"No es necesario
buscar a los fabricantes de errores entre los enemigos abiertos, sino que, con
grande y angustioso dolor, los vemos introducidos en el seno mismo de la
Iglesia, y son por ello tanto más peligrosos cuanto que son más difíciles de
descubrir. Nos referimos, Venerables Hermanos, a tantos seglares y, lo que es
más lastimoso, a tantos sacerdotes que, con un falso amor a la Iglesia, sin
ningún sólido fundamento filosófico ni teológico, incluso impregnados de
doctrinas envenenadas, que inoculan hasta la médula de los huesos de la
Iglesia, se alzan como reformadores, con una absoluta falta de humildad; como
ejército compacto arremeten contra lo que de más santo hay en la obra de
Cristo".
San Pío X (Encíclica
Pascendi Dominici Gregis).