El
Padre François Pivert escribió un libro llamado “Su Excelencia Monseñor
Lefebvre: Nuestras relaciones con Roma”. Este libro se puede
comprar aquí.
Nos informa el
señor Paul Chaussée, en el foro Un évêque s’est
levé, lo siguiente:
Recibimos esta información del señor
Max Barret:
« Como
información que puede alentarnos a multiplicar nuestras oraciones por el padre
de Cacqueray, deben saber que Menzingen le pidió retirar de la venta todos los
ejemplares del libro del padre Pivert, El Combate de la Fe, « Monseñor
Lefebvre y nuestras relaciones con Roma » y sancionar al autor (el padre
Pivert, no Monseñor Lefebvre…) El Padre de Cacqueray se rehusó a ejecutar las
dos órdenes ».
Yo verifiqué esta
información con el Padre Pivert quien me la confirmó ¡pero él no había sido
informado por Menzingen !
¡Esto dice en qué
estado se encuentra la Fraternidad! Pero hay que apoyar con nuestras oraciones
al padre de Cacqueray que va a concentrar en su persona la ira del dictador
suizo.
Este libro
extraordinario, por su riqueza y su construcción está compuesto con el 90% de
citas de Monseñor Lefebvre aproximadamente, y el resto son breves textos de
enlace por el padre Pivert y algunas citas de Roma. Se puede descubrir allí la
perfección de la argumentación por la lectura continua o escogiendo un aspecto
de este tema a partir del índice temático muy completo o por una sola palabra
por el índice onomástico. Yo lo probé a partir de la cuestión disputada del
« acuerdo práctico » tratado en el capítulo 7 y con la palabra
« Tradición viva ». Las respuestas son muy claras, al punto que me
sentí inteligente por comprender tan bien estas cuestiones embrolladas. Es
verdad que las respuestas ¡son de Monseñor Lefebvre! Pero el talento del padre
Pivert se descubre por la elección de citas y por la manera en que están
ordenadas.
Es contundente de
orden y de inteligencia, y es reconfortante descubrirse de acuerdo con Monseñor
Lefebvre y con el padre Pivert y unidos en el campo de los que resisten a la
unión con Roma. Pero comprendemos también el furor del Superior General cuya
estrategia de afirmaciones ambiguas se reduce a nada ¡sin ni siquiera ser
citado ni nombrado!