De
“Un Papa en la tormenta” a “Un Obispo en la tormenta”, ¿hay sólo
una coincidencia azarosa en los títulos o es deliberada?
Ya
comentamos en su momento la muy publicitada por la Nueva FSSPX “Un obispo en la tormenta”, película
biográfica sobre Monseñor Lefebvre. Ya dejamos en claro en aquel lugar –según
nuestro criterio- el contagio liberal de la película y de qué manera la figura
de nuestro Fundador aparecía “descafeinada” y “presentable” para un amplio
público conciliar, quitado todo su integrismo belicoso y anatemizante para con
la iglesia conciliar de los anticristos (Mons. Lefebvre dixit).
Ahora
nos encontramos –gracias al generoso aviso de un amigo- con un film llamado “Un Papa en la tormenta”, el cual no
viene a ser otra cosa que –perdone el lector la explicitud adjetiva- una
nauseabunda, deplorable, falsa, asqueante, empalagosa, mediocre y maligna
hagiografía sobre Pablo VI. Con la añadidura de incluir una escena repulsiva
donde se evoca la figura de Monseñor Lefebvre –en una sesión del concilio-
recreándolo como una especie de dinosaurio, una antigualla, un retrógrado que
se quedó en el tiempo, finalmente puesto en su lugar por el gran santo Paulo
VI.
Por
lo que pudimos ver (y padecer), la película (en su versión en varias partes y
algunos recortes, aunque puede verse completa) se dedica a mostrar en un tono
pastelero los “gestos” y más “gestos” de Montini, tal como ahora los medios se
ocupan de hacer con Francisco, esparciendo a su alrededor, cada vez que abre la
boca, una sentencia profunda e inolvidable en los oídos de quienes lo escuchan hablar
en piadosos susurros.
La
película fue producida en el año 2008 por las productoras RAI y LUX VIDE. Lo
que no está de más preguntarse es si los productores de “Un obispo en la tormenta” conocían
o no esta película, aunque difícilmente se les escapara su realización.
En caso de que la conocieran, ¿llamaron de modo parecido su documental sobre
Mons. Lefebvre para dar una respuesta a la película sobre Pablo VI? De ningún
modo se ve esto en la película sobre Mons. Lefebvre, pues como ya lo dijimos,
evita todo lo que puede ser confrontativo y chocante a la sensibilidad liberal
romana y acuerdista de la FSSPX.
Si
los productores no hubieren conocido la película de Pablo VI, la llamativa
coincidencia va mucho más allá de los títulos, porque ambas, una en grado
superlativo y la otra más mesuradamente, falsean las figuras que se proponen
retratar.
Como
sea, la tormenta desatada en el Vaticano II –con Montini a la cabeza- ha
llegado hasta la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, y en este caso sí puede
trazarse otro paralelo entre aquel Cardenal Montini luego elegido Papa y un
obispo llamado Bernard Fellay, luego elegido Superior general de una
congregación a la cual, como aquel hizo con la Iglesia, se dedicó a destruir y
falsificar. No sabemos cuándo llegará su propia película, pero lo que sí
sabemos es que la tormenta lejos de disolverse, sigue aumentando. Y eso, por
más películas que se hagan, no se puede disimular.