Número
CDXIX (419)
25
de julio de 2015
La
Confianza Suplica
Mons.
Williamson
Sobre la Iglesia la
locura parece reinar ahora.
La confianza del Salmista precisamos, en medio de nuestro dolor.
La confianza del Salmista precisamos, en medio de nuestro dolor.
Cuando en tiempos modernos el mundo comenzó a
dar su espalda a Dios, ¿pensó él realmente que Él no lo notaría o que a Él no
le importaría? La locura de hoy en día está alcanzando un clímax en el cual más
y más almas deben estar dándose cuenta que el que Él entre en acción ha
devenido una absoluta necesidad, y que será un gran acto de misericordia. Sin
embargo, con el objeto de no desanimarnos mientras tanto, veamos cómo aún en
los tiempos del Antiguo Testamento, el Salmista urgía a Dios entrar en acción,
sin dudar por un momento en Su poder para hacer tal cosa. Los Salmos son una
escuela de oración divinamente inspirada para todos los tiempos, y aplican
tanto como al Nuevo Testamento como al Antiguo. Aquí está el Salmo 73 (74,
numeración moderna):
A. LA ANSIEDAD
[1] ¿Por qué, oh Dios, nos desechas para
siempre? ¿Por qué arde tu ira contra el rebaño de tu dehesa? [2] Acuérdate de
tu grey (los Católicos) que hiciste tuya desde antiguo, de la
estirpe que rescataste para hacerla tu herencia; del monte Sión (la
Iglesia Católica) que elegiste para morada tuya. [3] Dirige tus pasos
hacia esas perpetuas ruinas; todo lo ha devastado el enemigo en el Santuario (por
ejemplo del Novus Ordo). [4] Los que te odian rugieron en el recinto de tus
asambleas (por ejemplo, en la liturgia); pusieron sus enseñas por
trofeo. [5] Talaron allí como quien alza la segur en lo espeso de la selva; [6]
y ya con hacha y martillo hacen pedazos sus puertas. [7] Entregaron al fuego tu
Santuario, profanaron, arrasándolo, el tabernáculo de tu Nombre. [8] Decían en
su corazón: “Destruyámoslos por completo; pegad fuego a todas las sinagogas de
Dios (iglesias católicas) en el país”. [9] Ya no vemos
nuestras señales, ya no hay profeta, ni queda entre nosotros quien sepa hasta
cuándo. [10] ¿Hasta cuándo, oh Dios, nos afrentará el enemigo? ¿Ha de blasfemar
siempre tu Nombre el adversario? [11] ¿Por qué retiras tu mano y retienes en tu
seno tu diestra?
B. LA CONFIANZA
[12] Porque Tú, Yahvé, eres nuestro Rey, el
que de antiguo ha obrado la salvación en medio de la tierra. [13] Tú dividiste
el mar con tu poder y quebrantaste la cabeza de los dragones en las aguas; [14]
Tú aplastaste las cabezas de Leviatán, y lo diste por comida a las fieras que
pueblan el desierto. [15] Tú hiciste brotar fuentes y torrentes, y secaste ríos
perennes. [16] Tuyo es el día y tuya la noche; Tú pusiste los astros y el sol.
[17] Tú trazaste todos los confines de la tierra; el verano y el invierno Tú
los hiciste.
C. LA SUPLICA
[18] Recuérdalo Yahvé: el enemigo blasfema; un
pueblo impío ultraja Tu nombre. [19] No entregues al buitre la vida de tu
tórtola (Católicos que mantienen la Fe); no quieras olvidar
perpetuamente a tus pobres. [20] Vuelve los ojos a tu alianza (la
Iglesia católica), pues todos los rincones del país son guaridas de
violencia (por ejemplo, del Nuevo Orden Mundial); [21] no sea que
el oprimido, en su confusión, se vuelva atrás; puedan el pobre y el desvalido
alabar tu Nombre. [22] Levántate, Dios, defiende tu causa; recuerda cómo el
insensato te insulta continuamente. [23] No te olvides del vocerío de tus
adversarios, porque crece el tumulto de los que se levantan contra Ti.
Kyrie eleison.