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viernes, 30 de agosto de 2013

LA FALSA PRUDENCIA DE MONS. FELLAY: EL BRANDING EN ACCIÓN





POR SERAPHIM, DE IGNIS ARDENS

No hay duda que el « branding » (imagen de marca) ha ablandado a la FSSPX y ha disminuido su combate en contra de los errores del Vaticano II.

No hay más que echar un vistazo al sitio SSPX.org para ver un flujo regular de ideas simplonas y anuncios pro-romanos.

Como escribí recientemente a algunas autoridades de la FSSPX:
“Me decepcioné al leer el artículo titulado Algunos puntos positivos en Lumen Fidei, en el sitio SSPX.org”.
El artículo viene inmediatamente después de la defensa realizada por el padre X de los contenidos del sitio web, del cual sostengo que evidencia la liberalización de la Fraternidad San Pío X, reflejando la nueva orientación dictada por el “branding” (imagen de marca) que es el cese al fuego sobre el Vaticano II y  los errores de las reformas pos-Vaticano II, centrándose en lo positivo, mientras que omite advertir a los fieles del veneno.

El artículo comienza:

«Aunque Lumen Fidei ciertamente promueve el subjetivismo y es ambiguo en cuanto a la fe y caridad en general, sin embargo hay algunos buenos puntos para cosechar de este documento papal »

Y concluye:

"En una época en que el pluralismo religioso (la negación de todos los credos) se está convirtiendo en la norma, es refrescante escuchar la voz de la más alta autoridad de la Iglesia recordándonos la importancia de los compromisos prácticos de nuestra fe católica: en los votos familiares y los deberes hacia la vida, en los deberes hacia Cristo. ¡Adveniat Regnum Tuum!”

Dejando a un lado la observación de que esta estrategia (es decir, encontrar algo bueno que decir acerca de los documentos que arruinan la fe y dañan las almas) se puede tomar con todos los documentos del Vaticano II y de toda la reforma post-Vaticano II (en cuyo caso, ¿por qué pretender o por qué molestarse en ser tradicionalistas?), me acordé de los pensamientos de Mons. Fellay sobre esta misma estrategia:

Campos, por medio de su líder, Monseñor Rifán, clama a todos los vientos que nada ha cambiado, que los sacerdotes de la Administración Apostólica permanecen tan tradicionales como antes… Esta actitud de duplicidad implícita se convirtió como en la norma de la nueva situación en la que se encuentran: han subrayado los puntos del actual pontificado que parecen ser favorables, se pasa bajo un silencio reverencial lo que no va… Para tener la paz con Roma, hay que dejar de luchar… Poco a poco y de esta forma la lucha se debilita y se acaba por aceptar la situación. De hecho en Campos se conserva todo lo que es realmente tradicional, es cierto, y por lo tanto los fieles no ven cambio alguno, excepto los más avispados  (la Resistencia) que observan una tendencia a hablar más frecuente y respetuosamente de las declaraciones y acontecimientos actuales que se dan en Roma, omitiendo las advertencias de tiempos pasados y sin comentar las desviaciones de hoy en día; el peligro mayor está en habituarse a esta situación y no intentar ya poner remedio…  (Monseñor Fellay, Carta a los Amigos y Benefactores n° 63).

¿No ven en estas palabras una crítica al actual curso de la Fraternidad San Pío X en general, y a este artículo en particular?

Si no lo ven, estamos perdidos.

El demonio conquistó toda la Iglesia en el Vaticano II de esta manera: Tomemos una nueva orientación positiva hacia el mundo; hagamos amigos con nuestros enemigos; ya no más condenaciones y anatemas (de hecho, Juan XXIII dijo prácticamente lo mismo en el Vaticano II).

Ahora, porque han elegido el consejo de una compañía pagana de marketing (en vez de continuar el combate de Monseñor Lefebvre) para que les dijera cuál estrategia debía tomarse, el demonio ahora está conquistando la FSSPX con la misma técnica.

Por supuesto que ellos lo negarán (igual que Campos lo hizo).

La trayectoria al proseguir de esta manera es fácilmente predecible (como de hecho el Padre Cottier lo predijo con éxito en Campos).

La mentalidad implícita en persistir en esta orientación es para distanciar voluntariamente una parte de su propios fieles (como, de hecho, Monseñor Fellay manifestó su disposición a hacerlo) por el bien de.... ¿qué? ¿Obtener un apostolado más amplio que vendrá con la regularización?

Pero yo pregunto retóricamente: ¿Qué bien hace la Fraternidad San Pío X al llenar las Iglesias, obtener una pastoral más amplia, llenar los seminarios, etc.; si la compensación es convertirse (a pesar de la negativa previsible de la acusación) en gran medida en Conciliar?

En la actualidad, la FSSPX aún puede distinguirse de la FSSP, porque (al menos técnicamente / oficialmente) asegura que los documentos del Concilio Vaticano II contienen errores.

¿Por cuánto tiempo continuarán haciéndolo?

Psicológicamente, será difícil que la Fraternidad San Pío X continúe manteniendo esta posición con el tiempo, cuando prácticamente hablando,  ya no combate esos errores:

“Aquellos que no actúan del modo en que piensan, empezarán a pensar del modo que actúan”.

Esta es la trayectoria en la que la Fraternidad San Pío X se ha establecido, y es muy preocupante.

Sí, los nuevos sacerdotes están marcados desde su formación y no escucharemos que hablen mucho sobre el Concilio Vaticano II en los púlpitos.