« No es bueno, no es moral, no es
legal que tal hombre permanezca mucho tiempo a la cabeza de la Tradición”.
LA SAPINIÈRE
NON POSSUMUS
El Padre Jean Michel Faure, uno de los
capitulantes del Capítulo del 2012, no pudiendo venir a mi conferencia, me hizo
llegar unas palabras diciendo: “Transmítanle mis felicitaciones y mi apoyo.
Yo entré a Ecône en 1972 y conocí muy bien a Monseñor Lefebvre. No dudo que él
aprobaría la decisión del padre Rioult que también es la mía. En unión de
oraciones. Padre Jean Michel Faure”.
Estimados amigos:
Quisiera explicarles hoy el sufrimiento
de los sacerdotes de la Fraternidad. Les expondré hechos penosos, no se me acuse
de ser violento, son las cosas que les voy a describir las que lo son. Es la
situación que nosotros vivimos en la Fraternidad que es violenta; yo no tengo
nada que ver, pero la veo, la denuncio, la rechazo y la sufro.
¿Por qué regresar a estos eventos
penosos que sucedieron y no dejar que la herida se cierre ya que Monseñor
Fellay no firmó nada? Porque estos acontecimientos que sucedieron son
gravísimos y sobre todo porque todavía perduran. Pero antes de abordar el tema
les ofrezco dos preciosos comentarios sobre la caridad de la verdad de Don
Félix Sardá y Salvany de su libro El liberalismo es un pecado (¡Hay
que leerlo!!! Si debemos retener algo de esta conferencia es esta: leer este
libro)
1) « No hay, pues, falta de
caridad en llamar a lo malo, malo; a los autores, fautores y seguidores de lo
malo, malvados; y al conjunto de todos sus actos, palabras y escritos,
iniquidad, maldad, perversidad. El lobo fue llamado siempre lobo a secas, y
nunca se creyó hacer mala obra al rebaño ni a su dueño con llamarle y
apostrofarle así”.
2) « Las ideas no se sostienen por
sí propias en el aire, ni por sí propias se difunden y propagan (…) Los autores
y los propagadores de doctrinas heréticas son soldados. Sus armas son el libro,
el periódico, el discurso público, la influencia personal. (…) lo
primero y más eficaz es desarmar al tirador. Así, conviene
desautorizar y desacreditar su libro, periódico o discurso; y no sólo esto, sino
desautorizar y desacreditar en algunos casos su persona. Sí, su
persona, que este es el elemento principal del combate. Se le pueden, pues, en
ciertos casos sacar en público sus infamias, ridiculizar sus costumbres,
cubrir de ignominia su nombre y apellido. Sí, señor; y se puede hacer
en prosa, en verso, en serio y en broma, en grabado y por todas las artes y por
todos los procedimientos que en adelante se puedan inventar. Sólo debe tenerse
en cuenta que no se ponga la mentira al servicio de la justicia”.
« Pero Monseñor Fellay y vuestros
cofrades acuerdistas no son heréticos!” No, por supuesto,
pero escuchad estas reflexiones del papa Pio IX:
« En estos tiempos de confusión y
de desorden, no es raro ver a cristianos, católicos, hasta hay en el clero
secular, hay en los monasterios, que tienen siempre sobre los labios las
palabras de medios-términos, de conciliación, de transacción. ¡Pues bien! No
vacilo en declararlo: estos hombres están equivocados, y no los veo como
los enemigos menos peligrosos de la Iglesia. Vivimos en una
atmósfera corrompida y pestífera; sepamos preservarnos de eso; no nos dejemos
envenenar por doctrinas falsas que pierden todo, so pretexto de salvar todo”.
Pio IX
Los liberales, gente de conciliación,
son enemigos de la Iglesia que pierden todo, bajo pretexto de salvar todo.
¡Retengámoslo!!!
Para poner en evidencia la violencia
que reina actualmente en la Fraternidad, será necesario hacer análisis de texto
y un poco de material es indispensable: dos ojos para leer,
oídos para escuchar, una inteligencia para comprender el sentido de las
palabras y sobre todo un par de anteojos rosas un par de anteojos negros y un
par de anteojos normales…
Comencemos:
“Respecto a la respuesta que envié el
17 de abril a Roma… lo que deduzco de fuentes privadas, tengo la impresión de
que es conveniente. Entre nosotros, pienso que será
necesario explicar adecuadamente porque hay (en este documento)
expresiones o declaraciones que están en la cuerda floja, que si no se tiene
una mente positiva o según si se pone anteojos negros o rosados, las
verá en un sentido o en el otro. Entonces, será necesario que se
les explique bien que esa carta no cambia absolutamente en nada
nuestra posición (ustedes fieles y profesoras dominicas
que no saben leer lo que ustedes leen, no quiere decir lo que ustedes
leen sino lo que quiero que ustedes piensen). Pero que, si se quiere leer de manera torcida, se comprenderá
en el sentido equivocado” (¡es la confesión de
haber hecho un documento ambiguo!!!???). (Monseñor Fellay,
Brignoles, Nouvelles de Chretiente 4 de Mayo del 2012 nº135).
Es triste decirlo, pero este extracto
del discurso de Monseñor Fellay en Brignoles el 4 de mayo de 2012, ilustra muy
bien el drama que vivimos: ¡Monseñor Fellay tiene dos discursos! Y
si lo retomamos, él se escandaliza y nos acusa de portar anteojos negros
mientras que son los rosas los que se deben utilizar.
¡Monseñor Fellay tiene dos discursos!
Para separar lo verdadero de lo falso:
vayamos al texto y demos ejemplos.
Más recientemente, en la “Carta a los
amigos y benefactores n°80 de marzo de 2013”:
Monseñor Fellay escribe: “En
el plano doctrinal seguimos estando en el punto de partida, tal como estaba en
los años 70’. Lamentablemente no podemos hacer más que reconocer
la actualidad del análisis de Mons. Lefebvre, fundador de nuestra Fraternidad,
que no ha variado en las décadas que siguieron al Concilio hasta su muerte. (…)
reconociendo que la crisis que sacude la Iglesia también tiene
causas exteriores, el Concilio mismo es el agente principal de su
autodestrucción. (…) Estamos, pues, en
Pascua de 2013 y la situación de la Iglesia está
prácticamente sin cambios.”
Está claro ¿no? Ya no hay más
inquietud: ¡Monseñor Fellay piensa rectamente! ¡No! Esta bella
proclamación llega tarde y no vale nada porque:
En junio de 2012 : DICI-Lorans le da la palabra a “Monseñor Bernard Fellay para
saber del mismo Superior general cómo juzga él una solución canónica
que ocurriría antes (no sin) una solución doctrinal… Sus respuestas, inspiradas por la prudencia sobrenatural,
nos dan un análisis de la situación arraigado en la realidad”. (El
Padre Alain Lorans: campeón de la manipulación mediática con estilo
periodístico de la peor especie, cuanto más grande, pasa mejor).
Monseñor Fellay: « Lo que ha
cambiado es que Roma ya no hace de una plena aceptación del Concilio Vaticano
II una condición para la solución canónica. Hoy en día, en Roma, algunos
consideran que la Iglesia no es solo el Concilio. Esta toma de conciencia puede
ayudarnos a entender lo que realmente está sucediendo: estamos llamados a
ayudar a llevar a los demás el tesoro de la Tradición. Así pues, es la
actitud de la Iglesia oficial la que ha cambiado, nosotros no.
Podemos pues preguntarnos el porqué de este cambio. ¡Todavía no estamos de
acuerdo doctrinalmente, y sin embargo el Papa quiere reconocernos! ¿Por qué? (Porque
Monseñor Fellay firmó una declaración inaceptable donde se acepta no solamente
el Concilio a la luz de la Tradición, sino también la Tradición a la luz del
Concilio) Debemos dejar de lado los problemas
secundarios y hacer frente a problemas mayores. Hay que leer entre
líneas para entender (esto se hace complicado: rosa, negro,
entre líneas) Las autoridades oficiales no quieren reconocer los
errores del Concilio. Ellas no lo dirán nunca de manera explícita. Sin embargo,
si leemos entre líneas, se puede ver que quieren remediar a algunos de estos
errores”.
En 2011 respecto a la beatificación de Juan Pablo II, Monseñor Fellay
declaró que esta planteaba “un problema grave”. “El de un pontificado
que avanzó a grandes pasos en el sentido errado, en la dirección del
progresismo y de todo aquello que se llama “el espíritu del Vaticano II”. Por
eso, no es sólo una consagración de la persona de Juan Pablo II sino
también del Concilio y de todo el espíritu que lo acompañó.”
Está claro ¿no? No más inquietud:
¡Monseñor Fellay piensa rectamente! No. Él se contradice porque escribió que
Benedicto XVI, quien va a beatificar a JP II es un papa que “¡regresa a
las ideas tradicionales!!!” Esto fue en una entrevista con Les
Nouvelles caléedoniennes donde Monseñor Fellay dijo:
« Y
el balance (del Vaticano II) es devastador. (…Pero) el
Papa vuelve a las ideas tradicionales. Él ve muy bien que hay una desviación
que se debe corregir. Tal vez estamos mucho más cerca del Papa de lo que
parece. (…) Además (…) Basta un acto de Roma para decir que ha terminado y que
nosotros reingresamos en la Iglesia. Esto llegará. Soy muy
optimista” (27 de diciembre 2010).
Todavía en el 2012, en la “Carta a los Amigos y Benefactores n° 76”, pensaba que:
« Desde el ascenso al
pontificado del Papa Benedicto XVI, ha aparecido una nueva
ola. “Que contra todo pronóstico aparenta ir en sentido opuesto a
la primera. Los indicios son suficientemente variados y numerosos como para
poder afirmar, que este nuevo movimiento de reforma o de restauración
es efectivamente real.” (Carta a los Amigos y Benefactores n°76, 7 de mayo
de 2010).
Aquí está el retrato de Benedicto XVI
que Monseñor Fellay erigió en el 2010 en Brasil:
« Benedicto XVI es una mezcla
de bueno y de malo. Lo que es malo, es la cabeza que
es modernista. Por ejemplo, el ecumenismo, las relaciones con
los judíos. Ha dicho cosas increíbles, por ejemplo, sobre el infierno. Este
lado de Benedicto XVI es muy moderno (no
católico, herético: la palabra no la dijo, la verdad está disminuida). Pero también hay otro lado, que es conservador: su cabeza
es moderna, su corazón es conservador pero ignoro como una y
otra van juntas”.
Para darnos cuenta de lo ridículo de
esta declaración, hay que dejar el discurso por los hechos. Estos son los
principales actos de este corazón conservador entre 2007 (fecha
del Motu proprio sobre la misa) y 2011:
Reunión interreligiosa en Nápoles,
visita a la sinagoga de New York, JM de Sídney con su liturgia de
inculturación de rituales paganos, visita a la mezquita del Domo
de Jerusalén, Ritual judío en el Muro de las
lamentaciones, visita a la sinagoga de Roma, participación activa en un culto
luterano en Roma, beatificación de Juan Pablo II, reiteración del
escándalo de Asís.
El pensamiento es
confuso, el lenguaje es doble, oportunista e incluso manipulador.
El redactor en jefe del blog Osservatore
Vaticano, Vini Ganimara, publicó un artículo titulado “Fuerzas y
debilidades de la diplomacia de Monseñor Fellay”. Leemos allí:
“Monseñor Fellay ha sabido adoptar
progresivamente un lenguaje mesurado, que hace olvidar sus declaraciones en
todo sentido del pasado, así como también los discursos agresivos de los otros
obispos de la FSSPX (…) no hay negociación sin dame y te doy-
(Monseñor Fellay) muestra sus capacidades diplomáticas al mismo tiempo que la
debilidad de su margen de maniobra. Pongo un ejemplo: después del levantamiento
de las excomuniones, envió por fax a todos los prioratos del mundo
una “Carta a los fieles” (24 de enero 2009), conteniendo la cita de su
propia carta al cardenal Castrillón (de 15 de diciembre de 2008) que permitió
el levantamiento de las censuras:
(Nosotros estamos listos a escribir con
nuestra sangre el Credo, a firmar el juramento anti-modernista, la profesión de
fe de Pio IV; nosotros aceptamos y hacemos nuestros todos los
concilios hasta el Vaticano II, respecto al cual emitimos
reservas” (…) Esta formulación provocó tal oposición, que unos
días más tarde, una nueva versión de esta carta del 24 de enero citó así la
carta al cardenal “Aceptamos y hacemos nuestros todos los concilios
hasta Vaticano I. Pero no podemos sino emitir reservas respecto al Concilio
Vaticano II que quiso ser un concilio diferente de los otros” (…) Queda
claro que fue la primera versión la que recibió el Cardenal Castrillón. La
segunda versión no es propiamente una falsificación: es una traducción para
servir a la opinión pública de la FSSPX” (jueves 29 de octubre de
2009).
En esa época, Monseñor Fellay dijo a
los priores que se trataba de un error por parte del Secretario General, el
cual había trabajado toda la noche y cometió un error. Se trafica con los
textos, se adaptan al público: a veces a la derecha, a veces a la izquierda, a
veces “sí”, a veces “no”. Un golpe “rosa”, otro “negro”. Esta confusión es insoportable
e inaceptable por parte de un jefe. Este mismo esquema se reproduce desde hace
varios años y continúa:
-Las cosas han cambiado en Roma, PERO la
situación de la Iglesia está prácticamente sin cambios.
-Nosotros no hemos buscado un acuerdo
práctico, PERO no hemos rechazado a priori el considerar la
oferta del papa.
-Tengo toda la intención de continuar
haciendo todos mis esfuerzos para proseguir por este camino…PERO de
ninguna manera aventurarse hacia la normalización canónica en tanto que la
parte doctrinal no se arregle…
-Roma acepta poner sus errores al nivel
de una opinión, PERO Roma, al consagrar la persona de Juan
Pablo II consagra el Concilio.
-El principio del 2006 (ningún acuerdo
práctico hasta que Roma se convierta) es claro, PERO no es
claro porque ¿qué entendemos por la conversión de Roma?
-El papa nos escribió por vía oficial PERO de
hecho lo que él desea es lo que no escribió porque no puede escribirlo…
-En marzo de 2013 en la Fraternidad: “no
se trata absolutamente de un acuerdo con la Roma modernista” PERO en
octubre de 2012, en Bruselas, dirigiéndose a sacerdotes diocesanos respecto a
para cuándo sería un acuerdo entre Roma y la Fraternidad: “Se hará muy
pronto”.
Declaraciones tan vagas, ambiguas,
contradictorias, que uno pierde la cabeza.
Sofismas graves.
Un sofisma es un falso razonamiento que
tiene alguna apariencia de verdad. Dos son particularmente graves. Monseñor
Fellay presentó como victorias de la Tradición lo que en el fondo no eran más
que maniobras modernistas. No hay que olvidar jamás que la Revolución está
lista para hacer muchas concesiones aparentes y superficiales para salvar lo
esencial: conservar su principio revolucionario: la libertad religiosa de los
derechos del hombre: principio masónico.
En el 2007 se nos dijo que la misa
tridentina no había sido “abrogada jamás” (en
tanto rito extraordinario, igualdad de santidad con el rito bastardo que es el
ordinario). En el 2009 las “excomuniones” fueron retiradas (levantadas). Se mintió por omisión, se ignoró la estrategia revolucionaria.
1) Se puede apoyar la misa
extraordinaria mientras que la misa bastarda permanece como norma ordinaria y
principal. (Influencia nefasta de ese motu proprio se hizo
sentir entre nosotros: invitación de boda anunciando la misa en rito
extraordinario…).
2) Se puede intentar un gesto de
misericordia hacia los lefebvristas si eso puede debilitarlos mientras que el
Vaticano II continúa siendo la brújula de la Iglesia para el siglo XXI.
El mismo Benedicto XVI explicó su estrategia a
los modernistas idiotas:
“¿Puede ser totalmente desacertado el
comprometerse en la disolución de las rigideces y restricciones, para dar
espacio a lo que haya de positivo y recuperable para el conjunto? Yo mismo he
visto en los años posteriores a 1988 cómo, mediante el regreso de comunidades
separadas anteriormente de Roma, ha cambiado su clima interior; cómo el regreso
a la gran y amplia Iglesia común ha hecho superar posiciones unilaterales y
ablandado rigideces, de modo que luego han surgido fuerzas positivas para el
conjunto” (Carta de Benedicto XVI a los obispos con motivo del
levantamiento de excomuniones del 10 de marzo de 2009).
En 1988, Monseñor Lefebvre denunció
esta estrategia vaticana y sus peligros:
« El ambiente de estos contactos y
de los coloquios nos manifiesta claramente que el deseo de la Santa
Sede es de acercarnos al Concilio y sus reformas, y de ponernos también en el
seno de la Iglesia Conciliar (…) Nuestra reintegración parece ser una
ventaja política, diplomática, para poner en equilibrio a los excesos de los
otros” (30 mayo de 1988 en Notre-Dame du Pointet).
Benedicto XVI que es un modernista
inteligente no ha hecho nada por nosotros. ¡No hizo sus Motu proprio por
nosotros! Sino para salvar al Vaticano II; como buen
modernista, comprendió que tenía necesidad de nosotros en la gran
Iglesia para salvar al Vaticano II. La Fraternidad legítimamente
integrada podría aportar a la iglesia moderna su carisma de Tradición, porque de
facto, ella aceptaría el pluralismo del pensamiento conciliar. Es para
salvar su “hermenéutica de la continuidad” que Benedicto XVI
nos necesita, nosotros que manifestamos la ruptura doctrinal del Vaticano II.
El simple vivir juntos manifestará la continuidad de la Tradición
viva en la vasta Iglesia. Por la misma razón, él
debía aceptar la existencia de la misa tradicional (pero
en segundo lugar) para salvar la misa de Paulo VI y su
pretendida continuidad litúrgica.
Pero el bien de la
Iglesia exige el rechazo del Concilio y no solamente su crítica. No nos podemos contentar con el “dejadnos
hacer la experiencia de la Tradición, aceptadnos tal como somos”, porque
eso sería hacerle el juego a la lógica
modernista y salvar el Concilio Vaticano II. Monseñor Lefebvre lo comprendió:
« Yo acuso al Concilio » me
parece la respuesta necesaria al “yo excuso al Concilio” del
cardenal Ratzinger”. “Es darle a la Iglesia de Nuestro Señor Jesucristo y a la
salvación de las almas un inmenso servicio al denunciar públicamente las
actuaciones de los hombres de Iglesia que quisieron
hacer con este concilio la paz de Yalta de la Iglesia con sus peores enemigos,
siendo en realidad una nueva traición a Nuestro Señor Jesucristo y a su
Iglesia”. (Monseñor Lefebvre, le destronaron, pág. 233, Fideliter)
Lo que dice Monseñor
Fellay contradice el combate de la fe de Monseñor Lefebvre.
« DICI-LORANS: 2012 no es
1988, año de su consagración episcopal… ¿El rechazo a priori de un
reconocimiento canónico se debe a 40 años de una situación excepcional
que resulta de una mala interpretación de la sumisión a la autoridad?”
Monseñor Fellay: “Lo que está pasando
en estos días muestra claramente algunos de nuestros puntos débiles frente
a los peligros que se han creado por la situación en la que estamos. (…)
Algunos argumentan que para trabajar “con seguridad” en la Iglesia, en primer
lugar, ésta debe limpiarse de todo error. Esto es lo que se dice cuando se
afirma que Roma debe convertirse antes de cualquier acuerdo, o que los errores
deben ser primero removidos para que podamos trabajar. Pero esta no es
la realidad. (…) los santos reformadores no la abandonaron para
luchar contra estos errores”. (Monseñor Fellay ¿se da
cuenta que esta frase condena a Monseñor Lefebvre y a todos los otros, Padres
Coache, Calmel, Barbara, Guillou… quienes para no dejar la Iglesia Católica se
separaron de la Iglesia conciliar?).
Monseñor Fellay inventó un
nuevo principio que permitirá justificar los arreglos comprometedores:
“nosotros no podemos aceptar ser acusados injustamente de una ruptura con
Roma”. Pero Monseñor Lefebvre, en 1976 y en 1988, aceptó, dos veces,
ser condenado para continuar el combate de la fe.
Monseñor Fellay describe a la
Fraternidad como « carente » de alguna cosa fundamental en relación
con la “visibilidad” de la Iglesia. Habla frecuentemente de la Fraternidad como
estando en una situación “irregular”, “anormal”, “ilegal” mientras que Monseñor
Lefebvre afirmó: “Lo que nos interesa por principio, es mantener la fe
católica. Ese es nuestro combate. En cuanto a la cuestión canónica, puramente
exterior, pública en la Iglesia, es secundaria” Y ahora no se
habla más que de eso.
Porque para Monseñor Fellay, sus
asistentes y otros, esto no es secundario, es tan importante que se permitieron
trabajar en un acuerdo práctico sin acuerdo doctrinal, contraviniendo así lo
que Monseñor Lefebvre afirmó explícitamente, sobre todo después de 1988, y esto
es lo que el Capítulo General (quien tiene más autoridad que el Superior)
decidió en 2006.
Y estos sofismas son dichos bajo la
apariencia de un más grande bien (táctica
clásica para hacer perder un verdadero bien): “En la
iglesia visible” se podría convertir la iglesia conciliar a la
Tradición… Esto es contradecir a Monseñor Lefebvre:
“Estas son cosas que son fáciles de
decir. Meterse al interior de la Iglesia ¿qué quiere decir? Y por principio, ¿de
qué Iglesia hablamos? Si es de la Iglesia conciliar, haría falta que
nosotros, que hemos luchado contra ella durante veinte años porque queremos a
la Iglesia católica, entremos en esta Iglesia conciliar supuestamente para
volverla católica. Es una ilusión total. No son los sujetos que hacen los
superiores, sino los superiores que hacen a los inferiores”. (Monseñor
Lefebvre, Fideliter n°70, p.6).
Todos estos graves errores y estos
sofismas han sido mantenidos, al precio de un lenguaje doble y contra toda
prudencia y se justifican por nuevos sofismas: ¡es culpa de las autoridades
romanas que nos han engañado!
“Como ustedes saben, la Fraternidad se
halló en una posición delicada durante gran parte del año 2012, a
resultas del último movimiento hecho por Benedicto XVI que
intentaba normalizar nuestra situación. Las dificultades provenían, (…) de
una falta de claridad de parte de la Santa Sede que no
permitía conocer exactamente la voluntad del Santo Padre, ni qué estaba
dispuesto a concedernos. El problema causado por esta incertidumbre se disipó desde
el 13 de junio de 2012…”, “Carta a los amigos y benefactores n° 80” de
marzo de 2013.
Una vez más, Monseñor Fellay engaña a
su gente.
Monseñor Fellay acusa a ciertos
sacerdotes, bajo el pretexto de “preservar a la Fraternidad de un dizque
acuerdo suicida con la Iglesia conciliar”, de ser subversivos y
revolucionarios.
“Detrás de esta cortina de humo, se ha
establecido que el objetivo que se persigue es la dimisión del Superior
general, (no el objetivo sino la consecuencia, él mismo, por
sus contradicciones, ha reducido su autoridad a cero) y tal parece que todo les está permitido para llegar a esta meta (pero
Monseñor Fellay, para favorecer su acuerdo ha estado dispuesto a falsificar los
comunicados, a desobedecer las decisiones del capítulo de 2006, a considerar
sin escrúpulo una ruptura). Poco importan las
declaraciones, los sermones y las conferencias que afirman lo contrario (sí,
porque otras declaraciones, sermones y conferencias… dicen lo contrario de lo
contrario), se buscará con lupa (otro
problema óptico) todo lo que podría comprenderse al
revés para, en un increíble juicio de intención (las
palabras son las palabras y tienen un sentido que manifiesta la intención), desacreditar a la autoridad (ella misma se ha
desacreditado) y hacerla pasar por mentirosa y astuta (por
lo tanto mintió frente a los priores de Francia diciendo que el 13 de junio no
fue para firmar…)”
En el mismo Cor Unum, se encuentra la prueba de la intención de Monseñor
Fellay: la carta de Monseñor Fellay a Benedicto XVI del 17 de junio de
2012.
Leo sin lupa:
“En efecto, el miércoles 13 de junio
por la tarde, el Cardenal Levada me entregó, durante un encuentro que fue
cordial, una declaración doctrinal que yo no podré firmar. No tomando en cuenta
la súplica de no retocar la proposición que yo había
entregado, a causa de las consecuencias que esto acarrearía, el nuevo texto
retoma casi todos los puntos del Preámbulo de septiembre de 2011 que planteaba
dificultades y que me vi forzado a descartar (¡no a corregir!).Desgraciadamente, en el contexto actual de la Fraternidad, la
nueva declaración no pasará. (Releer en rosa y en
negro: ¡mismo sentido! ¿Quién es el astuto? ¿Quién está escondido y disimulado?) Creí comprender que usted estaba dispuesto a dar largas la
resolución de los desacuerdos (eufemismo) todavía en curso sobre ciertos puntos del Concilio y de la reforma
litúrgica (…) para llegar a pesar de todo a la unión, y yo me
comprometí en esta perspectiva (acuerdo práctico sin acuerdo doctrinal) a pesar de la oposición bastante fuerte en los rangos de la Fraternidad
y al precio de trastornos importantes. Y tengo toda la intención de
continuar haciendo todos mis esfuerzos para proseguir por este camino con
el fin de llegar a las clarificaciones necesarias. (Releer
en rosa y en negro: ¿mismo sentido? Sin lupa ni el increíble juicio de
intención. Su intención está allí, escrita, negro sobre blanco).
Otra confesión de talla en este Cor Unum: Monseñor Fellay asume su
declaración doctrinal. Para él, está bien y no es para nada escandalosa, así la
justifica:
1) ella sería “como la de
Monseñor Lefebvre de 1988”.
2) ella ha sido modificada el 13 de
junio por los romanos y se volvió inaceptable.
Estas dos justificaciones son falsas y
mentirosas:
Por principio, la de Monseñor Lefebvre
es la que llamó “operación suicidio”. Por lo tanto, no es laudable haber
retomado lo que Monseñor Lefebvre censuró. El mismo reconoció haber ido
demasiado lejos.
Monseñor Fellay pretende que:
-La Declaración doctrinal no fue la
expresión exhaustiva de su manera de pensar sobre el concilio… (Poco
importa si hay cosas inaceptables: ella es mala aunque no exhaustiva).
- Era clara pero « miembros
eminentes de la Fraternidad no la han comprendido » (Monseñor
Tissier, el padre de Cacqueray… ¡qué inquietante que Roma comprenda mejor que
los miembros de la Fraternidad! Incluso el padre Laisney la encontró ambigua).
El Cor
Unum presenta esta declaración así:
« Este texto quiere
significar a las autoridades romanas que nosotros reconocemos los
principios católicos relativos al magisterio de la Iglesia, de suerte que una
condenación de cisma sería injusta e inoperante”.
Se burlan de nosotros: « ¡Este
texto quiere significar ! » Pero no es una cuestión de
intención subjetiva sino de significación objetiva: ¡qué es lo que dice este
texto! ¿Qué diría un profesor a un alumno que llega a quejarse por un cero en
su redacción diciendo “lo que quería decir…”? “¡Probablemente eso es lo que
usted quiso decir, pero eso no es lo que leo aquí! Por lo tanto, cero,
a su lugar, señor”.
Además, esta declaración si es
« como la de Monseñor Lefebvre de 1988 », se desvía gravemente en
tres puntos:
a) II: referencia inaudita a la profesión de fe de Ratzinger de 1989:
Para Monseñor Lefebvre: « Es
un hecho muy grave. Porque pide a todos aquellos que se han adherido a
Roma o que podrían hacerlo, hacer una profesión de fe en los documentos del
Concilio y en las reformas posconciliares. Para nosotros, es imposible” (Entrevista
a Monseñor Lefebvre, Fideliter de enero de 1991, n°79, pág. 4) “Tal como es, esta
fórmula es peligrosa. Ella demuestra perfectamente el espíritu de estas
personas con las cuales es imposible entenderse” (Fideliter n°70, pág.
16, julio de 1989; también cf. Fideliter n°73, pág. 12 y n° 76 pág. 11).
b) III, 4: aceptación pura y simple, incluso en los términos de
« la hermenéutica de la reforma en la continuidad ».
¡Muy importante : éste
párrafo no fue modificado por los romanos!!!
Monseñor Fellay : « La completa Tradición de la fe católica debe ser el
criterio y la guía para la comprensión de las enseñanzas del Concilio Vaticano
II, el cual a su vez, ilumina –es decir profundiza y explica ulteriormente-
ciertos aspectos de la vida y de la doctrina de la Iglesia, implícitamente
presentes en ella, y aún no formulados conceptualmente”.
Es el Concilio a la luz de la Tradición
con la Tradición a la luz del Concilio.
Mons. Lefebvre: “nos es imposible
entrar en esta conjuración, aun cuando habría textos satisfactorios en este
Concilio. Porque los textos buenos sirvieron para hacer aceptar los textos
equívocos, minados, llenos de trampas. Nos queda una sola solución:
abandonar estos textos peligrosos para atarnos firmemente a la Tradición y al
Magisterio oficial de la Iglesia durante veinte siglos." (Monseñor
Marcel Lefebvre, Ecône, 18 agosto 1976, 1era Carta
introductoria & Paris, 27 agosto 1976, 2a Carta introductoria a «Yo
acuso al concilio »).
c) III, 7: misa y sacramentos
« legítimamente » promulgados por Paulo VI, Juan Pablo II…
¡Término gravísimo!!!
En realidad, lo que los romanos
añadieron no cambia la declaración al punto de volverla substancialmente
diferente, porque ellos no hicieron más que explicar lo que Monseñor Fellay ya había
concedido en el mortal párrafo III, 4: El Concilio a la luz de la Tradición
con la Tradición a la luz del concilio y la palabra “legítimamente”. El
mismo Monseñor Fellay ha minimizado, en sus discursos, los errores conciliares
para preparar los espíritus a la reconciliación conciliar. Fue Monseñor Fellay
quien ordenó cantar los Te Deum después del Motu Proprio estableciendo el rito
ordinario y extraordinario. Hay que ser lógico con el sentido de las palabras y
de las acciones, ¿no?
Una vez más el Cor Unum engaña
a los miembros: porque la prueba de que la declaración corregida por los
romanos era en el fondo semejante a la de Monseñor Fellay, es que sin la
oposición interna, él la hubiera firmado. Monseñor Fellay se lo confiesa a
Benedicto XVI:
« Desgraciadamente, en el contexto actual de la Fraternidad, la nueva declaración no
pasará” (Pero a los miembros
les dice: “nosotros no podíamos más que rechazar un texto promoviendo la
hermenéutica de la continuidad”) a pesar de la
oposición tan fuerte en los rangos de la Fraternidad (…) tengo la
intención de continuar haciendo todos mis esfuerzos para continuar por
este camino…” (nosotros no hacemos un “increíble juicio
de intención”, él mismo da a conocer su pensamiento. En el lenguaje militar
esto se llama: inteligencia con el enemigo, ¡es la Alta Traición!).
¿Y las tres condiciones del Capítulo de 2012?
Algunos dirán: « Carlos VI
está loco, pero su entorno vela ». Las condiciones fijadas por el
último Capítulo general de julio de 2012, son insuficientes. Ellas no nos
protegen y no nos impiden caer como lo hicieron las comunidades que acordaron
con Roma.
El Capítulo general omitió las dos
condiciones más importantes, pedidas claramente por Monseñor Lefebvre: La conversión de
las autoridades oficiales que se manifestaría claramente por la condenación
explícita de los errores conciliares y de estar exentos del nuevo
código de derecho canónico.
1) La primera « condición sine qua
non »: La Fraternidad le pide a los traidores permiso para decir
la Verdad y de criticar a los responsables de los errores del
modernismo, del liberalismo y del Vaticano II. Cuando vemos cómo la Fraternidad
denuncia los errores y escándalos desde el 2000, esto no compromete gran cosa. (El
IBP tuvo esta libertad de crítica constructiva y ahora vemos el
resultado).
2) La segunda condición exige la
utilización exclusiva de la liturgia de 1962. (Le Barroux la
tuvo, la abadía de Flavigny también. Resultado: ¡venden
estatuas del “beato” Juan Pablo II!!! Estas congregaciones cayeron pero
nosotros en la Fraternidad ¿no tememos nada?).
3) La tercera condición exige la
garantía de al menos un obispo. ¿Quién lo escogerá? En 1988 Roma rechazó los
tres candidatos propuestos por Monseñor Lefebvre. (Campos tuvo
su obispo, al cual ¡hemos visto alabar al Vaticano II y concelebrar!!!).
¿Conclusión?
Si en el 2008 alguien hubiera predicho
que en el 2012 Monseñor Fellay estaría dispuesto a sacrificar “El bien
común de la Fraternidad” porque “Roma ya no lo tolera más” (14
de abril 2012), o que en caso de un acuerdo con Roma, él no excluiría “que
haya una división (en la Fraternidad)” (CNS, 11
de mayo de 2012), esta persona hubiera sido tratada como un loco. Pero esto fue
dicho. Se atrevió a decirlo y estuvo dispuesto a hacerlo. Incluso se atrevió
hacer lo peor que hubiéramos podido imaginar: esta declaración corregida
por los romanos.
Ciertamente el puesto de Mons. Fellay
es delicado y difícil. La situación geopolítica insostenible y la crisis
religiosa desconcertante. Pero esto no puede justificar el lenguaje doble.
Cuando un jefe está dispuesto a decir todo y su contrario, ¿no podemos temer
que esté dispuesto a ejercer su poder hacia y contra todo? Ciertamente le
debemos respeto al superior pero no hasta el punto de pisotear la verdad. Un
colega me escribía la última semana:
« Hay una discordancia que por
momentos parece aterrorizante entre su proclamación de inocencia y la realidad
de los hechos. Uno puede preguntarse si es el orgullo, una incapacidad de ver y
de comprender, o una ceguera que Dios permite, como le sucedió al faraón o al
sumo sacerdote, para mejor manifestar su poder y su gloria en un futuro que
deseamos esté próximo”.
Podemos temer lo peor cuando se
constata la duplicidad en el pasado. Monseñor Fellay está muerto moralmente y
él mismo ha destruido su legitimidad. Para parafrasear a Jean Bastien Thiry, se
puede decir:
« No es bueno, no es moral, no
es legal que tal hombre permanezca mucho tiempo a la cabeza de la Tradición”.
No es bueno: Como lo dijo a un cofrade uno de nuestros tres teólogos que
discutieron con Roma: “La cabeza de Monseñor Fellay está podrida”; sus
textos están efectivamente llenos de compromisos.
No es moral: El doble lenguaje frecuente, las mentiras oficiales y solemnes.
No es legal: su desobediencia grave a las decisiones del Capítulo de 2006,
echando a la basura, en marzo de 2012, el principio: no al acuerdo
puramente práctico.
Esta idea de la dimisión del superior
general no es nuestra sino de Monseñor Lefebvre quien señaló, respecto a los
monjes y monjas que habían entrado a Barroux para permanecer en la Tradición y
huir de la Iglesia conciliar pero que su Abad los sometió a la autoridad de la
iglesia conciliar:
« Los ponen bajo la autoridad
de la Iglesia conciliar. Estamos verdaderamente estupefactos de pensar que, a
pesar de las constataciones que deben hacer y que ellos bien saben… no… se
quedan. No toman el partido de irse de allí y fundar otro monasterio, o de pedir
a Dom Gérard su dimisión y reemplazarlo… no, nada… obedecen. (…) es
lamentable ver con qué facilidad un monasterio que está en la Tradición pasa a
la autoridad conciliar y modernista. Y todos se quedan. Es una lástima y es muy
triste constatarlo… (…) Esta transferencia de autoridad, eso es grave, eso es excesivamente es grave. No basta
con decir: no cambiamos nada en la práctica… Es la transferencia que es muy
grave porque la intención de estas autoridades, es destruir la Tradición”. (Conferencia
en Ecône: La situación después de las consagraciones, 8 de octubre de
1988, 126-A).
¡Pero no firmó! Sea. Pero qué quiere
decir firmar y firmar qué: un acuerdo práctico es suicida y mortal.
Reemplacemos el verbo firmar por matar. “El
no pudo firmar pero quería firmar y tiene toda la intención de firmar”. Se
convierte en: “No pudo matar pero quería matar y tiene toda la intención de
matar”.
Si su dimisión es
necesaria, no será suficiente.
Porque el problema es más vasto que el
de Monseñor Fellay: El liberalismo ha socavado la Fraternidad. Incluso si la
mayoría de sus miembros todavía son valiosos, un proceso de podredumbre por la
cabeza ha comenzado.
Un prior, durante una sesión de
teología, subrayó que él no podía decir: Benedicto XVI es un modernista. Este
prior confió también a un cofrade, que ya no podía, en conciencia, poner a
rezar a sus fieles por la conversión de Roma y sus obispos, intención
que forma parte de aquellas de la Fraternidad (Cor Unum 35). En Chartres, un
prior, para justificar la política de Monseñor Fellay, trató de convencerme de
que la beatificación de Juan Pablo II no era tan grave porque es al
hombre que se exaltó y no su doctrina, y que la iniciativa de Asís III
no era tan escandalosa porque el hecho que Benedicto XVI haya invitado
ateos, manifiesta que no se trata de una reunión religiosa.
¡Ellos todavía son priores en
Francia, a pesar de la excelencia del padre de Cacqueray!
¿Por qué después de 200 años de
revolución, 100 de modernismo, nuestras pequeñas cabezas y nuestras voluntades
no serían deformadas y paralizadas por el liberalismo? Los Tradis,
¿serán inmunes de las consecuencias del pecado original? El liberalismo
ha destruido la civilización cristiana, pero la Fraternidad sería indemne
a este pecado moderno ¿por qué milagro? ¿En el nombre de cuál mérito? La
Iglesia está en crisis: sí; ¿pero la Fraternidad no, nunca? ¡Tontería
presuntuosa insoportable!
« El liberalismo católico, es
el mismo miedo, embozado ora en el manto de la caridad, ora con el de
la prudencia. El liberalismo católico es esclavo de una cruel tiranía, la
tiranía de la opinión » (Obispos del Ecuador)
¿Este veneno no existiría en la Fraternidad? Nuestros
ancestros han debido sufrir en su parroquia y dar testimonio de una Iglesia
minada por el modernismo. Es fácil alabarlos ahora, pero debemos
imitarlos. Nosotros debemos sufrir en nuestros prioratos y dar testimonio de
una Iglesia minada por el liberalismo. Nuestro mejor ejemplo seguirá siendo
Monseñor Lefebvre y Monseñor de Castro Mayer. De 4000 obispos, solamente 300
vieron claro, de estos 300, solamente 2 actuaron eficazmente. ¡Qué soledad!!!
Para terminar, una nota de esperanza.
1) « El socialismo hace
progresos considerables, pero con todo el poder de la masonería actual que está
por todas partes, por todas partes, que está en Roma, que está en todas partes. La
masonería está en todas partes y dirige todo. Muy pronto seremos fichados
con las computadoras, todos tendremos nuestro número y no podremos hacer nada
sin que sea indicado en la ficha que tendremos en la computadora. Nosotros
estaremos en una peor situación que en los países soviéticos. (…) es espantoso,
uno no se imagina hacia dónde vamos actualmente, hacia una socialización que,
aparentemente, no parece tan dura como la comunista y que por lo tanto, en
definitiva, será simplemente una imagen del comunismo, pero realizada por
medios científicos en lugar de ser realizada por la fuerza, como lo han hecho
los comunistas: pero será lo mismo. Entonces se eliminará de la
sociedad a todos aquellos que no quieren someterse a este orden (…)
Los eliminarán. Siempre habrá medios para eliminarlos. (…) Vamos
verdaderamente hacia una sociedad espantosa que se dice libre y que
no tendrá ninguna, ninguna libertad » (Monseñor Lefebvre,
conferencia del 22 de agosto de 1979, priorato San Pio X)
2) « En el sentido místico, la
higuera es la figura de la sinagoga. Una vez que empiece a reverdecer y a
cubrirse con el orgullo de sus pecados, como las hojas que reverdecen, entonces
el verano está cerca (el calor de la persecución está cerca). El tiempo del Anticristo es llamado abominación, porque él
está en contra de Dios, para usurpar el honor que no se debe más que a Dios.
Los judíos lo recibirán para que se siente en el lugar más sagrado del templo,
y que los infieles le rindan los honores divinos. Y como el carácter particular
del error de los judíos después de haber rechazado la verdad, será abrazar la
mentira, el Salvador ordena a sus discípulos abandonar la Judea y huir a las
montañas, huid de este pueblo que debe creer en el anticristo » (San
Hilario en 380, respecto del Evangelio del fin de los tiempos, citado por Santo
Tomás).
3) « En la medida que el mundo
se acerque a su fin, los malos y los seductores tendrán cada vez más ventaja.
Casi no se encontrará la fe sobre la tierra, es decir, ella habrá casi
desaparecido completamente de todas las instituciones terrestres. Los mismos
creyentes apenas se atreverán a hacer una profesión pública de sus creencias. La
Iglesia, sociedad sin duda siempre visible, cada vez estará más reducida a
proporciones simplemente individuales y domésticas. Habrá para la
Iglesia en la tierra como una verdadera derrota: « Y se
le dará a la bestia hacerle guerra a los santos y vencerlos » (Apoc.
XIII-7) » (Discurso de Monseñor Pie de Nantes el 8 de noviembre de 1859).
4) « Alguien me acusa de ser
rígida y de inquietar los espíritus. En los procesos revolucionarios que
desarman, esta acusación es normal (…) Nos imponen un absoluto provisorio y
engañador: la tranquilidad de las personas. Inquietar al advertir de un peligro
mortal, inquietar diciendo: "La inundación va a llevarle", o: "
he aquí el incendio", es rígido. Es falta de flexibilidad. Como si el
choque, el despertar, la sorpresa, la emoción no fueran los avisadores
naturales. ¿Decir que hay que saltar, nadar, resistir, ese es el mal? ¿Y no el
naufragio y el ahogamiento? Esta paz engañosa que es el sueño en el
desorden, Nuestro Señor la maldijo cuando dijo:”no vine a traer la
paz, sino la espada”.- « Mi paz no es de este mundo ». Pero al decir
« rígido », desarman. No se osa responder: « En la revolución,
solamente las almas firmes son preservadas, son los que están afianzados al
Absoluto, los que el viento revolucionario no se llevará » (…) Algunos
lectores deploran que la herejía no sea tan clara como en el siglo XVI. En ese
tiempo, se dice, se sabía a qué atenerse. Esto es una ingenuidad –la herejía no
aparece de inmediato más que a los ojos más perspicaces…al principio no
había « creyentes » e « incrédulos » sino
« estrechos » (negro) y amplios (rosa) » (Srita. Luce Quenette mayo 1970
Itinéraire n° 143).
Yo prefiero mil veces mi lugar de
perseguido, pero en paz, que el de aquellos que han enturbiado y desfigurado a
nuestra Fraternidad. Mi objetivo es difundir la paz defendiendo la verdad
burlada. Y esta paz es la de Cristo y no la del mundo.
La Fraternidad está cambiando por culpa
de sus malos jefes. Sus imposturas y prevaricaciones han sido suficientemente
comprobadas. Ya no es tiempo de escribir sino de actuar. La política de
Menzingen es deshonesta y liberal. Esta situación ha durado demasiado, debe cesar
y cesará.
Para cualquier sacerdote de la
Fraternidad, su derecho de ejercer el ministerio viene de los fieles: es un
derecho de suplencia. Yo soy sacerdote para difundir a Cristo y combatir sus
enemigos. Mi priorato es Francia. Ustedes pueden contar con mi disponibilidad.
Donde quiera que estén en Francia, llamen para pedir nuestros servicios y los
visitaremos. Los ayudaremos a prevenirlos del liberalismo que nos mina.
Contacten a los sitios amigos: La
Sapiniere, Avec l’Immaculée, Un eveque s’est levée… y tendrán mis
coordenadas.
Recen por mí y que Dios los bendiga.