Número CCCLXIII (363)
28 de junio de 2014
CARDENAL PIE I
Mons. Williamson
El
Cardenal Pie (1815–1880) fue un gran hombre de Iglesia de la Francia del siglo
19no, uno de los grandes defensores de la Fe contra ese liberalismo
que estaba devorando al mundo desde la Revolución Francesa (1789) en adelante.
El Papa San Pío X mantenía sus obras en la cabecera de su cama y los leía
constantemente. Sin duda, el profundo asimiento que el Cardenal tenía de las
ideas claves que conducen el mundo moderno, jugó un papel primordial en
permitir que San Pío X obtuviera una remisión temporaria de 50 años, digamos
desde 1907 hasta 1958, para la desahuciada Iglesia Católica.
¿Desahuciada?
¡Pero la Iglesia Católica no puede ser desahuciada! Cierto, por la protección
de Dios durará hasta el fin del mundo (Mt. XXVIII, 20), pero al mismo tiempo
sabemos por la palabra de Dios que para ese entonces la Fe escasamente será
encontrada en la tierra (Lc.XVIII,8) y que se le habrá dado a las fuerzas del
mal el vencer a los Santos (Apoc.XIII,7). Estas son dos citas importantes para
tener presente en el 2014 porque todo alrededor nuestro hoy en día nos dice que
los seguidores de Cristo deben estar preparados para una aparente derrota tras
la otra, por ejemplo la caída de la Fraternidad San Pío X. Aquí está lo que el
Cardenal Pie escribió sobre esta cuestión, ¡hace cómo 150 años!
“Luchemos,
esperanzado contra toda esperanza, es lo que deseo decirles a todos los
Cristianos pusilánimes, esclavos de la popularidad, adoradores del éxito y
turbados por el menor avance del mal. Dado como ellos se sienten, por favor
Dios que se les exima de las agonías del juicio final del mundo. ¿Es ese juicio
cercano o está aún en la lontananza? Nadie lo sabe y no me aventuraré a
anticipar una adivinanza. Pero una cosa es cierta, a saber, que lo más cercano
que estemos al fin del mundo, lo más y más será que hombres malvados y
engañosos ganarán ventaja. La Fe apenas se encontrará en la tierra, lo cual
significa que habrá casi completamente desaparecido de las instituciones
terrenales. Los propios creyentes apenas se atreverán a profesar su creencia en
público o en la sociedad.
“La
división, separación y el divorcio de los Estados con respecto a Dios que para
San Pablo era una señal profetizando el final, avanzará día a día. La
Iglesia, aun permaneciendo siempre como una sociedad visible, estará más y más
reducida a las dimensiones del individuo y del hogar. Cuando Ella principió
dijo que Ella estaba encerrada y requirió siempre más espacio para respirar,
pero a medida que Ella se aproxima a su fin en la tierra, así Ella tendrá que
pelear una acción de retaguardia cada centímetro del camino, estando rodeada y
cercada por todos los lados. Cuanto más Ella se desplegó en épocas previas,
mayor será el esfuerzo que se haga ahora para cercenarla en tamaño. Finalmente,
la Iglesia sufrirá lo que parece una verdadera derrota y a la Bestia le será
dado el hacer la guerra a los Santos y vencerlos. La insolencia del mal estará
en su máximo”.
Estas
son palabras proféticas que día a día se vuelven más verídicas, para nada
agradables de admitir, pero ancladas en la Escritura. Un sabio Anglicano (el
Obispo Butler) dijo en el siglo 18vo, “Las cosas son lo que son. Sus
consecuencias serán lo que serán. ¿Por qué entonces buscaríamos engañarnos a
nosotros mismos?”. Noten especialmente cómo el Cardenal prevé la imposibilidad
de defender la Fe a una escala mayor que no sea simplemente la del hogar. No
todos concuerdan en que hemos ya llegado a ese punto en el 2014. Yo quisiera
desear que estén en lo correcto, pero todavía debo ser persuadido que con gente
desintegrada uno puede hacer una sociedad integrada. Contrasta con nosotros,
ciudadanos democráticos de hoy en día, el centurión romano en el Evangelio que
comprendió la cadena de mando y reconoció como del todo natural la autoridad de
Nuestro Señor (Mt.VIII,5–18) – ¡Cómo lo alabó Nuestro Señor!
Paciencia.
Vean la próxima semana cómo el Cardenal mismo reaccionó a lo que él preveía.
¡No creía por nada en la derrota!
Kyrie
eleison.