Tobogán.
Deslizadero artificial en declive por el que las personas, sentadas o tendidas,
se dejan resbalar por diversión.(Diccionario RAE).
Continuando
con el ejemplo de su predecesor, el nuevo Superior del Distrito América el Sur
de la Neo-FSSPX, P. Mario Trejo perpetra
su primer editorial de la
revista Iesus Christus, mostrando muy
claramente que continúa y se profundiza el lenguaje abúlico, flojo, tibio,
anestesiante, “políticamente correcto”, ya acostumbrado en la congregación de
Mons. Fellay.
Conmemorando a San Pío X, el P.
Trejo traza un paralelo entre las situaciones de hace cien años y estos
tiempos. Desde luego vuelca la acostumbrada crítica –a manera de leitmotiv- al Concilio Vaticano II (“El
Concilio que promovió el culto al Hombre”) sin la correspondiente denuncia
de los actuales destructores de la Iglesia, continuadores de aquellos. Siempre
es más fácil y menos peligroso criticar a los que ya han pasado de este mundo
que a quienes teniendo en estos momentos graves responsabilidades en esta
destrucción, podrían ser capaces de hacer uso de su autoridad o su fuerza para
sancionar o perseguir a sus opositores. Esto el P. Trejo lo tiene muy claro y
por eso, aunque en un momento del editorial afirma que “Ciertamente, el que cree y ama a Jesucristo, lucha fieramente contra lo
que atenta contra su doctrina y santidad”, sin embargo la única vez que
menciona a Francisco es para decir lo siguiente: “Nosotros, ¿sufrimos la amenaza de una gran guerra? Recientemente el
Papa Francisco advertía sobre una presente tercera guerra mundial por la
cantidad de conflictos locales y la amenaza de nuevas guerras. Quizás. El
tiempo lo dirá.” ¿Dónde está la “lucha fiera” del P. Trejo y la Neo-FSSPX?
El P. Trejo en un momento de esparcimiento.
Veamos
este muy interesante párrafo del editorial, remarcado por nosotros:
“Ésta será, lo verificamos con el paso de los años, una nueva modalidad
en la Iglesia: los que enseñan, tienen autoridad pero ya no invocan la
infalibilidad. Son los órganos auténticos de magisterio —Papa, obispos,
concilio—, sí, pero con un nuevo lenguaje y nuevo discurso pues ya no versa
sobre la verdad de la divinidad sino principalmente sobre los problemas de la
humanidad y de su divinización… Hay un riesgo inmenso de desvincular
así la autoridad de la verdad de Dios, pues poder sin sumisión a la verdad
fácilmente degenera en maquiavelismo o en autoritarismo”.
Así que el problema –“el riesgo”- no
está en rechazar la verdad de Dios porque es un rechazo de Él sino porque así
se cae en el "autoritarismo". Lo cual viene a centrar el problema en
relación al hombre y no en relación a Dios.
Anteriormente Trejo utiliza la
expresión "lobby gay" en vez de decir lobby homosexual o sodomita, mostrándose
en esto muy políticamente correcto, parece que ni esa situación asqueante que
con suavidad describe es capaz de hacerle hervir la sangre al punto de
condenarla enfática y vigorosamente. La actual política del branding institucional no admite
adjetivaciones viriles ni actitudes claramente confrontativas. Nada que pueda
desdibujar la perenne sonrisa del clérigo liberal.
En definitiva, se trata de un
editorial de branding en consonancia
con el cincuentismo que ha ganado espacio hasta convertir a la obra de Mons.
Lefebvre en una congregación de línea media que, puesto que no se propone
resistir (“no somos resistentes” afirmó hace poco su antecesor el P.
Bouchacourt) a los enemigos de la Iglesia como lo hiciera el recordado San Pío
X, tampoco será capaz no ya de restaurar algo como se dice, pero ni siquiera de
conservar lo que le han legado. Porque como dijo San Pío X: “No resistir al
error es aprobarlo, no defender la verdad, es sofocarla”. Y quien en esto cae
marcha por un camino de tinieblas, hacia una pendiente que difícilmente se
podrá evitar.
El
P. Trejo en su caída.