NON POSSUMUS
No hay mes o semana que no sean
portadores de malas noticias respecto a la FSSPX: declaraciones ambiguas,
encierro, transferencia, salida o expulsión de sacerdotes cuando no un obispo…
Hay de todo menos algo que parezca una feroz resistencia frente a un enemigo
que está ocupando la plaza. ¡Todo salvo la unidad y la serenidad que tenemos el
derecho de esperar de una “Fraternidad” de tal coyuntura!
Así que el pasado 8 de
septiembre, el Padre Jean Michel Faure, el cual firmó la declaración de
fidelidad a Monseñor Lefebvre «Ut fideles inveniamur» del 2 de febrero de 2013,
acaba de declarar: “El comandante del Titanic nos va a hundir”.
Pero ¿quién es el Padre
Faure ?... Es al que teníamos la costumbre de llamarle familiarmente: “¡el
puntero!”. Ordenado por Monseñor Lefebvre hace más de treinta años, él es uno
de los sacerdotes más antiguos de la FSSPX. Fue Superior de Distrito de
Argentina y de Méjico durante largos años. En 1988, Monseñor Lefebvre pensó en
él para figurar entre los obispos que quería consagrar. Se le pidió pero se
negó, estimando humildemente que él no tenía las cualidades necesarias para
responder favorablemente a este requerimiento. Entonces él sugirió consagrar al
Padre de Galarreta.
Es este sacerdote que publica
una briosa entrevista. Él se dice aterrado ante las traiciones y otras
manipulaciones que se han hecho comunes en las altas esferas de la Fraternidad.
El menciona, en efecto, la
escandalosa declaración doctrinal de Monseñor Fellay del 15 de abril de 2012
que reconoce “la validez del sacrificio de la misa y de los sacramentos
celebrados con la intención de hacer lo que hace la Iglesia según los ritos
indicados en las ediciones típicas del Misal romano y de los Rituales de
sacramentos legítimamente promulgados por los Papas Paulo VI y Juan Pablo II”,
declaración que no es otra cosa que una traición. Y que no vengan a comparar esta
declaración con la firma que estampó Monseñor Lefebre en el protocolo de
acuerdo con el Vaticano el 5 de mayo de 1988. Porque desde la mañana siguiente,
él retractó su firma, lo que no tiene nada de comparable con la actitud de
Monseñor Fellay que se contentó con balbucear, mucho más tarde: “¡retirada o
retractada, es la misma cosa!”
El Padre Faure nos dice que
durante el Capítulo de 2012, para romper el “profundo silencio” que se instaló
entre los capitularios, de los cuales algunos deseaban que esta declaración
debía ser reprobada por su autor, el Padre Pagliarani, Superior del Seminario
de la Reja declaró: “Estimados cofrades: ¡No vamos a infligirle una bofetada a
nuestro superior exigiéndole una retractación; esto se hará implícitamente por
la Declaración final del Capítulo!”.
Todos estos hechos explican la
hemorragia que es real y que sabemos que, en términos médicos, si no es
detenida rápidamente, provocará un colapso cardio-vascular… y la muerte. ¡La
FSSPX está en este escenario!
¡Lamentable!
« Resulta, para numerosos
sacerdotes de la Fraternidad, una atmósfera de terrorismo, de policía de
pensamiento, que nos recuerda dolorosamente la que reinó en los años 1970 en
los sacerdotes perseguidos por su apego a la Misa de San Pío V.
La siguiente cita, por su
evocación a un pasado de hace 40 años, viene naturalmente aquí por analogía:
« En los años 1970,
numerosos son los sacerdotes que murieron de pena de tener que adoptar, por
obediencia, los nuevos ritos. Numerosos también son aquellos que murieron en el
ostracismo, la relegación canónica y psicológica, pero felices de dar un
testimonio inflexible del rito católico y de la fe íntegra en Cristo Rey. Las
amenazas, el temor, las censuras y otros castigos no los quebrantaron. Pero
desgraciadamente, cuántos son los que cedieron a estos métodos de violencia, de
chantaje por “desobediencia” y de la destitución ejercidos sobre ellos por sus
superiores.
Es allí donde tocamos de cerca
la malicia liberal de sus jefes: ¿no se dice con razón, que no hay nadie más
sectario que un liberal?
No teniendo el principio para
hacer reinar el orden, ellos hicieron reinar un régimen de sumisión por el
terror”.
Estas líneas están tomadas de Le
Sel de la Terre n° 85 y escritas por la pluma de Monseñor Bernard
Tissier bajo el título “¿Existe una iglesia conciliar?”.
« Mutatis, mutandis », la
analogía es impresionante entre los métodos de los modernistas de los años 1970
y los de Monseñor Fellay contra los miembros de la FSSPX que no lo quieren
seguir en su tendencia acuerdista.
De allí resultan, tanto en los
Sacerdotes como en los fieles, dudas y divisiones. Prácticamente una división
entre los antiliberales que ven claro y resienten esta división, y la gente mal
informada o manchada de liberalismo, que se contenta con una obediencia
desgraciadamente falsa. El entusiasmo se enfría. Las voluntades se entibian.
Los pies se hacen pesados, ya nadie se molesta.
Así, algunos testigos presentes
en Ecône en las ceremonias de ordenación de junio de 2012, se sorprendieron
del pequeño número de camiones y de la cantidad de sillas vacías, en
lugar de la multitud acostumbrada. Incluso en San Nicolás de Chardonnet, la
visita reciente de Monseñor Fellay fue recibida con una asistencia
inhabitualmente escasa.
Monseñor Fellay es un «manipulador
fuera de serie», pero no es manipulación lo que nosotros necesitamos, sino
convicciones, simple y claramente expresadas por un jefe cuyas declaraciones y
franqueza engendren la confianza y el entusiasmo en el combate por el reinado
universal de Aquél que es el Amo de la Iglesia, de Jesucristo que es « el
camino, la verdad y la vida », nuestra única esperanza.
Pueda la bandera de este
combate levantarse de nuevo, como la de Juana de Arco, y reunir para su
servicio a los antiliberales de la Tradición Católica". (Adrien Loubier –
« Sous la Bannière » n° 168 – Août 2013).