Extracto de un artículo de
Stephen Heiner.
Estamos en 1988. El Arzobispo
escogió tres candidatos para la consagración episcopal para los diversos grupos
de lenguaje: inglés, español y francés. Monseñor Fellay no estaba en la
lista original. Y es que el (en ese entonces) Padre Fellay no
tenía ninguna práctica “parroquial”, pues había estado en la Casa General desde
el principio y tenía su circuito de Misas como cualquier otro sacerdote de la
FSSPX, pero era joven y no tenía ninguna experiencia en la “trinchera”; además,
no añadía ningún otro lenguaje a los de los otros obispos (que hablaban, entre
todos, francés, portugués, español, alemán, inglés e italiano), tampoco tenía
alguna educación u origen especial (Monseñor Tissier viene de la nobleza y era
el experto de la FSSPX en derecho canónico, Monseñor Williamson contaba con una
extraordinaria educación y fue profesor del seminario de Ecône y de Estados
Unidos).
Sin embargo, en concesión a un
benefactor de larga data de la FSSPX, (el señor Roger Lovey), quien le recordó
al Arzobispo del papel especial que Suiza había tenido en la fundación de la
Fraternidad, el Arzobispo agregó al Padre Bernard Fellay, suizo, a los que iban
a ser consagrados.
El Arzobispo y el Padre
Schmidberger, varias veces hicieron notar que el Superior de la Fraternidad
debía ser un sacerdote, pues los Obispos debían de dedicarse a impartir
los sacramentos hasta que la situación de la Iglesia volviera a la normalidad.
Monseñor Tissier afirmó lo mismo en la entrevista que le hice en el 2006
y Monseñor Williamson era de la misma opinión.
Cuando en julio de 1994 se
terminó el período del Padre Schmidberger, hubo una tendencia que postulaba que
un obispo debía ser el Superior General, y Monseñor Fellay, que estaba abierto
a tener esa posición, estuvo en posición de cultivar los contactos necesarios
para asegurarse apoyo. La elección fue muy cerrada, y en contra de las reglas
del Capítulo, el Padre Schmidberger y Monseñor Fellay deliberaron en privado
antes de establecer que Monseñor Fellay se convertiría en el nuevo Superior
General. No hubo protestas significativas.
A todos los sacerdotes de la
FSSPX, cuando son enviados a su primer nombramiento como priores, se les dice
que no cambien nada por al menos 6 meses. Esto para asegurar que haya
continuidad y que los fieles no se inquieten. Así entonces, los 6 primeros años
del primer período de Monseñor Fellay fueron dedicados a “escuchar”. Se
sentía como el Generalato de Monseñor Lefebvre o el Padre Schmidberger.
Conforme su mandato avanzaba, empezó a hacer nombramientos estratégicos, promoviendo
hombres que lo obedecieran devota e incuestionablemente, y empezó a desarrollar
su propio “estilo” de Generalato. Cuando llegó su segundo mandato en 2006, se
sintió mucho más confortable con su liderazgo de
“puño-de-hierro-en-guante-de-terciopelo”, un estilo completamente camuflado por
su deslumbrante sonrisa de 10.000 vatios (un sacerdote mayor de la FSSPX me
dijo una vez que "Monseñor Fellay lidera la FSSPX con más autoridad que
aquella con la que el Papa gobierna la Iglesia"). Él calló todo comentario
de todos los sacerdotes, prohibió blogs, entrevistas, artículos, etc. que no
estuvieran expresamente aprobados por él o por sus subordinados nombrados para
ello. “Él y solo él” sería la voz de la FSSPX.
Hagamos una pausa por un
momento. Piensen en cualquiera de las grandes congregaciones religiosas: los
Redentoristas, los Jesuitas, etc. ¿Pueden ver ustedes a San Alfonso diciendo a
los Redentoristas que él, y solo él sería la voz de la Congregación? ¿A San
Ignacio de Loyola queriendo que San Francisco Javier le mostrara sus sermones
antes de ser predicados, o las políticas antes de ser implementadas en las
misiones? Tal liderazgo demuestra una paranoia, pero también es ego. Es el ego
al que no se le opone.
También quiero anotar que
para aquellos que estudian la Historia de la Iglesia, la política no es nada
nuevo. La ambición no desaparece del corazón del clérigo cuando las manos están
extendidas sobre su cabeza tonsurada. El notar que Monseñor Fellay es ambicioso
no es injusto, es la simple verdad. Y la ambición, por sí misma, no es un
pecado. Pero donde algunos pudieran ver el punto de partida, es que Monseñor
Fellay siempre quiso tener éxito donde (él percibió) que el
Arzobispo había « fallado ». Esto, y no la teoría de su deseo del
solideo cardenalicio, es su razón. Así también, cuando Joseph Ratzinger tomó el
nombre de Benedicto XVI afirmó que la mayor derrota de su etapa como jefe del
ex Santo Oficio fue el fracaso de 1988, el fracaso del Protocolo del 5 de mayo,
y que se comprometió a rectificar casi inmediatamente después de que el
"Habemus Papam" sonaba a lo largo de la plaza de San Pedro. Estos dos
hombres están deseando ser socios por sus propias razones personales y
políticas. Pretender que la política y la ambición no tienen nada que
ver con lo que está pasando en la FSSPX ahora es ingenuidad al extremo y
catolicismo de « avestruz ».
Creo que si hay acuerdo, máximo
el 5% de los fieles no seguirán a Monseñor Fellay. Esto es porque la mayoría de
los seguidores de la FSSPX han caído en el culto (exterior, Nota del blog) de
la Misa en latín y en el de Monseñor Fellay, su santo profeta que jamás ha
hecho el mal y que nunca lo hará porque es perfecto. Esto no es una
exageración.
Incluso a Monseñor Fellay no le
importó que su respuesta a los tres obispos fuera filtrada, pues ha dirigido
tan exitosamente la campaña de que ÉL es quien DECIDE en la FSSPX, que la
mayoría de los fieles están dispuestos a desechar a los otros obispos y seguir
a Monseñor Fellay hacia los brazos amorosos del « Santo Padre ».
Como señalé arriba, el humor
negro es que Monseñor Fellay no formaba parte de los tres escogidos por
Monseñor Lefebvre. Ni siquiera fue el nombre que el Arzobispo envió a Roma en
1988 para ser consagrado obispo (ese nombre, lo confirmé con tres fuentes
diferentes, era Monseñor Richard Williamson). Monseñor Fellay fue el contador
que se convitió en Rey. Los fieles, cuya mayoría no sabe esto,
francamente no les importa porque ellos no perciben que Monseñor Fellay pudiera
equivocarse jamás en nada. Lo seguirán en sus movimientos.
¿Quién es mejor conocido? ¿Los fieles seguirán al hombre que ha sido la
cabeza/corazón/mente de la FSSPX por dos décadas (Fellay)? ¿O al obispo
atropellado por todos, el abandonado por sus supuestos « hermanos » e
hijos en el sacerdocio (Williamson)?
No existe un movimiento
significativo contra-Fellay entre los sacerdotes. Esto lo mencioné en mi último artículo, pero los
sacerdotes de carácter han sido removidos de las posiciones de
autoridad, y su destierro ha tenido como respuesta el silencio de aquellos que
no harán otra cosa que seguir la « línea de partido ». Otros son simplemente
caballos de guerra viejos –que, Dios los bendiga, trabajaron duro - y que
están demasiado cansados para seguir luchando. La gran mayoría de los
sacerdotes de la FSSPX –buenos hombres que son- simplemente no tienen los
medios financieros o el valor para dejar la FSSPX. Y, Dios los bendiga también,
la FSSPX puede necesitar Nicodemos dentro de poco tiempo.