Desde
el concilio Vaticano II, en la iglesia conciliar se ha llevado a cabo una
verdadera Revolución anti-mariana para hacer triunfar a Satanás e impedir el
triunfo del Corazón Inmaculado de María.
¿La
Revolución anti-mariana es el objetivo principal de la Revolución en la
Iglesia?
Sí,
porque la Santísima Trinidad es el Ser infinitamente superior y los hombres son
seres infinitamente inferiores a Dios, y la más pequeña exaltación de la
Santísima Virgen por la Santísima Trinidad, es infinitamente superior al máximo
que los hombres puedan hacer.
Dios
Padre la exaltó confiándole al Niño Dios: es lo máximo, Dios Hijo la exaltó
haciéndola su Madre: es lo máximo, y Dios Espíritu Santo la exaltó tomándola
por Esposa: es lo máximo.
Nuestro
Señor vino a la tierra para realizar la Redención y enseñarnos el “Padre
Nuestro”: “Hágase Tu Voluntad así en la tierra como en el
cielo…”, por lo tanto, Dios exaltó a la Santísima Virgen, pero los
hombres no lo han hecho aún, por lo que se hará, sea
voluntariamente o por la fuerza. Es por eso que en Fátima se anunció
que se realizará forzosamente: “Al fin, Mi Corazón Inmaculado
triunfará”. El Diablo lo sabe y es por eso que hará todo para impedirlo,
por medio del Vaticano II.
Sí,
porque la Santísima Trinidad quiere ahora la exaltación histórica de la
Santísima Virgen, pues hasta ahora Ella ha permanecido oculta.
Sí, porque
la Santísima Virgen es el obstáculo al reinado social de
Satanás.
Sí,
porque Lucifer tiene celos de la Virgen y comunica sus celos a la Revolución
mundialista.
Sí,
porque los enemigos « saben probablemente mejor que nosotros »
(Mons. Lefebvre), que la Santísima Trinidad vencerá por la Virgen: “Ella te
aplastará la cabeza”.
Sí,
porque en Fátima Dios nos hizo saber que “los últimos remedios dados al
mundo son el Rosario y la devoción a mi Corazón Inmaculado”.
Sí,
porque el modernismo sabe que Ella es la única que tiene el permiso y la
seguridad de lograr “aplastarle la cabeza”. Por la Revolución
anti-mariana, ellos se esfuerzan en impedirlo disminuyendo sus privilegios
y haciendo que se pierda el amor hacia la Santísima Virgen. Entonces
nosotros haremos lo contrario.
Hasta
aquí el P. Tam.
El
Espíritu anti-mariano del concilio Vaticano II
(Sí, sí, no, no del 31 de mayo de 2013)
Veamos
ahora cómo el «concilio de los Papas Juan y Paulo» se comportó en
relación a Nuestra Señora de Fátima. Había en este sentido cuatro grandes
cuestiones:
–
Las Apariciones venían a evidenciar la verdad siempre acreditada por la
Iglesia, acerca de la Mediación de María Santísima. Este era el asunto de un
esquema especial preparado sobre Nuestra Señora;
–
Los Novísimos se tornaban una prioridad pastoral para nuestra época incrédula e
indiferente y habían sido recordados con fuerza en Fátima, por la visión del
infierno a los pastorcitos;
–
El mayor mal de nuestra época es el comunismo “intrínsecamente perverso” que
multiplica opresiones y persecuciones; es el gran error esparcido por Rusia,
como había avisado Nuestra Señora de Fátima;
–
La gran promesa y única salida para esos errores impuestos por una potencia
militar sin precedentes históricos fue ofrecida en Fátima a través del pedido
de la consagración de Rusia al Inmaculado Corazón de María hecha por el Papa
junto con todos los Obispos católicos.
El
concilio era la ocasión ideal para tratar estas cuestiones que fueron
recordadas también por centenares de Padres conciliares, lo que agrava todavía
más la sistemática censura que recibieron del principio al fin del concilio.
Veamos. Ya desde el comienzo, se levantó la oposición de las fuerzas
neo-ecumenistas a todo aquello que recordase a la Madre de Dios que los
Protestantes no aceptan.
–
El esquema especial fue reprobado y fundido con el esquema sobre la Iglesia,
evitando tratar acerca de la Mediación de María;
–
El recuerdo de los Novísimos: Muerte, Juicio, Infierno y Gloria, debe de haber
sido considerado por demás infantil para ser repetido en sede tan alta, porque
en los documentos conciliares poco o nada se habla de eso, pero especialmente
del Infierno, que Nuestra Señora quiso hacer recordar por la Iglesia con las
Apariciones de Fátima;
–
Sobre el comunismo, se supo después que había un veto implícito papal de
discutirlo y, más todavía, de condenarlo, resultado de un compromiso para
obtener la presencia de los representantes del Patriarcado de Moscú que, desde
hacía mucho, era una “filial religiosa” del gobierno soviético;
–
Está claro que en esas circunstancias la Consagración pedida era irrealizable.
El
Mensaje ya había sido dejado de lado y puesto en un cajón antes, mostrando que
el espíritu del Concilio es antagónico al espíritu de Fátima, a pesar de todos
los engaños y apariencias.
Cuando
después se analizaron mejor los documentos de ese Concilio anti-mariano, quedó
clara la acción de un espíritu herético y cismático que estaba contra Fátima
así como estaba contra la misma doctrina católica. La gravedad del hecho se
mostró enteramente por los frutos conciliares que llevaron a la inexorable
auto-demolición de la Iglesia.
Continúa…