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JESUCRISTO.
1. Hijo, no te enojes si algunos tuvieren mala opinión de ti, y no te dijeren
lo que no querías oír.
Tú debes
sentir de ti lo peor, y tenerte por el más flaco de todos.
Si andas
dentro de ti, no harás mucho caso de palabras que se lleva el viento.
Gran
discreción es callar en tiempo contrario, y convertirse a mí de corazón, y
2. No sea tu
paz en la boca de los hombres, que si pensaren bien o mal de ti, no serás por
eso diferente del que eres.
¿Adónde está
la verdadera paz y la verdadera gloria sino en mí? El que no desea contentar a
los hombres, ni teme desagradarlos, gozará de mucha paz.
Del
desordenado amor y del vano temor nace todo desasosiego del corazón y toda
distracción de los sentidos.
Tomás de Kempis, “Imitación de Cristo”, L. III, C. XXVIII.