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domingo, 30 de noviembre de 2014

¿ESTÁ VACANTE LA SEDE? - POR EL R.P. DOMINIQUE BOULET.- PARTE 11



Traducción de Alejandro Villarreal.


8. Una actitud católica para nuestros tiempos:
8.1. Reconocimiento:

Como católicos, estamos obligados a creer todo lo que la Iglesia Única, Santa, Católica y Apostólica cree y enseña, y deseamos vivir y morir dentro de esta Fe, ya que fuera de la Iglesia no hay salvación. También profesamos una perfecta comunión con Pedro, y con su legítimo sucesor, y por nada del mundo nos disociaremos nosotros mismos de Pedro, la Roca sobre la cual Jesucristo fundó la Iglesia. Creemos firmemente en la infalibilidad papal, como fue definida en el primer Concilio Vaticano. Reconocemos que el poder del papa no es absoluto, sino limitado por la Sagrada Escritura y la Tradición. La obediencia incondicional e ilimitada sólo la debemos a Dios.

8.2. Resistencia:

Nos resistimos a las autoridades eclesiásticas cuando éstas se alejan de la Tradición. Seamos claros: no nos referimos a un juicio privado de “seleccionar y escoger” lo que deseamos seguir en las enseñanzas del Papa Juan Pablo II, sino por virtud de un criterio objetivo, el cual es la Tradición. Así, tenemos el derecho de rechazar los documentos oficiales que se distancian de estos dos mil años de Tradición. Permítanme citar a algunos teólogos aprobados. Santo Tomás de Aquino enseña que, en situaciones extremas, es lícito oponerse públicamente a las decisiones papales, como San Pablo resistió a San Pedro (Gálatas II, 14).

Debe observarse, sin embargo, si la fe está en peligro, que un individuo puede reprochar públicamente a un prelado. Ya que Pablo, quien estaba sujeto a Pedro, le reprochó públicamente por el inminente peligro de escándalo respecto a la fe, y, como dice la glosa de Agustín sobre Gálatas II, 11, ‘Pedro dio un ejemplo a los superiores, si en algún momento ellos se alejan del camino correcto, ellos no deben despreciar la reprobación de sus súbditos’.” (Summa Theologica II, II, Q. 33, artículo 4, ad2).

San Roberto Belarmino dice:
Es lícito resistir al Soberano Pontífice si está procurando la destrucción de la Iglesia. Digo que es lícito resistirle al no seguir sus órdenes y previniendo la ejecución de su voluntad.” (De Romano Pontifice, Lib. II, c. 29).

El Papa León XIII dijo:
Pero cuando el poder que sustenta el mando, o cuando la legislación está dispuesta contra la razón, o la ley eterna, o contra alguna ordenanza de Dios, la obediencia es ilegal, no olvidemos que en este caso, obedecer al hombre es desobedecer a Dios.” (Encíclica Libertas, #13).

El Abad Guéranguer:
Cuando el pastor se convierte en lobo lo primero que el rebaño debe hacer es defenderse por sí mismo. Es indudable que la doctrina normalmente desciende de los obispos al pueblo fiel, y los súbditos, en el orden de la fe, no están para juzgar a sus líderes. Pero en el tesoro de la revelación existen puntos esenciales respecto a cada cristiano, por virtud de este preciso título de cristiano, se tiene la necesaria obligación de custodiar el conocimiento. El principio no cambia, ya sea respecto a la fe o las costumbres, moral o dogma. Traiciones como la de Nestorio son raras en la Iglesia, pero podría suceder que los pastores permanecieran en silencio, por una razón u otra, en circunstancias donde la religión está en riesgo. Los verdaderos fieles son aquellos quienes, en circunstancias cuando la religión está en riesgo, sacan de su propio bautismo la inspiración de la línea de conducta, no son esas personas pusilánimes quienes, bajo el engañoso pretexto de sumisión hacia los poderes establecidos, esperan un plan que no es necesario y que no les será dado para repeler al enemigo y oponerse a sus designios.” [40]

El Arzobispo Marcel Lefebvre:
Ninguna autoridad, incluso de la más alta jerarquía, nos puede obligar a abandonar o devaluar nuestra fe católica, esto es lo que ha sido claramente expresado y profesado por el Magisterio de la Iglesia durante diecinueve siglos. ‘Pero aunque nosotros, o un ángel del cielo, les prediquen otro evangelio del que les hemos predicado, sea anatema.’ (Gal. I, 8) ¿No es lo que el Santo Padre nos repite hoy? Y si cierta contradicción resulta aparente en sus palabras y acciones, así como los actos de varias Congregaciones Romanas, entonces debemos elegir lo que siempre ha sido enseñado, y tendremos oídos sordos a las innovaciones que están destruyendo a la Iglesia.” [41]

8.3. Oración por el Papa y por la Iglesia:

¿Podríamos decir que, debido a las enseñanzas heréticas del Papa Juan Pablo II, los católicos tradicionales no están obligados a orar por él? Primero que todo, diría que el negarse a orar por el papa no es un comportamiento católico. Cuando San Pedro fue encarcelado por el Rey Herodes, toda la Iglesia estuvo rezando por él:
pero la Iglesia oraba insistentemente a Dios por él”. (Hechos XII, 5)

Nos encontramos hoy en una situación diferente, aunque podemos decir que los papas del Vaticano II son como prisioneros de sus falsas ideas. Su liberalismo está evitando que ellos lleven a cabo plenamente su misión de confirmar a sus hermanos en la Fe:
y tú, una vez convertido, confirma a tus hermanos”. (Lucas XXII, 32)

Necesitamos rezar por el papa, para que tenga la fortaleza de llevar a cabo su misión como sucesor de San Pedro, como lo definió el I Concilio Vaticano:

“Porque el Espíritu Santo no sólo prometió que los sucesores de Pedro pudiesen, por su revelación, hacer saber alguna nueva doctrina, sino que con su asistencia, ellos la pudiesen guardar religiosa y fielmente, y exponer la revelación o el depósito de la fe trasmitido por los apóstoles.” [42]

También, si deseamos ganar indulgencias, necesitamos rezar por las intenciones del papa. Si nos negamos a rezar por las intenciones del papa, no seremos capaces de ganar indulgencias y tendremos que permanecer más tiempo en el fuego del Purgatorio por esta razón. Canon 934 §1:

Para ganar indulgencias puede prescribirse una oración general por la intención del Supremo Pontífice, la sola oración mental no es suficiente, debe realizarse una oración vocal y es aceptable que sea a opción del fiel, a menos que se le asigne alguna en particular.

[Nota de B&T: Fr. Nicholas Mary, C.SS.R., en su artículo de marzo de 2002 en la revista Catholic dice lo siguiente sobre las intenciones del Santo Padre, respondiendo a su vez a una objeción sedevacantista: Cuando rezamos por las intenciones de nuestro Santo Padre estamos rezando por algo objetivo, algo determinado por la Iglesia y establecido hace mucho tiempo: 1. La exaltación de la Iglesia; 2. la propagación de la Fe; 3. la extirpación de la herejía; 4. la conversión de los pecadores; 5. la concordia entre los príncipes o gobernantes cristianos y 6. El bienestar de la Cristiandad. Estas son las intenciones del Soberano Pontífice por las cuales rezamos y como condición necesaria para ganar indulgencias.”]

8.4. La actitud del Arzobispo Lefebvre:

Aquí también, debemos continuar con el espíritu de la Iglesia. Debemos rechazar el Liberalismo de cualquier fuente porque la Iglesia siempre lo ha condenado. Ella lo ha hecho debido a que es contrario, especialmente en el aspecto social, al Reinado de Nuestro Señor. Y en cuanto a la cuestión de la invalidez del Novus Ordo, aquellos quienes afirman que ya no hay Papa, están simplificando de más el problema. La realidad es más compleja, si uno comienza a estudiar la cuestión de si el Papa podría ser hereje, uno rápidamente descubre que el problema no es tan simple como se había pensado. El muy objetivo estudio de Xavier de Silveira sobre este tema demuestra que un buen número de teólogos enseñan que el Papa puede ser hereje como doctor privado o teólogo, pero no como maestro de la Iglesia Universal. Uno debe examinar en qué medida el Papa Pablo VI deseó comprometer su infalibilidad en las diversas causas donde él firmó textos cercanos a la herejía si no es que son formalmente heréticos.” [43]