociedad y nuestro
mundo.