Número CDXLIII (443)
09 de enero de 2016
Vida de Fábrica
Mons. Williamson
Los lugares de trabajo
de hoy, ¿a un hombre crucifican?
Con un rosario una decena
recen donde puedan.
He aquí otra buena carta de un
lector de estos “Comentarios”. Él tiene una visión sana de una escena insana.
Los lectores pueden estar desanimados por lo que él describe, o pueden estar
animados por cómo él lo describe. Un número de lectores deben reconocer aquí lo
que enfrentan cada día cuando van al trabajo, y podrán tal vez ver mejor aquí
sobre porqué y cómo su lugar de trabajo está erosionando su Fe católica. Él
escribe:
He trabajado en una
fábrica de autos por más de dos años ahora y, si bien paga bien, el ambiente es
una especie de microcosmos del mundo en general. Me
explico . . .
1) Mezclando
los sexos – Hombres y mujeres trabajan juntos en proximidad
cercana. Tal trabajo destruye completamente la femineidad de una mujer. Por
supuesto hay ciertas tareas que las mujeres no pueden hacer pero, debido a este
falso sentido de igualdad, la compañía necesita permitir que las mujeres
trabajen allí. Las historias que he escuchado sobre transgresiones contra el
6to y 9no mandamientos son verdaderamente perturbadoras. No preciso elaborar.
Pero, ¿qué más podía cualquiera esperar? ¿Por qué una mujer querría incluso
trabajar en tal lugar?
2) Las
mentes de los hombres están incapacitadas de hacer juicios morales – Por
supuesto generalizo, pero la mayoría de los hombres con los que he hablado no
piensan en términos de moralidad (es decir de bien y mal), sino en términos de
qué placeres pueden mantenerles a ellos entretenidos. He hablado con varios
compañeros de trabajo y he tratado de abordar cuestiones de moralidad en una
manera que ellos pudieran comprender, pero parece que les entra por un oído y
les sale por el otro. Cuando un hombre se ha sumido a sí mismo en las cosas de
la carne, está incapacitado para pensar en el alma. Peor, algunos de estos
compañeros de trabajo no tienen absolutamente ninguna verguenza en jactarse de
sus pecados. Érase una vez en que los hombres tenían verguenza. Ya no más,
parece.
3) Yo
soy mi propio dios – La falsa libertad es exaltada como el
principio guía en la vida de los hombres. He tenido unas pocas discusiones con
algunos de mis compañeros de trabajo y lo que he obtenido una y otra vez es que
la verdad y la moralidad son un asunto puramente subjetivo. Lo que usted cree
ser la verdad está bien con usted, pero usted no puede imponer su forma de
pensar en ningún otro. Le dije a un supervisor mío que tal pensamiento es
absurdo. Dije, ¿qué hay si alguien piensa que tener más de una esposa está
bien? Él dijo, la creencia depende del individuo. Sin embargo, si un hombre
niega un principio tan básico como el que la verdad no es subjetiva, desde allí
ya no tiene sentido hablar con él. En esencia, cada individuo deviene su propio
dios porque ÉL ha construído su propia realidad en lugar de someterse a lo que
está fuera de él.
El ambiente en una
fábrica moderna exuda una especie de ateísmo. No espero que trabajadores de una
fábrica sean ejemplos de virtud estelar, pero diría que las fábricas modernas
son exponencialmente peores de lo que describió Charles Dickens en su tiempo.
Puedo seguir y seguir, pero el punto que estoy tratando de hacer es el
siguiente: ¿cómo puede la gracia operar en vidas que están destruidas por
pecado y por una vida de búsqueda de placer? ¿Cómo hace uno para llegar a
hombres que ni siquiera pueden asir las más elementales normas de moralidad? Es
frustrante, lo menos que se puede decir. Por favor rece por nosotros en las
trincheras.
Mujeres liberándose de femineidad y
familia, hombres liberándose de moralidad y de verdad objetivas – de hecho,
¿cómo puede uno llegar a, o aún hablar con, una tal “generación incrédula y
perversa” (Lc.IX, 41)? No sirven sino el ejemplo, la caridad y la oración.
Aconsejé al escritor llevar al trabajo un rosario de decena para poder rezar
discretamente decena tras decena por sus compañeros de trabajo y para
protegerse espiritualmente a sí mismo de su ambiente de trabajo. Pero tendrá
que ser discreto.
Kyrie eleison.