¿Hay que ir al Circo Romano?
El Padre Bouchacourt ha dado un encendido sermón en Bogotá, donde,
seguramente llevado por la enojosa crisis que tenía que sortear tras el
“Bogotazo” (éste fue el bueno), ha incurrido en una contradicción más, de las habituales
en las que suelen caer las autoridades (la clase dirigente) de la Neo-FSSPX,
además de tampoco ser del todo veraz. Indudablemente un tanto desencajado, su
sermón se centró en negar el deseo de Mons. Fellay de llegar a un acuerdo con
Roma…insistiendo en que hay que ir a Roma.
Con respecto a su falta de veracidad, encabezó su apología romana
diciendo: “¿Por qué Monseñor Lefebvre fue a Roma durante toda su vida?”. Eso es
una falsedad, pues es sabido que no fue así “durante toda su vida”. Y si la neo-Fraternidad
gusta mucho de citar a Monseñor en sus tratativas previas a la consagración de
obispos (por ejemplo, la conferencia titulada “¿Por qué voy a Roma?” del 16 de
enero de 1979), en cambio inisten en desconocer –y en ocultar a los fieles de
la neoFraternidad- sus últimas posiciones, absolutamente contrarias a este
acercamiento, al punto de afirmar lo siguiente:
«No tenemos la misma forma de concebir la reconciliación. El cardenal
Ratzinger la ve en el sentido de reducirnos, de conducirnos al Vaticano II.
Nosotros la vemos como un retorno de Roma a la Tradición. No nos entendemos. Es
un diálogo de sordos. ... Suponiendo que
de aquí a algún tiempo Roma haga un llamado, que quieran recibirnos, retomar
las tratativas, en ese momento, seré yo el que pondrá las condiciones.
«Ya no aceptaré colocarme en la situación en la que nos hemos
encontrado en estos coloquios. Se acabó. Preguntaré: « ¿Estáis de acuerdo con
las grandes encíclicas de todos los papas que os han precedido? ¿Estáis de acuerdo con la Quanta Cura de Pío
IX, Immortale Dei, Libertas de León XIII, Pascendi de Pío X, Quas Primas de Pío
XI, Humani generis de Pío XII? ¿Vos estáis en plena comunión con esos papas y
con sus afirmaciones? ¿Todavía aceptáis el juramento antimodernista? ¿Estáis
por el reino social de Nuestro Señor Jesucristo? Si vos no aceptáis la
doctrina de vuestros predecesores, es inútil hablar. Mientras no
aceptéis reformar el Concilio, considerando la doctrina de esos papas que os
han precedido, NO HAY DIÁLOGO POSIBLE. Es inútil». Así las posiciones serán
más claras”.
(Fideliter n° 66 – Septiembre octubre de 1988 – p.12-14).
Pero también el Padre Bouchacourt pone el ejemplo del Viernes Santo,
para intentar reafirmar la esperanza sobrenatural de los fieles, dando a
entender que si no se quiere dialogar con Roma es porque uno es un desesperado
fatalista. El problema es que primeramente dijo en su sermón que la solución a la crisis de la Iglesia
vendrá sólo por el Papa, y que por eso hay que ir a Roma para convencer al Papa,
los cardenales y obispos de que deben volver a la Tradición. Pero en lo dicho
sobre el Viernes Santo, queda claro lo contrario. Esto es: todos los apóstoles
huyeron y dejaron a Nuestro Señor en la Cruz, quedando junto a Él sólo cuatro
personas. Y luego de tres días de terrible tristeza en que todo parecía
perdido, Nuestro Señor resucitó. Si, como bien dice el P. Bouchacourt, hoy
estamos al pie de la Cruz, entonces tenemos que quedarnos ahí, y no ir tras de
Pedro que huye. Porque todo se solucionó entonces por obra de Nuestro Señor con
su resurrección, y no de Pedro que había huido. Es decir, que primero el P.
Bouchacourt dice que la solución vendrá por parte de Pedro, pero después afirma
que vendrá directamente de Dios. ¿En qué quedamos?
Nuestra respuesta es que hay que mantener la esperanza y para no
perderla no podemos ir tras de quienes ya no esperan la Segunda Venida de
Nuestro Señor (pues hacen todo lo posible por destruir su obra preparando el
camino al Impostor de la mano de la Sinagoga), sino que hay que rezar por esos
que han huido de la verdadera fe manteniéndonos en cambio y en tanto Dios lo
permita junto a la Cruz, compartiendo la Pasión de Nuestro Señor y haciendo
todo el bien posible a nuestro alrededor, sin los impedimentos y pérdidas de
tiempo que obstaculicen el salvar la mayor cantidad de almas posibles a través
de nuestro apostolado y nuestros sacrificios. Porque esta crisis es tan grande
como no la hubo jamás, y sólo cuando Dios lo disponga se resolverá. No mediante
diálogos y acuerdos insensatos e interminables con quienes a sabiendas o no se
han constituido en enemigos de la Iglesia Católica ocupando sus templos y
estructuras y diseminando por todo el mundo toda clase de herejías.
Si seguimos el ejemplo pregonado por el Padre Bouchacourt, terminaremos
todos huyendo y olvidando que estamos aquí para acompañar a Nuestro Señor cada
uno cargando su propia cruz, y no para volvernos payasos del mundo que sólo
piensa en falsear la Iglesia de Cristo para erigir sobre sus ruinas la iglesia
satánica del Anticristo.
Juan Augurio Stancovic