El mundialmente famoso Francisco
encabeza la promoción de un proyecto educativo global llamado Red Mundial de Escuelas para el Encuentro
o Scholas Ocurrentes, para inocular
en los infantes lo que sería la “cultura del encuentro”, esto es, una “diversidad
reconciliada” como gusta decir a Bergoglio, siguiendo cada niño “sus
convicciones” para lograr así la inclusión de los niños a la gran aldea global,
más allá de las religiones, razas o ideologías políticas.
Sus objetivos, según su página web, son:
Impulsar
la formación de una Red de alcance mundial con Escuelas de todos los niveles
educativos que compartan los siguientes ideales:
-La
necesidad de construir a través de la educación una sociedad inclusiva en la
que todos dispongan de lo necesario para desarrollar su proyecto de vida acorde
con su cultura y convicciones.
-Una
perspectiva trascendente abierta al encuentro con el otro de manera que el
mundo, sin dejar de ser diverso, esté cada vez más integrado.
-Concebir
la educación como camino para que cada uno ponga en juego lo mejor de sí.
-Promover
la participación de los alumnos en los asuntos relacionados con la política
entendiendo la misma como búsqueda del bien común.
-Valorar
la cooperación por encima de la competencia.
-La
búsqueda de estrategias para que los alumnos aprendan cada vez mejor asumiendo
las posibilidades que brinda la tecnología actual.
-La
promoción de la conciencia ambiental.
Para ello, “en diciembre pasado,
altos ejecutivos de Google, Oracle y Telefónica (entre ellos el CEO de esta última, José María Álvarez
Pallete) se dieron cita por primera vez en El Vaticano, convocados por
Francisco "para hablar acerca de cómo colaborarán en hacer realidad
técnicamente a nivel mundial las Scholas Occurrentes", el nombre en latín
de esta red de Escuelas para el Encuentro, que impulsa el Papa argentino a
través de la Pontificia Academia de Ciencias de la Santa Sede” (más información aquí).
Puede verse un video
institucional donde el supuesto Papa aparece encabezando un proyecto que no
menciona en absoluto a Cristo nuestro único Salvador, pues desde luego no se
trata de darles a los niños una educación cristiana. ¿Quién es Francisco para
exigir eso? Recordemos sus palabras en una entrevista en Brasil: “Si la
educación de un chico se la dan los católicos, los protestantes, los ortodoxos
o los judíos, a mí no me interesa. A mí me interesa que lo eduquen y que le
quiten el hambre. En eso tenemos que ponernos de acuerdo”. Y se han puesto de
acuerdo, sin duda. Pero no en salvar las almas de los niños haciendo de ellos buenos cristianos, sino en "incluirlos" como un rebaño abatido e indiferente en el Nuevo Orden Mundial anticristano.
Uno de los elementos simbólicos presentes
en este proyecto de las grandes multinacionales (iglesia conciliar, Google, Telefónica,
etc) es el olivo. Inevitable recordar las profecías de San Malaquías, que
algunos vieron desestimadas cuando la abdicación de Benedicto, a quien según
estas profecías le correspondía el lema “de la gloria del olivo”. Interesante
porque Francisco pareciera retomarla para la gloria de este gran proyecto, con
la mirada del “papa emérito” muy cerca suyo. ¿O es un pontificado que no
concluyó, sino que cambió simplemente de ejecutante principal? Es un detalle
interesante de esta gran movida globalista que mediante invocaciones a la paz y
muchas sonrisas, desestiman de darles a los niños el verdadero alimento de la caridad
que traerá la paz: a Cristo y la santa y verdadera doctrina de la Iglesia Católica,
la única verdaderamente inclusiva para todas las almas de buena voluntad.
“Una red mundial de amor”. ¿Y Dios, dónde queda Dios,
el Dios que nos ha dado a su único Hijo, a la verdadera religión, a la Santa
Iglesia Católica? No, eso sería intolerancia y discriminación, y Francisco
quiere una escuela “inclusiva”.
Educación en la Revolución. Este video es uno de
los inspiradores de este proyecto, incluido en su sitio web. Personajes infames como Dalai Lama y Nelson Mandela son invocados como garantes de este proyecto de educación global.