Dice el Evangelio de hoy que los hijos del siglo (los
mundanos) son más prudentes (en el sentido de astutos) que
los hijos de la luz.
Enseña Santo Tomás que la astucia consiste en
emplear medios simulados o aparentes para conseguir un fin bueno o malo (Suma
Teológica, II-II, c. 55, a. 3) El astuto, para alcanzar el fin que pretende,
utiliza el engaño, la mentira, la ambigüedad, la doblez, la simulación, la
intriga. Lamentablemente hemos visto mucho de eso en el actual acercamiento a
la Roma liberal y modernista por parte de las autoridades de la FSSPX.
El diablo es sumamente astuto, y también dice Santo
Tomás que intentó desde el principio apartar al hombre de la obediencia [a
Dios] bajo pretexto de libertad
(Suma Teológica, III, c 8, a 7). En último término, ahí está el origen del liberalismo, que ha sido bautizado en el
Vaticano II y hacia el cual la Fraternidad está dando actualmente un giro
innegable, ¿o acaso no ha dicho el Superior General, entre muchas otras,
estas escandalosas e increíbles palabras?: después
de las discusiones, nos hemos dado cuenta de que los errores que creíamos
provenientes del concilio, de hecho son el resultado de la interpretación que
comúnmente se ha hecho de él (entrevista a CNS, 11-5-12).
Non
serviam (Jer. 20, 20), dijo el demonio en su rebelión, esto es, no estaré al servicio de nadie, seré libre. De
ahí que para el liberal lo primero sea la libertad.
Para el católico, en cambio, lo primero es la Verdad. Cristo dice “la Verdad os hará libres”. El liberal dice lo
contrario: “la libertad os hará verdaderos”. Por eso la Fraternidad disminuye ante
Roma la exigencia de la Verdad y aumenta la petición de libertad. Se conforma
con un rincón seguro en la estructura oficial, con que se le conceda un espacio
en el que pueda gozar de libertad. Las seis condiciones del Capítulo de 2012 protegen a la Fraternidad contra el
establecimiento de cualquier acuerdo que sea, si las autoridades romanas no
garantizan verdaderamente la posibilidad de la existencia en seguridad y de la
operación en libertad a la Tradición católica (Mons. de Galarreta,
entrevista de 7-4-13 publicada en «Zawsze Wierni», revista polaca de la FSSPX,
mayo-junio de 2013).
El
Vaticano II es una obra satánica. Es la fundación de la nueva religión
humanista, la religión que rinde culto al hombre.
Dice el P. Álvaro Calderón, FSSPX, en su libro
“Prometeo, la religión del hombre”, que la
palabra clave [para comprender el concilio] es «humanismo», pronunciada por primera vez en el siglo XIV (…), [la
que] desde el comienzo se contrapuso a la
palabra «cristianismo». En su origen primero, el «humanismo» es un engaño
diabólico por el que Satanás nos desprecia envolviéndonos en sofismas análogos
a aquellos en los que él mismo se enredó con su «non serviam». (…) El Concilio Vaticano II es el mayor -y
quizás último- esfuerzo por sostener un humanismo católico que se levanta ante
el cristianismo o Religión de Cristo, como la Religión del Hombre.
El
Concilio (…) fue
una maniobra de prudencia humana llevada a cabo por una jerarquía de
constitución divina, que hizo arder para los hombres el incienso que pertenece
a Dios.
Para
el Concilio el fin de la creación y del hombre ya no es Dios, sino el mismo
hombre (…) ¡Ya
no es más la gloria de Dios el mayor bien del hombre, sino la gloria del hombre
el mayor bien de Dios!
Este
es el pecado de Lucifer, que prefirió la contemplación a su propia esencia,
como más perfecta imagen de la divinidad, a tener que subordinarse con toda la
naturaleza en adoración al Verbo Encarnado.
El Padre Calderón es un gran teólogo, y su libro Prometeo es extraordinariamente importante porque, como ningún otro,
desenmascara admirablemente al Vaticano II, demostrando lo que es: una trampa
satánica y el engaño más funesto y destructivo de toda la historia de la
Iglesia Católica. Sin embargo, las autoridades de la FSSPX no quieren dar a
esta obra la difusión debida por temor a desagradar a los liberales y
dificultar el entendimiento con la Roma apóstata.
Al respecto, el Padre Rafael Arízaga OSB relata la
siguiente anécdota: Yo mismo fui testigo
de esta aversión a este libro. Durante nuestro retiro de agosto del 2012 en
Silver City, visité en su celda al R.
P. Pflugger. Con el libro “Prometeo” en la mano le pregunté: “Padre, ¿qué opina
de este libro?”. En cuanto lo vio, saltó hacia atrás en su silla como
espantado, como si hubiera visto a una serpiente, y me dijo: “no es un buen
libro”. Y como le indagara acerca de la
razón de su rechazo, me contestó: “a decir verdad, lo que dice este libro está
bien, pero si lo presentamos a Roma, ellos nos rechazarían por extremistas”.
Fue cuando me di cuenta que la verdad y la defensa de la fe ya no eran la
prioridad de la FSSPX, y que algo grave estaba pasando en ella.
Y Mons. Williamson, dijo sobre este libro: Está en español, fue traducido al francés,
pero llegaron órdenes de arriba de que no fuera publicado por la Fraternidad en
francés. La traducción ya está lista, está ahí, quizá hasta lo llevaron a la
imprenta y… ¡luz roja!, porque no quieren que el concilio sea condenado y no
quieren que Benedicto XVI sea condenado tampoco. Para la Fraternidad esto es
una locura. Peor que una locura: es un suicidio, es el suicidio de la FSSPX. Es
como comprar un perro guardián y amordazarlo en la noche para que no ladre (conferencia
de Bristol n° 8, año 2012).
Es
un suicidio, el suicidio de la FSSPX.
Que por la intercesión de la santísima Virgen María, Dios nos libre del
liberalismo, del Vaticano II, y de las autoridades indulgentes con las trampas
y mentiras que sabemos provienen del diablo.