El combate de la fe, la resistencia al modernismo conciliar y al liberalismo, la vigencia inalterable de la Tradición, que Mons. Lefebvre tomó como banderas al fundar la FSSPX, se continúan en la Resistencia con nuestros obispos antilberales y los sacerdotes que los siguen. Damos gracias a Dios, a Cristo Rey, a la Santísima Virgen siempre fiel y a nuestro Protector San José, por este nuevo impulso que dan a su Iglesia con un nuevo Obispo. Sabemos que al Diablo esto nada le gusta, por eso ha suscitado alborotos, contiendas, discordias, injurias, calumnias y difamaciones. “El impío urde males contra el justo, / ya su vista rechina los dientes, pero Dios se ríe de él, / porque está viendo llegar su día” (S. 36,12). Pero sabemos que “con muchas y acerbas tribulaciones” (S. 70,20) debemos ser probados para ver si amamos verdaderamente a Dios con rectitud de corazón.
Dios les conceda a nuestros Obispos
la sabiduría y el tesón en el buen combate, y los proteja para que orientados por la
voluntad divina, transmitan lo que han recibido.
“Bendito
sea Dios, mi piedra;
Él
adiestra mis manos para la pelea,
mis
dedos para la guerra;
Él
es mi alcázar y mi libertador,
el
broquel con que me cubro;
Él
es quien me somete los pueblos”
(S. 143, 1-2)