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martes, 17 de marzo de 2015

UN OBISPO EN ACCION, UN GRAN Y ESPERADO ACONTECIMIENTO




Por un monje del Monasterio de la Santa Cruz


En el Monasterio benedictino de Nova Friburgo, ¡un acontecimiento que puede tomar a mucha gente por sorpresa!

Tal evento puede alegrar a algunos, asustar a otros, sorprender a muchos, dar esperanza a los demás, en particular, da mucha esperanza para muchos fieles de la Tradición de Brasil y del mundo. Pero en última instancia,  ¿que es este evento, que pueda causar un impacto tan grande? Es importante, muy importante. ¡Tendremos una consagración episcopal!

Sí, mis queridos hermanos, la Providencia nos ha guiado a esto. Tenemos la gracia, el honor, el privilegio de realizar en nuestro monasterio una consagración.

Ese día, esa gran y bellísima ceremonia, quedará marcada para siempre en la memoria y en la historia de cada uno de nosotros como marca indeleble de fe y caridad.

Pero muchos podrían criticarnos, podrían objetar diciendo -¡Qué escándalo!, ¿para qué todo esto? ¿Cuál es la necesidad? ¿Cuál es el motivo? “¿Qué  necesidad tenemos de más testimonios... Qué le parece?"

A estas críticas y objeciones respondemos lo siguiente: Primero, que lo hacemos para mayor honra y gloria de Dios; segundo, para el bien de las almas; tercero, para seguridad y asistencia de la Resistencia.

Sí, mis queridos amigos, nuestro combate por la Tradición, nuestro combate por la defensa de la fe católica, nuestro combate por la doctrina de siempre, por los sacramentos de siempre, por la incorruptibilidad de la obra de Mons. Lefebvre que se lleva a cabo por la Unión Sacerdotal de sus hijos más fieles. Y estos continúan, a pesar de las debilidades y deficiencias, con la gracia de Dios y ayuda de la Virgen, la gran tarea de luchar por Cristo Rey, por el bloque firme y perenne de la Resistencia.

Desde otro ángulo, nuestro combate ha sido y continuará siendo, siempre, contra todo y cualquier error pernicioso que amenace los derechos de Dios y de la Iglesia, nuestro combate se sustenta contra todo y cualquier liberalismo que por su diversidad de matices, se abre paso y se ramifica por todas partes, tratando de penetrar incluso nuestros medios más católicos. Tal penetración pone en riesgo nuestra fe, pone en peligro la preciosa virtud de la fe. Ahora bien, ¿no es esto lo que sucede a quien entra en contacto, directo o indirecto con los liberales y modernistas? Terminan de una u otra manera, temprano o tarde, rápido o lentamente, dejándose infectar por un espíritu no católico, por un espíritu subversivo. Ejemplo de esto fue el desastre del CVII y sus pésimos frutos -ecumenismo: reunión de Asís, libertad religiosa, proliferación de sectas, colegialidad: disminución de la autoridad jerárquica, etc.

Y es evidente que nosotros non possumus, no podemos acercarnos a la Roma actual sin antes ver su conversión, sin antes verla profesar clara y públicamente la integridad de la fe católica. No seamos ingenuos, por más que sus agresivos ataques no sean tan patentes, ellos son expertos, ellos saben esperar, esperar el momento oportuno para atacar, para exigir. Ellos saben esperar, como un viejo zorro en el bosque -experimentados y hábiles en sus negocios- que espera escondido entre los arbustos a que pase su víctima para tomarla entre sus garras, entre sus dientes. 

Mientras que la Roma protestante, adúltera, conciliar, persista en sus errores, en su conducta, tenemos que tomar distancia. Distancia de su liberalismo, de su progresismo, de su farsa aparente de catolicismo. Es un distanciamiento necesario.

¿Y qué notamos en la Fraternidad en los últimos tiempos?

La mala conducta que la Neo-Fraternidad está llevando a cabo al acercarse a Roma, creando vínculos que despiertan y estimulan una reconciliación, una regularización. Pero sin el retorno de Roma a la Fe, esto es imposible e impensable, es ir contra los principios que guiaron la fundación de la Fraternidad. Sería avanzar en lo que es inaceptable. Y por lo tanto, nunca conseguirán ¡instaurare omnia in Christo!


Quiéranlo o no, el hecho es que la Fraternidad ya está dando pasos agigantados descendiendo el camino de la apertura al mundo, al liberalismo, con visiones muy humanas de las cuestiones teológicas, de los problemas doctrinales, y extendiendo lentamente su brazo con la pluma en mano para firmar los papeles de un futuro acuerdo. ¿Pero tarde o temprano es probable que salga un acuerdo? Solo Dios lo sabe. Especulamos que sea probable, que es previsible, que no es imposible, y ¿qué hacer? Hacer el bien, evitar el mal. Esperar para ver lo que sucede. El tiempo y la oración nos lo dirán, pero sobre todo rezar mucho, como dice sabiamente un obispo -quince misterios todos los días para que no suceda lo peor y el mal no triunfe. 

Atención: La Fraternidad ya está dispersando al pequeño rebaño que defiende y combate los errores modernos, desviando los ejércitos de la Tradición por caminos tortuosos. Las pocas ovejas fieles ya están en medio de los lobos voraces. Todo cuidado es poco.

¿Y qué hará la Resistencia respecto a todo esto que está sucediendo? Actuar, reaccionar, entrar en acción con la ¡operación consagración! Es una audacia, un riesgo, pero preciso, necesario.

Escuchamos las voces que se elevan: Escuchamos a los agitadores gritar, argumentar -¡Que imprudencia, que espíritu cismático, actuar sin razón, sin ver las consecuencias de sus actos, qué falta de juicio, de discernimiento! ¡Ciertamente no! Creemos que no hay mejor manera de juzgar esto que siendo un acto de obligación, delante de Dios y de nuestros buenos compañeros- Padres, religiosos, fieles.

Estamos confiados, y la confianza, según Santo Tomás es una esperanza fortalecida con la sólida convicción de que nuestra confianza se encuentra en Dios y en Nuestra Señora. No en nuestras pocas fuerzas, pues las cosas humanas son débiles, pero no el auxilio y aprobación de nuestro Padre y nuestra Madre celestiales.

Pues bien, hoy más que nunca lo que necesitamos son obispos verdaderamente católicos, obispos fieles a la herencia dejada por Mons. Lefebvre, la herencia dejada por Mons. Antonio, para salvar los valiosos tesoros de la ortodoxia católica, de la integridad doctrinal, que no es otra cosa que fidelidad a la Tradición. Ellos (los obispos) nos confirman en la fe, asegurando la doctrina, transmitiendo lo que recibieron.

Y en cuanto a nuestra posición respecto a la aproximación con la Roma conciliar -tenemos, y continuaremos teniendo, una posición de distancia, un alejamiento necesario pero atento, constante pero advertido, de la Roma ocupada, de la Roma progresista que corrompió la eterna noción de la verdad, que adulteró la fe, los sacramentos, la liturgia, la teología casi en su totalidad. Si ella no vuelve a la Fe católica una en toda su extensión y amplitud, no podemos entendernos, no podemos unirnos, no podemos colocarnos debajo de una autoridad que ha perdido la fe de siempre, que perdió la verdad inmutable.

Ellos no son dignos de confianza, por más bien intencionados que sean, no son dignos de crédito.

La corriente progresista es peligrosa, y por todos lados ellos intentan acabar con el reinado de Cristo Rey, dejar que las almas se pierdan, descristianizar al mundo. Esto es lo que ellos quieren, finalmente ¿No son ellos los peores enemigos de la Iglesia?

Tenemos que oponernos a ello y luchar en la dirección contraria. Trabajar por Cristo Rey, por su realeza, por la salvación de las almas y la cristianización de la sociedad. Estos son nuestros objetivos. ¡Y Mons. Lefebvre y Mons. Antonio no pensaban de manera diferente! Para ellos este era el rumbo, la meta, el camino a seguir, con la ayuda de la Providencia y de la Inmaculada.

Nuestra línea ya está trazada, nuestra posición ya está firmada, firmada sobre la roca, nuestra posición es la de Mons. Lefebvre, es la de San Pío X, la de Mons. Williamson, es la de Nuestro Señor Jesucristo, y no desistiremos.

¡Resistimos! ¡Resistentes! ¡Resistencia! No entregaremos las armas. ¿Y cuál es nuestra mayor arma? La armadura de la fe. Que San José nos ayude por intercesión de la Virgen María.

Consagración Episcopal – Mosteiro da Santa Cruz,
Nova Friburgo/RJ – Brasil
Horario: 09h00min de la mañana
Elegido: Rev. P. Jean Michel Faure 
De manos de S.E.R. Dom Richard Williamson
Fecha: 19 de Marzo de 2015 – Fiesta del Glorioso Patriarca San José, Esposo de la Virgen Maria e Protector de la Iglesia Universal

Salve Maria Santísima,
guardiana de la Fe

Viva CRISTO REY