EL REGALO DE SAN JOSÉ
Nosotros jamás hemos dudado de la generosidad de nuestro buen San José,
pero en este 19 de marzo de 2015, estamos especialmente colmados: el regalo de San
José es… ¡Un Obispo! En algunas horas, el Padre Jean-Michael Faure se habrá
convertido en Monseñor Faure, consagrado por Monseñor Williamson. Esta misa es
celebrada por la intención del feliz elegido. La ceremonia de consagración
comenzará a las 9:00 horas de Brasil, que son las 13:00 de nuestro horario. Yo
debería estar allí en este momento, pero debí renunciar a este viaje. El Padre
Emmanuel-Marie representa a la comunidad de los dominicos, el Padre Pivert a la
Unión Sacerdotal Marcel Lefebvre.
Esta consagración estaba prevista desde hace mucho tiempo, pero
permaneció en secreto casi hasta el último momento para evitar el
desencadenamiento de los medios de comunicación y de otros enemigos de la
Iglesia y de Mons. Williamson, que hubieran podido tratar de evitar esta
ceremonia.
La consagración se llevará a cabo en el monasterio benedictino de la
Santa Cruz en Brasil. Su Superior, el Padre Tomás de Aquino, es un veterano en
la lucha contra el acuerdo: él tuvo que separarse sucesivamente de Barroux en
1988, de Campos en 2002 y de la Fraternidad en 2012. Es una gracia para él y su
comunidad que esta ceremonia se haya llevado a cabo en la Santa Cruz. Después
de Misa les entregaré su texto “¿Por qué una Consagración en 2015?”.
También les entregaré un documento del Padre Faure, que data de
septiembre de 2013, pero que conserva todo su interés: “El Capitán del Titanic
nos va a hundir”. Pequeño paréntesis: El naufragio del Titanic se produjo en la
noche del 14 al 15 de abril de 1912. El barco chocó contra un iceberg la noche
del 14 de abril a las 23:45 hrs, y se hundió hacia las 2 de la mañana del 15 de
abril. En 2012, cien años día a día después del naufragio, tuvo lugar la
respuesta de Mons. Fellay a los tres obispos, el 14 de abril, y la desastrosa
Declaración Doctrinal el 15 de abril…
Algunas palabras sobre el Padre Faure: Tiene 73 años (cumplirá 74 en
agosto). Es un pie-negro, que conoció la tragedia de los años 60-62. El buen
Dios lo preparaba así para el combate de la hora presente: el Padre Faure sabe
por experiencia (¡dolorosa experiencia!) que los jefes pueden traicionar…
Entró en el año ´72 a Econe, fue ordenado en el año ´77. E
inmediatamente Mons. Lefebvre le confió la fundación del Distrito de América Latina.
Enseguida fue director del seminario de América Latina (La Reja) y Superior del
Distrito de México.
Era muy cercano a Mons. Lefebvre, quien le tenía gran confianza. En el ´86,
Monseñor quería consagrarlo, él pensaba entonces en tres obispos: El Padre
Tissier, el Padre Williamson y el Padre Faure. Pero el Padre Faure, por
humildad, prefirió no aceptar este cargo y propuso al Padre De Galarreta… En
cuanto al cuarto obispo, fueron los suizos quienes presionaron a Monseñor
Lefebvre para tener un obispo suizo. Tal vez Monseñor no tuvo elección y eligió
al Padre Fellay. (Cuando se haga el proceso de canonización de Mons. Lefebvre,
el abogado del diablo tendrá por lo menos una cosa que decir: que Monseñor
cedió a las presiones de los suizos, con las consecuencias que todos conocemos
hoy…)
La elección del Padre Faure por Mons. Williamson, muestra que
evidentemente esta consagración del 19 de marzo de 2015 se inscribe en la
continuidad de las consagraciones del 30 de junio de 1988: es una nueva fase de
la “Operación Supervivencia”, según las palabras de Mons. Lefebvre en su sermón
del 30 de junio, que corresponde a una fase de la crisis en la Iglesia, a
saber, la crisis en la Tradición (la crisis en la crisis). El último bastión de
fidelidad fue traicionado por sus jefes, que lograron llevarse a la gran
mayoría de los sacerdotes y fieles en su deriva liberal, de modo que la
Fraternidad está agonizando.
Agrego que conozco personalmente al Padre Faure desde hace
aproximadamente un año: él es a la vez muy firme y muy bueno (dos cualidades
muy importantes). Él está muy apegado a Mons. Lefebvre, a su ejemplo, a su
enseñanza, a su espíritu. Puedo decir que es una alegría y un motivo de orgullo
para la USML, que uno de sus miembros haya sido elegido por Mons. Williamson.
Alegría todavía mayor para los sacerdotes y los fieles franceses que el Padre
Faure se instalará en Francia, cerca de Avrillé, para comenzar un seminario. El
blasón del nuevo obispo lleva una flor de lis en honor de la Francia católica y
los dos Corazones en recuerdo de la Vendée mártir.
Es una gracia que la consagración tenga lugar en la fiesta de San José:
San José es un bello modelo para nuestro nuevo obispo. En el oficio de hoy, hay
un texto muy corto (el “capitule”), donde San José es alabado como un “hombre
fiel” y como “guardián”. A estos dos títulos, hay que agregar su título más
glorioso, que lo define: él es “esposo de la Virgen María”. Hombre fiel,
guardián, esposo de la Virgen María:
1) Hombre fiel: San José es un modelo de fidelidad (en las letanías, lo
llamamos “José Fidelísimo”). Fue fiel a la misión recibida de Dios: ser el Jefe
de la Sagrada Familia, fiel al depósito que Dios le confió: sus dos tesoros más
grandes, es decir, su Hijo y su Madre, Nuestro Señor y la Virgen. Él permaneció
fiel en las circunstancias más difíciles, en la persecución.
El Obispo debe ser también fiel: fidelis inveneatur, es la divisa de
Mons. Williamson (“que él sea encontrado fiel”). Nosotros debemos pedir a “José
fidelísimo” la gracia de una gran fidelidad a nuestro nuevo obispo: que él
permanezca siempre fiel, sean cuales fueren las pruebas y dificultades en la
situación trágica en que hoy se encuentra la santa Iglesia.
2) Guardián: San José fue elegido por Dios para ser el “guardián de su
Señor”, según la expresión del capitule
que cité (Jesús era a la vez Señor e Hijo adoptivo de San José). Para ser
igualmente el “guardián de la Virgen Pura”, como dicen las letanías. Y también
es el “protector de la Santa Iglesia”, el guardián de la Iglesia. ¡Él debe
alegrarse en este día donde habrá, en algunos instantes, un nuevo obispo
católico para la Santa Iglesia!
El Obispo debe ser también un guardián: episcopus, es aquél que “vela
sobre”, que vela sobre su rebaño, que protege y guarda su rebaño, a saber, una
porción de la Santa Iglesia. San José es el guardián de toda la Iglesia, el
Obispo es guardián de una porción de la Iglesia. Él debe guardar no solamente
su rebaño, sino también todo lo que es necesario para la vida de su rebaño:
sobre todo la doctrina y los sacramentos. Pero primero la doctrina, el depósito
de la fe: fue a un joven obispo, Timoteo, que San Pablo recomendó “conservar el
depósito” (depositum custodi) y “llevar el buen combate de la fe”. Si el Padre
Faure se convierte en Monseñor Faure hoy, es antes que nada para conservar sin
falla, en esta hora de tanto desfallecimiento, el depósito de la verdad
sagrada, para llevar el buen combate de la fe, en la estela de San Pío X, Mons.
Lefebvre, Mons. de Castro Mayer… contra todos los errores modernos, en
particular contra este espíritu conciliar que destruye la Iglesia y este
espíritu “conciliante” que destruye la Tradición.
3) Esposo de la Virgen María: San José es por eso el gran modelo de la
devoción mariana. Después de Nuestro Señor, nadie conoció, amó, sirvió a la
Santísima Virgen como San José.
Nuestro nuevo obispo quiso poner su episcopado bajo la protección
especial de la Virgen Inmaculada, escogiendo como divisa episcopal la de Mons.
de Castro Mayer: Ipsa conteret.
Ipsa conteret caput tuum: Ella aplastará tu cabeza. Esta es, en el
Génesis, la respuesta de Dios a Satanás después del pecado original. Satanás se
creyó vencedor después de hacer caer a nuestros primeros padres, pero Dios le
anunció su derrota, y que esta derrota le sería infligida por una criatura, una
mujer: la nueva Eva, la Inmaculada Concepción. “Ella aplastará tu cabeza”.
Esta es una divisa de combatiente: nuestro nuevo obispo, que deberá
guiarnos y llevarnos al combate, se pone él mismo bajo las órdenes de Aquella a
quien San Luis María llama “la generala de los ejércitos de Dios”, de la Virgen
victoriosa de todas las herejías, alérgica al error y a los compromisos.
Agradezcamos a San José el darnos un nuevo Obispo en este día de su
fiesta. Pidámosle protegerlo, fortificarlo, para que siempre sea fiel, para que
sea un buen “guardián” y para que esté completamente entregado a Nuestra
Señora: ¡Ipsa conteret!