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jueves, 24 de octubre de 2013

POR QUÉ APOYAMOS A MONSEÑOR WILLIAMSON.-





Escuchemos por principio a sus detractores. Todos al unísono lo apedrean. He aquí algunos dichos, ¿sabría usted decir a quién pertenecen?:

-Es como el uranio. Es peligroso cuando lo tienes, pero no lo puedes dejar simplemente al lado del camino.

-Monseñor Williamson enturbia y mancilla la imagen de Monseñor Lefebvre.
-Es un vendido o un traidor, o las dos cosas.

-El problema de Williamson es con el reconocimiento de la verdad oficial, el problema del obispo es su deficiente habilidad para percibirla.

-Monseñor Williamson divide para reinar, o sea para que el mal continúe y todo se pudra hasta que se llegue a las últimas consecuencias.

-Gente como Williamson tienen una "compulsión patológica" para difundir falsas opiniones por lo tanto él es culpable.

-Monseñor Williamson no es confiable.

-Una nueva excomunión sería lo apropiado para él.

-Un demoledor desconcertante.

-Williamson no es un típico miembro de la FSSPX, no lo es.

-No veo lugar para él en la Iglesia Católica.

-Monseñor Williamson ha sido copartícipe de muchos de los acontecimientos perjudiciales que han ocurrido durante los últimos 12-13 años para preparar a la Fraternidad para el acuerdo.

-Es imposible e irresponsable.

-Williamson no es católico en sentido propio.

-Monseñor Williamson es tan liberal como Monseñor Fellay.

-El daño que ha causado a la Fraternidad y a la Iglesia con sus ideas políticas falsas es inmenso.

-Mantenerlo en la Fraternidad es algo que ya no se puede soportar.

-Es un infiltrado Rosacruz.

-Es un Nazi.

-¡Desobediente!

Y muchos etcéteras.

Muchas voces se unen al unísono para condenar al obispo. Nosotros queremos ofrecerle a nuestros lectores una serie de citas de Monseñor Williamson para que lo conozcan mejor y se den cuenta de por qué lo apoyamos. No es por culto a su persona. Lejos de nosotros el afirmar que es infalible. Pero sabemos que Monseñor ama la Verdad. Conocíamos a Monseñor Williamson más que nada por sus escritos. Pero una vez que tuvimos el privilegio de estar en su compañía y platicar con él, pudimos ver en él a un verdadero defensor de la Fe. ¿Qué no es perfecto? ¡Es humano, no ángel!

Comencemos con esta carta escrita el 1 de febrero de 2001:

Hace tanto tiempo que una organización como la Fraternidad posee la verdad mientras que Roma no la posee y como la Fraternidad tiene las riendas para todo lo que es católico, todo comportamiento, todo tipo de tratativa, cualquiera sea su forma o amplitud, que permita a Roma retomar las riendas, equivaldría a una traición a la verdad”. Proféticamente, Mons. Williamson predice las divisiones internas de la F: “Aunque las tratativas, por toda clase de razones... no desemboquen en nada, el simple hecho de haber iniciado tratativas jugará en favor de Roma y contra la Fraternidad. Y eso, porque toda organización católica que resiste a Roma en estado de crisis, sufre una tensión interna inevitable entre quienes están por permanecer cerca de nuestra madre Roma, y quienes están por el alejamiento de su lepra neomodernista. Es así que entre los miembros de la Fraternidad que están por las tratativas y los que están en contra, va a agrandarse la fosa. Si Roma hace un ofrecimiento calculado para agradar a unos mientras desagrada a los otros, la tensión aumentará en el interior de la Fraternidad hasta el punto de ruptura. Roma al menos habrá dividido, si no ha vencido”. Finalmente, Mons. Williamson no oculta su temor de ver caer a la Fraternidad. En ese caso, Dios suscitaría otra sociedad para tomar su lugar: “De la misma manera, si la Fraternidad fuese infiel a la Tradición, caería inevitablemente, y con razón. (...) Roma podría entonces -en el peor de los casos- llegar a reducir a la FSPX a la parálisis y al silencio; si así fuese, no sería sino un justo juicio de Dios, y la Verdad se conservaría en otra parte. ¿De qué es digna ahora la Fraternidad? El tiempo lo dirá. (...) Nadie puede suprimir a Dios, a pesar de todos sus esfuerzos. Entonces, de todas maneras, rezamos por la Fraternidad, pues las cosas serían mucho más fáciles si ella se mantiene bien. Pero al mismo tiempo preparémonos, y si ella sigue el camino de todo lo que es carne, no nos dejemos ganar por el pánico. ‘Solo Dios basta’, dice Santa Teresa de Ávila”.

Según el Padre Ricossa, esta carta fue una “ducha fría” para Monseñor Fellay. En aquel tiempo, tanto esta carta, como el estudio realizado por los Dominicos de Avrillé, fueron una “piedra en el zapato” para las negociaciones de Monseñor Fellay con Roma. Incluso, el Cardenal Castrillón le reclama a Monseñor Fellay en su carta del 5 de abril del 2002, esta carta de Monseñor Williamson como una falta de caridad, diciéndole: “No puedo dejar de señalar con sufrimiento que estos tonos, respecto a las intenciones de la Santa Sede, no ayudan a la reconciliación”. Desde entonces Monseñor Williamson empezó a ser el gran estorbo para la “reconciliación” con Roma.

Hablando del acuerdo práctico con Roma, 1° agosto de 2001: “Es una muy conocida táctica de los comunistas y los masones en sus negociaciones con Católicos: dejar que los Católicos simplemente se unan a ellos en una acción común y los Católicos terminarán creyendo como ellos. Por ejemplo, ¿cuántos católicos han perdido la Fe por mezclarse con los Caballeros de Colón o con los masones?”.

Y hablando de la caída de Campos, el 1 de febrero de 2002, Monseñor Williamson advirtió:

“Los sacerdotes de Campos que están cayendo actualmente con la locura y la traición de Roma, han tenido la Misa verdadera, breviario y oraciones tradicionales durante los últimos 20 años y aún así cayeron. ¿Entonces quién está a salvo?”.

En noviembre del mismo año 2002, hablando sobre si acaso la Fraternidad podría resolver el problema de la crisis en la Iglesia uniéndose a Roma, expresa:

“La respuesta sigue siendo que la FSSPX no puede proveer la solución uniéndose al problema. Si alguien piensa –correctamente- que la FSSPX tiene en sus manos la solución, es precisamente porque desde hace décadas, sin dejar de pertenecer a la Iglesia, se alejó de la neo-iglesia. Mientras la neo-iglesia lucha por mantenerse a flote y se ahoga en la corriente del mundo moderno, el mayor servicio que la FSSPX puede dar a las muchas víctimas, es alejarse de la perdición y correr junto a ellos desde la orilla de la Tradición, pero de ningún modo saltar desde la orilla hacia las aguas peligrosas”.

En mayo del 2003, hubo rumores de que el acuerdo entre la FSSPX y Roma estaba por realizarse. Este artículo de Il Messagero nos informa que 3 de los cuatro obispos de la FSSPX serían re-incomunicados a la “iglesia” y que el obispo Williamson, con el 30% de los fieles, quedaría afuera. Esto es lo que comenta Monseñor Williamson ese mismo mes y año:

“Como era predecible y predicho, Roma no deja en paz a la FSSPX. Como dijo un cardenal de la neo-iglesia: “No podemos tener paz mientras la FSSPX siga haciendo lo suyo”. Ya sea por la zanahoria o el palo, la neo-iglesia debe descarrilar a la FSSPX, por más  numéricamente insignificante que ésta sea, antes de que lo que representa la FSSPX descarrile a la neo-iglesia.

Hace pocas semanas han salido de Roma dos rumores, uno dice que tres de los cuatro obispos de la FSSPX serán re-incomunicados en una Misa Tridentina que será celebrada por el Cardenal Castrillón en una basílica importante de Roma el 24 de mayo; el otro que el Indulto de la Misa Tridentina será extendido a todos los sacerdotes católicos antes del fin del 2003.  (…) En cualquier caso, ambos rumores tienen la naturaleza de poner a la FSSPX bajo presión, y ya que muchos como ellos tienen el objetivo de sacar a la FSSPX de sus bisagras, debemos de mantener nuestra cordura Católica. A riesgo de volver a repetir las cosas que ya he dicho muchas veces, permítanme explicar por qué, si Roma parece ser extremadamente generosa, la FSSPX debe de ser extremadamente cuidadosa.
(…)
Tenemos una guerra entre dos religiones que solo puede terminar con la muerte de una o de otra. Los Católicos deben pelear esta guerra con las armas de la Verdad. Los Conciliares pelearán con las armas que tengan disponibles”.

En esta entrevista de octubre de 2006, Monseñor Williamson expresa lo que haría si Monseñor Fellay traicionara:

“¿No puede creer que el Superior General de la FSSPX esté de algún modo moviéndose hacia la Roma Conciliar?

No puedo creer que Monseñor Fellay intente dejar que la magnífica obra de Monseñor Lefebvre para la Fe, caiga bajo el control conciliar. Si acaso lo quisiera, algunos de nosotros tendremos dificultades para seguirlo.

¿Qué lo haría cambiar su prudencia hacia ellos (los romanos)?

Ellos deben, de manera clara y sin ambigüedad, denunciar el concilio Vaticano II y renunciar a su falsa religión conciliar. Como solía decir Monseñor Lefebvre, ellos deben hacer una profesión de fe en el Syllabus de Pío IX y en Pascendi de Pío X. Durante decenas de años, el cardenal Ratzinger denunció los resultados del concilio, pero nunca, ni como cardenal ni ahora como Papa, ha denunciado sus falsos principios. Todavía no entiende que los malos resultados surgen de los malos principios. Hasta que él lo entienda, continuará presidiendo la destrucción de la Iglesia Católica.

¿Y buscando la dilución o la disolución de la Fraternidad San Pío X?

Exactamente”.

En noviembre de ese mismo año, durante una conferencia, Monseñor Williamson afirmó:

Hace dos días escuché en París que el motu proprio, liberando la Misa Tridentina, aparecerá pronto. De la misma fuente escuché que el levantamiento del decreto de excomunión de los cuatro obispos será también realizado pronto. En otras palabras, las dos condiciones que pidió la Fraternidad en 2001… pronto serán concedidas (…) En otras palabras, en 2001, hablando estrictamente, si Roma concedía estas dos condiciones, entonces la Fraternidad se sentaría en la mesa con Roma para hablar de doctrina, pero en Roma son lobos, zorros y tiburones.
(…)
La iglesia Oficial  todavía es Hegeliana, todavía es modernista, y por lo tanto en 2006, como en 1988, si la Fraternidad llega a alguna clase de acuerdo con Roma, habría un grave peligro de que los tiburones la tragaran suavemente, sería muy suave, sin sangre. Y la Fraternidad será silenciosamente Hegelianizada, y perderemos la Verdad.
La resistencia católica tendrá que comenzar de nuevo. Por más sinceros y bien intencionados que sean los hegelianos, más peligrosos son. Un Hegeliano es un enemigo absoluto de la Verdad absoluta y por lo tanto, tiene que disolverla. ( …) Los primeros Hegelianos, el mismo Hegel debieron saber lo que hacían, pero después del primero, como en cualquier herejía, los heresiarcas sabían, pero quienes lo siguen no lo saben necesariamente. Los seguidores de Lutero pueden ser sinceros.
(…)
Entonces, el Cardenal Ratzinger o incluso el Cardenal Castrillón pueden tener buenas intenciones, pero esa es la razón de por qué engañan. Es por eso que los Católicos que tienen caridad, los interpretan bondadosamente. Católicos, asumiendo que ellos tienen buenas intenciones, ¿por qué no podemos llegar a un acuerdo? ¡Ya no tendríamos que nadar en contra de la corriente! ¡Ya no tendrían que luchar contra todos dentro de sus familias! ¡Ya no estaríamos en exilio! Seríamos amigos de todos porque la Iglesia oficial es amiga de todos. La Iglesia oficial es amiga de comunistas, mahometanos y judíos.
 (…)
El pobre Papa Benedicto es muy inteligente, pero ha perdido la cabeza. Entonces, al estar bien intencionado, concede las dos condiciones solicitadas por la Fraternidad. Al parecer quiere hacerlo. Quizá no tenga éxito  en contra de la oposición de los obispos franceses. Los obispos franceses dicen “si usted aprueba que dos más dos son cuatro, está condenando a los seis millones. Está condenando nuestra  Iglesia de la libertad. Está condenando nuestra nueva iglesia. No puede aprobar a esta gente sin dividirnos a todos nosotros. Es por eso que los obispos franceses se levantaron en contra del motu proprio. El papa bien intencionado puede o no tener éxito en establecer el motu proprio, pero supongamos que lo tiene. Supongamos que también levanta el decreto de excomunión.
El papa parecerá que ha dado todo lo que pudo por la Fraternidad. Todos los periódicos y todos los medios  dirán: “¡Miren que buen papa es! ¡Ha hecho lo que los tradicionalistas quisieron durante los últimos seis años! ¿Ha hecho todo lo que ha podido y con todo los tradicionalistas se niegan? ¡Estos tradicionalistas merecen ser fusilados! ¿Por qué no entran en nuestro mundo feliz?
Si el motu proprio sucede y el decreto es levantado, ¡tendremos una apariencia muy desagradable si nos negamos! Nos veremos como el lobo malo y el papa como la caperucita roja. Será una situación muy difícil y muchos católicos de la Tradición serán tentados. Si la Fraternidad se niega (lo que es muy probable), Roma parecerá ser “el chico bueno”. Lo que la Fraternidad dijo en 2001 era muy razonable. Si estas dos condiciones son concedidas, probará que Roma tiene buena voluntad. El problema real no es ni siquiera la Misa verdadera. El problema real es el cambio de la doctrina tras el cambio de la Misa. Detrás de la Nueva Misa hay una variedad hegeliana. Detrás de la Misa Verdadera está la verdad absoluta, y la doctrina católica está expresada maravillosamente en la Misa antigua.
Entonces, queridos amigos, para concluir, prepárense para abrochar sus cinturones porque ustedes necesitarán abrochar sus mentes a la Verdad Católica, necesitarán entender que detrás de la amabilidad de Roma hay Hegelianos. Por lo que no crean que si Roma es amable, el problema terminó.
Entonces, queridos amigos: Les deseo a todos ustedes, si es necesario, la persecución. Hay nubes en el horizonte. El mundo está cada vez peor. No veo esperanza humana, por lo que levantemos nuestros corazones y alegrémonos”.

Luego llegó el anunciado Motu Proprio y Monseñor Williamson agradeció, por lo que fue duramente criticado. Pero ¿por qué agradeció el Motu Proprio?

Monseñor Williamson estaba a favor del indulto de la Misa simplemente por la cantidad de gracias que llegarían a los católicos que no pertenecieran a la Fraternidad. Puede estar equivocado, pero lo cierto es que no hubo malicia de su parte ni puede ser tachado de traidor, pues siempre advirtió de los peligros que implicaría la liberalización de la Misa. Veamos lo que Monseñor ha declarado sobre el indulto para que lo entendamos mejor:

De la misma carta de mayo de 2003 mencionada arriba:

“El segundo rumor representa otra estrategia, tan vieja como las montañas: “sofócalos con gentileza”, por ejemplo, la promesa de cumplir en el 2003 la pre-condición solicitada en el 2001 por la FSSPX para entrar en negociaciones con Roma, es decir, el permiso para que todos los sacerdotes celebren libremente el antiguo rito de la Misa.
Ahora bien, que Roma pueda cumplir tal promesa a pesar de la oposición de una proporción significante de los obispos conciliares de todo el mundo, es poco seguro. Pero si pudiera, entonces la FSSPX podría alegrarse de que el uso libre del verdadero rito de la Misa significaría un creciente flujo de gracia en la Iglesia, cuando los sacerdotes se den cuenta del tesoro que regresaron a sus manos. Sin embargo, aunque Roma re-incomunique a los cuatro obispos, la otra precondición del 2001, recordemos que la FSSPX solamente se comprometió a entrar en negociaciones para su reconciliación con Roma, y es casi seguro que los conciliares insistirán de que la FSSPX reconozca el Vaticano II, lo que la Fraternidad no puede hacer. Los mismos documentos de ese Concilio, no solo sus consecuencias, están plagados con la nueva religión.
Sin embargo, la estrategia de « sofocar con gentileza » presenta reales ventajas para Roma. Suponiendo que Roma ignore a sus propios obispos y declare unilateralmente que “la FSSPX se ha reconciliado con Roma y ha sido re-admitida en la Iglesia, incluyendo sus cuatro obispos, sin condiciones, sin peticiones” ¿Qué hará entonces la FSSPX? Si se niega, se verá grosera. Pero si acepta, sería el final de nuestra protectora marginalización, y llegaría una masa de contactos contaminantes con “católicos” que no comprenden el problema del Conciliarismo, no comprenden el verdadero Catolicismo. Esto sería el final de la FSSPX como defensora de la Fe”.

En una entrevista con el señor Heiner en 2006, Monseñor Williamson expresó lo siguiente:

“Puedo estar equivocado, pero estoy a favor del indulto universal. La Misa Tridentina tiene por sí misma poder y gracia. Si es liberada, hará su propio camino. Fluirá mucha más gracia. Lo malo es, por supuesto, que una serie de líneas serán borradas, las cuales actualmente están claramente definidas y que separan a la verdadera Tradición de cualquier clase de compromiso. Además, la sola idea de que la Misa verdadera, intrínsecamente legítima necesite un indulto, es falsa. Pero pienso que se podrá sacar más bien que mal si la Misa verdadera es “liberada”.

Después del Motu Proprio, Monseñor Williamson afirmó lo siguiente:

“Un buen número de almas buenas apegadas a la Tradición Católica no están contentas con el “motu proprio” del Papa Benedicto XVI de hace cuatro semanas a pesar de ser aparentemente benevolente en sus palabras y hechos hacia la Misa verdadera de la Iglesia Católica.

En cuanto a las palabras, ellos dicen que el Motu Proprio y la carta de los Obispos que la acompaña están llenas de contradicciones nulificando la benevolencia. En cuanto a los hechos, ellos dicen que la supuesta liberación de la Misa Tridentina está tan limitada con restricciones que difícilmente será una liberalización. En resumen, el “Motu Proprio sería una maniobra modernista para engañar particularmente a la FSSPX y para romper su hasta hoy obstinada resistencia a la nueva religión conciliar.
En cuanto a mí, acepto fácilmente que el doble documento está lleno de contradicciones y restricciones y en lo que se refiere a Roma, lo más probable es que éstos estuvieron diseñados -¡aunque sea sinceramente!- para ayudar a llevar a la FSSPX y sus miembros “de vuelta al redil”

Y más adelante, en agosto de 2007:

“La discusión continúa –no diré bramando- pero ciertamente yendo y viniendo sobre el reciente Motu Proprio del Papa Benedicto, reconociendo que el rito de la Misa Tridentina nunca fue abrogado y garantizando a los sacerdotes en todas partes en la Iglesia, una cierta medida de libertad para celebrarla. Cabezas muy serias condenan el documento por su doble discurso y ven en él solo una carnada para atraer  a los Católicos Tradicionales de vuelta en las arenas movedizas de la iglesia conciliar.

En cuanto al doble discurso, ahora favoreciendo el Catolicismo, ahora favoreciendo al conciliarismo, no hay duda alguna. ¿Qué más podemos esperar de lo que podríamos llamar un doble-papa? Benedicto XVI, como Paulo VI y Juan Pablo II antes que él, ciertamente no puede ver que está creyendo en dos religiones contradictorias al mismo tiempo. Entonces promociona ambas a la vez. A no ser por un milagro, Benedicto XVI seguirá esta línea hasta su tumba.
(…)
Déjenme darles un escenario controversial. No tienen que creer en él pero aquí esta. La actual situación desesperada de la humanidad solo puede ser comparada con la de los tiempos de Noé antes del Diluvio. Nuestra civilización televidiótica, que ahora está en todo el mundo, solo puede caer. Dios no puede permitir que continúe con millones de almas sonámbulas cayendo en el infierno. Cuando caiga, los Católicos saldrán corriendo a las calles, gritando por un sacerdote para confesar sus pecados. No habrá suficientes sacerdotes de la FSSPX litúrgicamente perfectos en los alrededores. Por lo tanto Dios está preparando algunos sacerdotes –conocidos solo por Él- fuera de la FSSPX para esos días dramáticos. El Motu Proprio que les permite tomar el verdadero rito de la Misa al menos en privado, es un paso importante en esa preparación. Oremos con todo nuestro corazón por esos sacerdotes y por el Papa”. 

En septiembre de 2007:

“Un alma se quejó conmigo recientemente sobre mi “pensamiento dialéctico” sobre el Motu Proprio del Papa del 7 de Julio, queriendo decir que voy hacia atrás y hacia delante de manera confusa. Contesté que lo que yo he dicho fue ciertamente solamente una aplicación del antiguo principio Católico formulado por San Agustín hace muchos siglos: Mata el error, ama a los que yerran.

Esto es porque Dios es Verdad, por lo que no hay manera que la falsedad o el error puedan llevar un alma hacia su Cielo. El error, o falsa doctrina, lleva al pecado, entonces solamente la verdad puede llevarnos a Dios. Si entonces yo quiero llegar al Cielo y ayudar a otras almas a que lleguen también, debo ser estricto con la doctrina Católica. Mucha gente no conoce la verdad de Dios, pero es conocible (esto es lo que los liberales niegan) y es conocida. Por mi propia salvación y la de ellos, debe decírselas sin diluirla ni ablandarla.

Por otro lado estoy (en varios grados) atado a la caridad para desear a todas las almas que lleguen al Cielo, y este es el propósito de decirles la verdad. Por lo tanto, no la diré cuando decírselas solamente ayudará a llevarlas al Infierno –Jesús permaneció en silencio ante Herodes y guardó silencio ante Pilatos. Yo puedo y debo, de acuerdo a las circunstancias, “moderar el viento para el cordero esquilado”. Yo debo amar tanto a la verdad como a las almas. Por lo tanto tengo que matar el error y amar a los que yerran.

De hecho, entre más amo la verdad, más –y no menos- puedo tener compasión por las almas. Entre más firmemente esté apegado al árbol en la orilla, con más seguridad puedo llegar a las almas que se ahogan en la corriente. Pero ay de mí el querer llegar a ellas si no estoy firmemente agarrado. La falta de doctrina es el porqué los liberales carecen de verdadera caridad.

Por consiguiente, la doctrina de Benedicto XVI en su Motu Proprio y su Carta adjunta a los obispos, es una mezcla confusa y confundida de Catolicismo y Vaticano II, y no puedo dejar de destacar el error de que ese concilio intenta reconciliar la verdadera Fe con el falso mundo moderno. Por otro lado, la Misa Tridentina está llena de la doctrina Católica, por lo que solamente me puedo regocijar de que el Motu Proprio reconozca que nunca fue abrogada y que garantice cierta libertad a los sacerdotes para celebrarla. “En la tierra de los ciegos” donde incluso “el tuerto es el rey”, ese reconocimiento y la garantía limitada son ciertamente grandes pasos hacia adelante”.

Pero en el 2009 vuelve a hablar sobre el tema y declaró en una entrevista:
“Tengo que admitir que mi alegría fue excesiva porque cada vez es más claro que el indulto no fue realmente diseñado para que la Tradición volviera a la Iglesia, fue una concesión muy reacia para tratar de arrastrar  la Tradición hacia la Iglesia. Lo mismo se aplica sobre el Motu Proprio en el 2007, no fue diseñado realmente para ayudar a la Iglesia a regresar a la Tradición, fue diseñado realmente para hacer que los tradicionalistas fueran arrastrados hacia la Iglesia”.

Como podemos ver, Monseñor Williamson agradeció el Motu Proprio por las gracias que traería a los católicos, pero nunca dejó de señalar los peligros que implicaba. No decimos que hizo bien en agradecer el Motu Proprio. Decimos que nunca dejó de señalar los peligros y por lo tanto, no se le puede juzgar de traidor.