Al día siguiente de la derrota futbolística del seleccionado argentino,
por la “Copa América” del Centenario, jugada “casualmente” en “América” (o sea, Yanquilandia),
se reportó una amenaza de bomba recibida en la sede de la AFA (o Asociación del
Fútbol Argentino, hoy acéfala). Desde luego que los que ponen bombas nunca son
tan educados para avisar por teléfono, por lo que no pasó la amenaza de simple
desagote nervioso de algún hincha furioso y ya superado por tanto fracaso futbolero.
Pero de lo que no dieron cuenta los medios masivos de desinformación, es
de la serie de bombas que sí fueron lanzadas y sin ningún telefoneo previo por
otro argentino tristemente famoso. Estas bombas que no consisten en explosiones
materiales sino en destrucción espiritual masiva fueron arrojadas por Francisco
desde un avión, a su regreso de Armenia.
Ya es habitual que aproveche las alturas para lanzar desde un avión sus
afirmaciones más escandalosas, heréticas, confusas o provocativas, en medio de bromas
y chascarrillos. Esta vez Bergoglio subió su apuesta. Primero exculpó al hereje
Lutero, que parece le dio una medicina a la Iglesia, que después se echó a perder:
“Las intenciones de Martín Lutero no eran
equivocadas, era un reformador. Quizá algunos métodos no eran los correctos,
pero en aquel tiempo, si leemos la historia de “Pastor”, un alemán luterano que
después se convirtió cuando vio la realidad, se ha hecho católico, en aquel
tiempo. La Iglesia no era realmente un modelo que imitar. Había corrupción en
la Iglesia, había mundanidad, obsesión por el dinero, el poder. Y por eso él
protestó. Era inteligente, dio un paso adelante, justificando por qué hacía
eso. Y hoy luteranos y católicos, protestantes todos, estamos de acuerdo sobre
la Doctrina de la justificación. Sobre este punto tan importante él no estaba
equivocado. El dio una medicina a la Iglesia, pero después, esa medicina, le ha
consolidado en un estado, en un estado de cosas, en una disciplina, en un modo
de creer, de hacer, litúrgico, y luego no estaba solo, estaba Siglio, Calvino,
cada uno distinto del otro y detrás de ellos, ¿quiénes estaban? Los príncipes.
«Cuius regio, iuos religio». Debemos meternos en la historia de aquel tiempo,
no es una historia fácil de comprender”.
Francisco hablando de Lutero parece por momentos Mons. Fellay hablando de
Francisco. El Superior de la Neo-Fraternidad, queriendo a toda costa disculpar
a Francisco, podría decir: “Las
intenciones de Francisco no son equivocadas, es un pastor”, soslayando por
completo el asunto doctrinal. Oh, la doctrina siempre es un tema menor, del que
es mejor no hablar porque pueden surgir desacuerdos y desencuentros…
Y luego Francisco volvió a uno de sus temas de agenda: los sodomitas.
Primero, en otro avión, había dicho Francisco que a los “gays” no había que
juzgarlos. Ahora dice que hay que pedirles perdón. Quizás en el próximo avión
afirme que hay que abrazarlos cariñosamente, y más adelante que…Bueno, Ud. ya
sabe.
"Si el problema es una persona que tiene esa
condición (homosexual),
que tiene buena voluntad y que busca a Dios, ¿quiénes somos nosotros para
juzgar? Debemos acompañar bien… (...) Después,
hay tradiciones en algunos países, en algunas culturas, que tienen una
mentalidad diversa con respecto a este problema. Yo creo que la Iglesia no sólo
debe pedir disculpas (...) no
sólo debe pedir disculpas a esta persona que es gay a la que ha ofendido, sino
también pedir disculpas a los pobres también, a las mujeres explotadas, a los
niños explotados en el trabajo. Debe pedir disculpas por haber bendecido tantas
armas".
La entrevista completa a Francisco puede leerla acá
Que San Pedro y San Pablo rueguen al Señor para que rescate pronto a su
Iglesia de los anticristos que hacen todo para destruirla desde adentro,
simulando o creyendo amarla.