Número
CCCLXXX (380)
25
de octubre de 2014
Historia Interna – II
Mons. Williamson
Cuando
la idea de una Cruzada de Rosarios para la Consagración de Rusia fue
primeramente expuesta a Monseñor Fellay en Junio del 2006, él aún no sabía que
la idea era de hecho una directiva de Nuestra Señora – la mensajera había
tenido timidez en decirle. Así que él no fue en contra de la voluntad del Cielo
con conocimiento de causa cuando retornando a Suiza luego de su encuentro con
la mensajera, él decidió atender a la idea de una Cruzada pero para aplicarla
primariamente a la liberación de la Misa Tridentina, dejando la Consagración de
Rusia entre las intenciones secundarias. Así que, como Nuestra Señora le dijo a
Su mensajera, si bien Ella bendeciría la primer Cruzada como un signo que los
mensajes provenían realmente de Ella, no lo sería para confirmar que la
liberación de la Misa era lo que realmente Ella quería. La verdadera respuesta
a la crisis de la Iglesia y del mundo yacía en la Consagración de Rusia, como
pronto le quedaría bien claro al Monseñor.
Así,
dado el respaldo de Nuestra Señora, la primer Cruzada fue un éxito inesperado
tanto en el número de rosarios rezados por los fieles como en el cumplimiento
por parte del Papa Benedicto XVI del deseo largamente esperado por Monseñor
Fellay mediante la declaración en su Motu Proprio de Julio de
2007 que la Misa Tridentina nunca había sido abrogada.
Sin
embargo, ya en Agosto del 2006, Nuestra Señora había dirigido a Su mensajera
para que enviara a Monseñor Fellay una carta en la cual él esta vez era
totalmente informado de todos los detalles de la súplica original de Ella,
incluyendo que venía del Cielo. A esta carta el Monseñor había respondido
positivamente diciendo que él usaría el impulso brindado por la primer Cruzada
para lanzar la segunda, y que lo mejor era si él mismo tomaba cartas en el
asunto. Pero, un año más tarde, enseguida después del Motu Proprio y
hasta el final del 2007, Nuestra Señora dirigió a la mensajera para escribirle
a él una y otra vez para recordarle a él el deseo de Ella de que una segunda
Cruzada fuera apropiadamente dedicada a la Consagración de Rusia.
Todavía
Monseñor Fellay dudaba en comprometerse a sí mismo, así que al comienzo del
2008 Nuestra Señora retornó aún más insistentemente con la misma súplica de que
la Cruzada fuera dedicada a la Consagración. El problema era que Monseñor
Fellay había estado por largo tiempo trabajando en su propio plan para resolver
la crisis de la Iglesia mediante una reconciliación entre la Fraternidad San
Pío X y Roma, y la súplica de Nuestra Señora no encajaba en ese plan. Por lo
tanto, cuanto más progreso él parecía estar haciendo con los romanos hacia la
reconciliación, más difícil devenía para él mantener su promesa de hacer lo que
Ella pedía porque él sabía que lo que Ella pedía enojaría a los romanos. En
efecto . . .
Fue
alrededor de este tiempo que la mensajera, no teniendo conocimiento del porqué
el Monseñor estaba continuando a atascar la súplica de Nuestra Señora, le
preguntó a Ella si la razón era que el Monseñor no estaba seguro que la súplica
viniera en efecto de Nuestra Señora. “No”, fue la simple respuesta, mientras
Nuestra Señora bajaba su cabeza y la movía suavemente de un lado al otro, “ese
no es el porqué”. Nuestra Señora no dijo cuál era la razón real, Ella solamente
dijo que no era porque el Monseñor no creyera que era Ella misma la que estaba
haciendo la súplica.
Nos
aproximamos al clímax del drama. Y drama fue. A principios del 2008 el mensaje
de la Santísima Virgen María concerniente a la Consagración de Rusia estaba
deviniendo urgente, dado que Ella sabía que el Monseñor estaba seriamente
pensando en hacer uso de la segunda Cruzada para sus propios propósitos. Esta
vez el quería usarla para conseguir la segunda de las pre-condiciones para las
discusiones con Roma – el levantamiento de las así llamadas excomuniones de los
cuatro obispos de la FSPX en 1988.
Kyrie
eleison.