NON
POSSUMUS
Regreso a la barbarie,
P. Christian Bouchacourt
"La sociedad no reencontrará la
paz, la justicia social a la cual aspira, mientras que ella no regrese a
Jesucristo su Salvador. Tal
restauración no podrá hacerse sin que esta sea iniciada y acompañada por
el Papa y las autoridades de la Iglesia".
Nuestros comentarios en rojo.
Louis Veuillot dijo: “cuando Dios quiere castigar a la
humanidad, no permite necesariamente que las catástrofes se abatan sobre ella,
sino que abandona al hombre a sí mismo”, es decir, a sus pasiones desatadas, a
su orgullo y a su egoísmo. Y a su cobardía. ¡Él es capaz de lo
peor! Como cuando un sacerdote que se dice hijo
y discípulo de Mons. Lefebvre niega públicamente el deicidio cometido por el
pueblo judío. O como cuando a ese crimen suma el de no dar explicaciones ni
pedir perdón ni retractarse. O como cuando las autoridades liberales e
igualmente traidoras de su congregación, en vez de sancionarlo, lo promueven al
cargo de superior del distrito más importante en todo el mundo...
"El hombre, con una temeridad sin nombre, decía san Pio X, ha usurpado el lugar del Creador
elevándose por encima de todo lo que lleva el nombre de Dios. (…) Él se sienta en el templo de Dios,
donde se muestra como si fuera Dios mismo”. Es
la eterna tentación con la que Satanás tentó a
nuestros primeros padres y los hizo caer: “Seréis
como dioses”.
En efecto, el hombre moderno quiere tener el dominio completo de su
destino y el de la humanidad. Aspira a convertirse el amo de la vida y de la
muerte, bajo la cubierta de un nuevo humanismo. Este hombre-dios es un monstruo
que hace de la sociedad un infierno. Así, desde que la ley sobre el aborto fue
votada en Francia en 1974, no son menos de 220.000 vidas que se han suprimido
cada año en el seno de su madre, haciendo un total de casi 8.8 millones de
niños asesinados. El mismo escenario se está repitiendo
con la eutanasia ya legalizada en algunos países de Europa que que nos quieren
imponer en Francia.¡Son miles de enfermos, de personas de edad avanzada
eliminados en nombre de la dignidad de la persona humana!
No resisto a comunicarles el contenido de una orden que Adolfo Hitler (¿nuevo guiño del P. Bouchacourt al
"pueblo que no cometió deicidio"?) dio el 1o de
septiembre de 1939: “El Reichsleiter Buler y el doctor Brandt
quedan encargados de
aumentar, bajo su responsabilidad, las competencias de los médicos
que convendrá designar nominalmente, con el fin de que pueda ser acordada una
muerte caritativa a los enfermos juzgados humanamente incurables, después
de un examen muy exhaustivo de su estado de salud”. Nuestros
dirigentes y nuestros diputados favorables a la eutanasia hubieran podido
firmar este decreto pues es la misma lógica que los anima.Como todos los enemigos de Cristo pudieron
firmar su respuesta, Padre, al diario Clarín.
Durante un exorcismo, el sacerdote que lo practicaba escuchó al demonio gritarle: “¡Yo los tengo, mis sacrificios
humanos con estos abortos, estas eutanasias y estos atentados que suceden en el
mundo entero!” ¡Sí! Porque Dios es echado fuera de la
sociedad, el mundo regresa a la barbarie. ¿Y por qué Dios es echado de la sociedad?
Porque antes la Verdad no ha sido conservada debidamente en la Iglesia, como
cuando usted dijo en el diario más leído de Argentina: "el pueblo judío no
cometió deicidio".
Los que cometen estos abortos, estas eutanasias, o los proveen de su
autoridad votando en favor de estas leyes inicuas, tienen más sangre en sus
manos que los monstruos sanguinarios que han cometido los atentados del pasado
mes de enero. ¿Nada que decir respecto de las blasfemas
"víctimas", respecto de los dibujantes de Charie Ebdo? Ellos son verdugos
en corbata y bata blanca. Como los clérigos que niegan la doctrina
católica son verdugos de alza cuello y sotana negra. El abismo de
impiedad llama al de la barbarie. Como la cobarde negación de la Verdad
llama a la apostasía.
No lo olvidemos, cuando el hombre se aleja de Dios, es capaz de lo
peor. Recuerden los horrores de la Revolución francesa, cuando sus ideólogos
reemplazaron a Dios por la diosa razón. Entonces tuvo lugar el primer
genocidio, el de los Vendeanos, sobrepasada en número por el de la revolución
comunista en la URSS, con sus 80 millones de víctimas. El genocidio -pues eso
es- de los niños asesinados antes de su nacimiento y el de los enfermos y
personas de edad avanzada es la consecuencia dramática y lógica de una sociedad
que quiere romper con su Creador. ¿Nada que decir del genocidio espiritual
causado por el Vaticano II y el clero liberal y modernista?
La sociedad no reencontrará la
paz, la justicia social a la cual aspira, mientras que ella no regrese a
Jesucristo su Salvador. Tal restauración no podrá hacerse sin que esta sea iniciada y
acompañada por el Papa y las autoridades de la Iglesia. “Restaurar todo en Cristo”decía San
Pio X, he aquí el remedio de los
males que vivimos. Pidamos para que las autoridades de la Iglesia tengan el
valor de lanzar esta cruzada. Sin ésta,
el descenso al infierno de nuestro mundo continuará acelerándose. In cauda venenum (el veneno está en la cola). Atentos: según el P. Bouchacourt, la restauración del mundo es
imposible si ella no es iniciada y acompañada por el Papa y la Jerarquía.
Entonces, surge la consecuencia obvia: a fin
de no quedar al margen de ese futuro proceso de restauración, ¡HAY QUE
UNIRSE AL PAPA Y A LAS AUTORIDADES DE LA IGLESIA!
Con la ayuda de Dios, todo es posible, sin él, es de temer lo peor.
¡Dios los bendiga! Dios lo
perdone.
Padre Christian Bouchacourt †, Superior de
Distrito de Francia.