Páginas

martes, 18 de junio de 2013

CARTA DE LECTORES: ¡YO ACUSO A UN OBISPO! - POR RAÚL DEL ROSAL MONTALVO



Yo acuso a un Obispo
(Por: Raúl Del Rosal Montalvo)
  

“OS HE TRASMITIDO LO QUE  RECIBÍ”, ¿qué fue lo que recibió? El “DEPÓSITO DE LA FE”, sin remiendos, integro, intacto. (Mons. Marcel Lefebvre)

El Santo Concilio Vaticano I enseña que “la doctrina de Fe que Dios ha revelado, no ha sido propuesta como un hallazgo filosófico que deba ser perfeccionado por los ingenios humanos, sino entregado a la Esposa de Cristo como un depósito divino, para ser fielmente guardada e infaliblemente declarada. De ahí que también haya que mantener perpetuamente aquel sentido de los sagrados dogmas que una vez declaró la Santa Madre Iglesia y jamás hay que apartarse de ese sentido so pretexto y nombre de una más alta inteligencia” (Constitución dogmática Dei Filius, Dz.1800).

Ya en vida el fundador de la FSSPX Mons. Marcel Lefebvre había escrito un libro “Yo acuso al Concilio”, en el prólogo de dicho libro Mons. Lefebvre daba los pormenores de las intenciones del Concilio Vaticano II y de su influencia en la autodestrucción de la Iglesia.  

“Constituye un gran servicio a la Iglesia de Nuestro Señor Jesucristo y a la salvación de las almas denunciar públicamente la maniobras de los hombres de la Iglesia que han deseado hacer de este Concilio la paz de Yalta de la Iglesia con sus peores enemigos, es decir, en realidad, convertirlo en renovada traición a Nuestro Señor Jesucristo y a su Iglesia” (Libro ¡Yo Acuso al Concilio! Pág. 22 + Marcel Lefebvre Econe, a 18 de agosto de 1976)

La Revolución Liberal se había fraguado en el Concilio Vaticano II, y a decir de Paulo VI, el humo de Satanás se había infiltrado por una grieta, ¡cómo no si el mismo Concilio Vaticano II le abrió las puertas! De igual forma hoy en el seno de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, nuestro superior Mons. Fellay ha abierto una grieta por donde se ha infiltrado el humo de Satanás. Y más aún si ya en vida Mons. Marcel Lefebvre, lamentaba la infiltración en el seno de la FSSPX. Comentario de Don Max Barret: ¡Monseñor estaba lúcido! Él no escribió “todos nuestros sacerdotes…” sino “la mayoría de nuestros sacerdotes”. El gusano ya estaba en la fruta. Él lo sabía y sufría terriblemente. (Tomado de Non Possumus)

EL PASTOR INSENSATO

El rompimiento de la Unidad de los obispos de la FSSPX, llevada a cabo por el Superior General Mons. Bernard Fellay, al expulsar de la FSSPX a Mons. Richard Williamson y a varios sacerdotes que se oponen a su línea falaz.  La línea trazada por el fundador de la FSSPX Mons. Lefebvre no fue en sentido de un acuerdo práctico, sino de la conversión previa de Roma. En ese sentido se dispuso y así quedó de manifiesto en el capítulo del 2006 que definió la postura del fundador. No al acuerdo práctico, sin una conversión previa de Roma.

Si hemos resistido a los papas del Posconcilio, ¿Por qué no hemos de resistir a un obispo infiel? Tal vez estas palabras suenen fuertes para los fieles de la tradición que no tienen el conocimiento de lo que sucede en el seno de la FSSPX.  Pero recordando lo que decía San Gregorio Magno que “Es preferible que ocurra un escándalo antes que esconder la verdad. Escándalo doble sería tolerar el error, cubrir un crimen con su disculpa por no decir por su complicidad”.

¿Que acaso no puso un ejemplo Mons. Marcel Lefebvre y Mons. De Castro Mayer?  Otro ejemplo más fue dado por Mons. Salvador Lazo de San Fernando de la Unión, Filipinas (In. Memoriam 11 de abril del 2000). El cual en su carta dirigida al papa Juan Pablo II hace referencia a la única arca de salvación: Soy partidario de la Roma eterna, la Roma de San Pedro y San Pablo. No quiero seguir a la Roma masónica. El Papa León XIII condenó a la masonería en su encíclica “Humanun genus” en 1884. No aceptó tampoco a la Roma modernista. El Papa San Pío X condenó el modernismo en su encíclica “Pascendi Dominici Gregis” en 1907. No sirvo a la Roma controlada por los masones, que son los agentes de Lucifer, el Príncipe de los demonios”.   Aquí está la paciencia de los santos, aquellos que guardan los preceptos de Dios y la Fe de Jesús. (Apocalipsis 14, 12)

Entonces ¿por qué hemos de sujetarnos a la Roma modernista y liberal? ¿Por qué nuestro Superior ha optado por un doble discurso? Como lo hace con la declaración Doctrinal del 15 de abril del 2012: Nosotros declaramos reconocer la validez del sacrificio de la Misa y de los Sacramentos celebrados con la intención de hacer lo que hace la Iglesia según los ritos indicados en las ediciones típicas del Misal romano y de los Rituales de los Sacramentos legítimamente promulgados por los papas Paulo VI y Juan Pablo II.

Cuando la FSSPX dice que: Siendo esto así, ¿debemos decir que la Nueva Misa es inválida? Esto no ha sido demostrado, pero puede argüirse lo siguiente: por un lado, la Nueva Misa no está cualificada como rito católico; por otro, el celebrante debe querer hacer lo que hace la Iglesia; ahora bien, la Nueva Misa ya no garantiza por sí misma que tiene esa intención, la cual dependerá de su fe personal (generalmente desconocida para los presentes, pero más o menos dudosa a medida que avanza la crisis en la Iglesia). Por tanto, puede presumirse que estas misas son de validez dudosa, y más aún con el paso del tiempo. (Tomado de Non Possumus)

Como vemos para Mons. Fellay, su sentir ha cambiado y ahora le parece que la “nueva misa” es legítima, cuando siempre se nos enseñó lo que ya habían definido los Cardenales Ottaviani  y Bacci con respecto de la “nueva misa”. Los Cardenales Alfredo Ottaviani y Antonio Bacci, en su Breve Examen Crítico (25-IX-1969) de la nueva misa, concluyeron que el “Novus Ordo Missae”, se aparta impresionantemente de la Teología Católica.




Tan es así, que a nosotros que formamos parte de la Tradición se nos ha enseñado que no debíamos de participar en estas misas por la duda que quedaba en cuanto a la consagración.

Entonces si esa era la postura ¿Por qué erigir Nuevas Iglesias para celebrar la Santa Misa de Siempre, si la misa denominada “Novus Ordo Missae” es “legítima”? ¿Por qué entonces no podemos recibir los sacramentos en la Iglesia Oficial si son tan válidos y no como lo expuso nuestro fundador Mons. Marcel Lefebvre? Ahora bien, todos los sacramentos fueron modificados en el sentido de una comunión humana, solamente humana –no más una comunión sobrenatural. Una especie de colectivización. Han colectivizado los sacramentos.

¿Se le olvidó a nuestro Superior que estamos viviendo en dos Iglesias? Una del Preconcilio o de Siempre o como los mismos modernistas “definieron”, la Iglesia de Cristo subsiste en la Iglesia católica; cuando la Iglesia siempre ha enseñado que la Iglesia de Cristo es la Iglesia Católica. Y la otra la Nueva Iglesia para un Nuevo Orden Mundial o iglesia falsa ecuménica y apóstata.  La primera para dar testimonio de la Verdad y declarar que es la Esposa del Verbo Encarnado. “La única Iglesia de Cristo es visible para todos, y permanecerá, según es voluntad de su Autor, exactamente tal como él la instituyó” (Pío XII, Mortalium Animos, No. 15) Y la segunda para hacer la guerra a los Santos. Pues está unida al mundo, a sus secuaces, y al mismísimo demonio.

Habrá quien pueda argüir que Jesucristo prometió que las puertas del infierno no prevalecerían contra ella. Dios hizo la promesa de que las puertas del infierno no prevalecerán contra ella (S. Mateo 16,18) y aun estando los hombres de Iglesia errados como hoy en la más grande crisis de Fe y Apostasía (2 Tes. 2-4)  la promesa seguirá ahí.

Lo cierto es que esto se refiere a que, aunque quedara un pequeño grupo de católicos fieles que  custodien el Depósito de la Fe, estos serán la verdadera Iglesia de Jesucristo “Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” (Mateo. 28, 20) “Ahora bien, lo que Cristo Señor, príncipe de los pastores y gran pastor de las ovejas, instituyó en el bienaventurado Apóstol Pedro para perpetua salud y bien perenne de la Iglesia, es menester dure perpetuamente por obra del mismo Señor en la Iglesia que, fundada sobre la piedra, tiene que permanecer firme hasta la consumación de los siglos”(Concilio Vaticano I, Dz. No 1824)

Hasta hace algunos años hice un artículo que titulé “Cismáticos o Macabeos del Fin de los Tiempos” este artículo lo difundía en todas las Iglesias conciliares para que todos los fieles supieran que solo había un puñado de católicos fieles al Magisterio de 2000 años, en él me refería a Mons. Lefebvre y a las consagraciones episcopales llevadas a cabo por él para preservar el Depósito de la Fe  y el Sacerdocio. Y hacía hincapié en los Obispos Fieles como lo hicieron en su momento los Macabeos de Matatías. Por entonces se levantó Matatías hijo de Juan, hijo de Simeón, sacerdote de los Hijos de Joarib, de Jerusalén, que habitaba en Modín. Tenía cinco hijos: Juan Caddis, Simón, Judas Macabeo, Eleazar y Jonatán. (1Mac. 2, 1 s).

Y dije que nuestros obispos consagrados serían fieles a la Tradición como lo fueron aquellos que en tiempos de Matatías se habían unido a él. Alzó luego el grito Matatías en la ciudad y dijo: “¡Todo el que sienta celo por la Ley y sostenga la alianza, síganme!” (1 Mac. 2, 27).

Creo sinceramente que solo un Obispo ha demostrado esa fidelidad a Dios y a su Iglesia: Mons. Richard Williamson.  Mons. Tissier de Mallerais ha sido silenciado, y Mons. De Galarreta en línea con Mons. Bernard Fellay.

¿Qué acaso no es una traición a Nuestro Señor Jesucristo y a su Iglesia? ¿Qué acaso no hemos dicho que la FSSPX, es una obra del mismísimo Dios? No empero nuestro Superior General Mons. Bernard Fellay, se ha dejado arrastrar por el espejismo de su osadía soberbia al querer combatir los errores de la Roma moderna y liberal desde dentro. ¿Acaso no tenemos la advertencia? “Sal de ahí pueblo mío para que no participes de sus iniquidades”.

Para él solo cuenta la ilusión y las promesas de los acuerdos que posiblemente ya  hizo y que a decir de él, niega rotundamente. Pero los hechos dicen otras cosas, así como el cambio de su postura y ambigüedad en sus discursos y entrevistas, lo delatan.

Por tal motivo he decidido acusar a un Obispo que juró lealtad en su consagración. Y que ahora se convierte en infiel, con tal de agradar al mundo y a las autoridades eclesiásticas modernas y liberales en apostasía. Y lleva a la destrucción a la FSSPX. Si nuestras autoridades de la FSSPX quisieran refutar esto tendrían que demostrar lo contrario, espero que lo puedan hacer, hay muchos elementos y argumentos en contra de nuestro superior.

Cuando los padres de la FSSPX escriben en contra de las autoridades eclesiásticas aquí en México, quienes habían revisado lo que había escrito me dijeron: “a ellos hay que darles duro” (se referían con los argumentos del Magisterio de la Iglesia, de las encíclicas, Código de Derecho Canónico, etc.) “ellos sí saben lo que están haciendo”. He aplicado la misma regla para nuestro superior. Me he preguntado ¿sabrá nuestro superior lo que está haciendo? ¡Claro que sí sabe lo que hace!

Nuestro fundador Mons. Lefebvre en la nota acerca del título de su libro escribió:

¿Por qué el título de “Yo acuso al Concilio”? Porque tenemos fundamentos para afirmar, en virtud de argumentos tanto de crítica interna como externa, que el espíritu dominante en el Concilio e inspirador de tantos textos ambiguos y equívocos, e incluso francamente erróneo, no es el Espíritu Santo, sino el espíritu del mundo moderno, espíritu liberal, teilhardiano, modernista, opuesto al reino de Nuestro Señor Jesucristo. (Del Libro “Yo acuso al Concilio Pág. 23 +Marcel Lefebvre París, a 27 de agosto de 1976)

Guardaos de prestar oídos a los engañosos discursos de los filósofos del siglo que os conducirán a la  muerte; alejad de vosotros a todos los  usurpadores, bajo cualquier título que se presenten, arzobispos, obispos, párrocos; no tengáis nada en común con ellos, sobre todo en el ejercicio de la religión”. (Breve "Caritas”, del 13 abril de 1791, condenando la Constitución civil del clero de 1790)


¡VIVA CRISTO REY!