San
Isidoro de Sevilla:
“Las
cosas que a los amadores del mundo son caras, rehúyenlas los santos como
adversas: más se gozan con las adversidades del mundo, que no se deleitan con
las prosperidades.
“Alejados
están de Dios aquellos a quienes este siglo proporciona toda suerte de
comodidades. Que a los servidores de Dios todo lo de este mundo les es
contrario, a fin de que con más ardor se exciten a desear lo celestial,
mientras que sienten serles contrario lo de la tierra”.
“Leemos
que los varones santos eran huéspedes y peregrinos en este mundo; y aun Pedro
fue reprendido porque pensó en fijar el tabernáculo en el monte: porque los
santos no tienen aquí tabernáculo, ya que
tienen su casa y patria en el cielo”.
San
Francisco de Sales:
“Querer
ser pobre y no sufrir por ello incomodidad,
es querer el honor de la pobreza y la comodidad de las riquezas”.
Cardenal Newman:
“Las comodidades de la
vida son la causa principal de nuestra falta de amor a Dios”.
C. S. Lewis (“Carta del
demonio Escrutopo”):
“Si, por el contrario,
su edad madura resulta próspera, nuestra posición es aún más sólida. La
prosperidad une a un hombre al Mundo. Siente que está “encontrando su lugar en
él”, cuando en realidad el mundo está encontrando su lugar en él. Su creciente
prestigio, su cada vez más amplio círculo de conocidos, la creciente presión de
un trabajo absorbente y agradable, construyen en su interior una sensación de
estar realmente a gusto en la Tierra, que es precisamente lo que nos conviene.”
Padre Bernard de
Chivre, O.P.:
“Luego de mucho vivir,
de estar cerca de muchas almas, de escuchar muchos secretos, de apreciar muchas
intervenciones divinas, no dudo un instante en que la misión de la gracia no es
una misión de arreglos, sino de desarreglos misericordiosos de nuestro estilo
fácil, nuestro estilo animal, nuestro estilo confortable, incompatible con los
estilos del calvario, los estilos de resurrección y de ascensión.”