Las palabras y los escritos de
Monseñor Fellay, especialmente en el año 2012 relativos a sus posiciones
tomadas respecto a las “hazañas” progresistas de la Iglesia (la pequeñez de las
herejías y la libertad religiosa del Vaticano II, la aceptación del nuevo
Código de Derecho Canónico, la validez de todos los nuevos sacramentos, la
legitimidad de la Nueva Misa, la integridad de Benedicto XVI y su seriedad en
cuanto a la situación y la vida de la Iglesia, la fe profunda de Francisco...),
escandalizaron tanto a los tradicionalistas -con toda
justicia- que vio la necesidad de "volver sobre sus
pasos." Esto ocurrió sobre todo en su "Declaración", que
firmó junto con Mons. Tissier de Mallerais y Mons. de Galarreta, el 27 de junio
de este año 2013. Pero esta “vuelta atrás”, aunque aparentemente se realizó,
tanto en el plano doctrinal como el el práctico-prudencial, todo
indica que no fue así. Vamos a ver por qué.
Demos la palabra al Padre de
Cacqueray en su “Carta a los Sacerdotes del Distrito de Francia” del día 2 de
julio de 2013. En cuanto al aspecto doctrinal de la “vuelta atrás”, él dice: Después
de haber retirado la Declaración doctrinal del 15 de abril de 2012, y
después de haber recordado las posiciones de la Fraternidad en la última Carta
a los amigos y benefactores, nuestro Superior general comunica ahora esta otra
Declaración. En cuanto al aspecto práctico-prudencial: después
de haber planteado la pregunta yo mismo a los Superiores, me respondieron que
esta segunda hipótesis 1 supondría un
Papa que no fuera ya modernista. Y el Padre de Cacqueray
asegura que: a) “Esta segunda hipótesis no
tendría como consecuencia la“aceptación de un reconocimiento canónico” y
que b) “si un Papa liberal y modernista
reconociera a nuestra Fraternidad el derecho e incluso el deber de atacar
los errores y los fautores de errores en la Iglesia”, deberíamos “preguntarnos
si esto no podría también disimular una táctica, o si este Papa no
designaría, por las palabras de liberalismo y de modernismo, otra cosa que lo
que realmente son”.
¿No está todo claro? No. Veamos
lo que dijo Monseñor Fellay en una entrevista a la revista del Distrito de
América del Norte (número de mayo-junio, fecha muy cercana a la “Declaración”)
respecto a la “vuelta atrás” en el plano doctrinal:
A la pregunta: “¿Qué le
dice a aquellos que afirman que usted planeó (o todavía planea) transigir en el
Concilio y con la iglesia posconciliar?” él responde: “Es pura
propaganda de gente que quiso dividir la Fraternidad.Yo no
sé por qué ellos tienen estas ideas. Obviamente ellos usaron una
situación muy delicada el año pasado para acusar al Superior de cosas que nunca
hizo o tuvo la intención de hacer. Nunca tuve la intención de
comprometer la Fraternidad. Sin embargo, pregúntese: ¿A quién
beneficia el ver a la Fraternidad dividida, si no es a los enemigos? A aquéllos
que dividen a la Fraternidad con su dialéctica, deben reflexionar el por qué
hacen lo que hacen. En esto, quiero decir Monseñor Williamson y los
sacerdotes que lo siguen”.
Es decir, la declaración
doctrinal del 15 de abril de 2012 fue "propaganda pura y simple",
ciertamente difundida de manera calumniosa por “Monseñor Williamson y los sacerdotes
que lo siguen." Y si Monseñor Fellay "nunca tuvo la intención de
comprometer los principios de la Hermandad" ¿por qué entonces retiró
la mencionada "Declaración"?
Veamos también lo que dijo
Monseñor de Galarreta, uno de los dos signatarios de la “Declaración” del 27 de
junio de 2013, en su entrevista (también reciente, el 7 de abril de este año),
respecto de la “vuelta atrás” en el plano práctico-prudencial:
“La realidad nos incita a no
hacer depender un eventual acuerdo de una gran autocrítica de
Roma, sino de una atribución de garantías reales que Roma, tal
cual ella es, permitiera a la Fraternidad permanecer tal como es, a saber,
tradicional, misionera, opuesta a los errores conciliares y a la revolución
litúrgica”.
Obsérvese que Monseñor de
Galarreta a) no exige la condición de que el Papa ya no sea
modernista (tal como lo dijo el Padre de Cacqueray), se conforma con una Roma
“tal cual ella es” actualmente; b) tiene en vista “un eventual
acuerdo” a diferencia de lo que declaró el Padre de Cacqueray para tranquilizar
las conciencias.
En conclusión: al parecer
estamos ante una táctica (o más crudamente, ante una mentira) más que ante una
retractación. Y lo más espantoso es que se está engañando y
"desarmando" a las personas sinceras y deseosas de mantenerse fieles
a las enseñanzas de Monseñor Lefebvre, como parece ser el caso del P.
Cacqueray. Esto nos recuerda las palabras del arzobispo, en referencia al
documento del Vaticano II sobre la libertad religiosa: es "como el polvo
en los ojos."
"¿Quo ibimus?" ¿A
dónde nos conduce todo esto? No puedo más que parafrasear las palabras de
nuestro Señor: ¡quien tenga ojos para ver, vea! "Ne Cadant in
obscurum!".
Arsenius
1. Es decir, el
párrafo 11 de la "Declaración", que dice que el orden de la Iglesia
sería restaurado o el rápido retorno a la Tradición o gradualmente con el
reconocimiento explícito del derecho de la Fraternidad San Pío X a profesar de
manera íntegra la fe y rechazando los errores que le son contrarios, con
el derecho y el deber de oponerse públicamente a los errores y sus
fautores, sean quienes fueren.