LA
SAPINIÈRE
NON
POSSUMUS
Nuestro
buen sentido católico, ese sensus fidei que guía a las almas
hacia lo Bello, lo Verdadero, hacia el Bien, nos muestra de manera natural que
esta declaración es un texto ambiguo, complicado, que se aleja de la
simplicidad que animaba a un San Pío X, a un Monseñor Lefebvre, o al padre
Calmel. Sus textos eran siempre comprensibles hasta para el más simple, el más
ignorante de los fieles. Ellos iluminaban la inteligencia, destilaban sanamente
la luz de la doctrina que penetraba muy profundamente en las almas.
¿Podemos
tener este mismo juicio concerniente a esta declaración doctrinal? De la misma
confesión del padre Thouvenot, no, porque habrá que explicársela a los
sacerdotes en el próximo Cor Unum. ¿Pero no es lo propio de un texto modernista
y liberal el ser ambiguo, que al leerse puede ser interpretado de diferentes
maneras, y que debe ser explicado para que todo el mundo concuerde en la buena
interpretación, buena interpretación que podrá cambiar en función de las
circunstancias?
No
voy a tratar de explicar todas las ambigüedades y los errores contenidos en
este texto, les dejo esta tarea a los teólogos y a los sacerdotes mejor
calificados.
Sin
embargo, haré algunas observaciones concernientes a los nuevos sacramentos y
particularmente a la nueva misa que un simple fiel tiene el derecho de hacer
porque se trata de su alma, y no tenemos más que una, una solamente, que
debemos salvar.
Primera
observación: en este preámbulo doctrinal del 15 de abril de 2012, se afirma:
Nosotros
declaramos reconocer la validez del sacrificio de la Misa y de los Sacramentos
celebrados con la intención de hacer lo que hace la Iglesia según los ritos
indicados en las ediciones típicas del Misal romano y de los Rituales de los
Sacramentos legítimamente promulgados por los papas Paulo VI y
Juan Pablo II.
Lo
que siempre y hasta hace poco escuché decir, es que la nueva misa es ilegítima.
En su último Editorial a los Amigos y Benefactores, nuestro Superior de
Distrito nos escribe:
« La nueva misa no puede agradar a Dios porque es engañosa, nociva y equívoca: “Ella no puede ser el objeto de una ley obligatoria como toda la de la Iglesia. En efecto, la ley litúrgica tiene por objeto de proponer con autoridad el bien común de la Iglesia y todo lo que se requiere. La nueva misa de Paulo VI, representando la privación de este bien, no puede ser objeto de una ley: ella no solamente es mala sino que también es ilegítima, a pesar de todas las apariencias de legalidad de que la pudieron rodear y que todavía la rodea” (Padre Jean-Michel Gleize: “Vaticano II en debate”, página 63).
Entonces
¿a quién debemos creer ahora: Al Superior General que tiene rango de obispo, al
Padre de Cacqueray, que es superior de Distrito de Francia, o el teólogo
calificado que es el Padre Gleize? Esta cuestión de la legitimidad o no de la
nueva misa es una cuestión crucial del combate de la Tradición para preservar
la doctrina y la Fe de siempre y para que nuestra pertenencia a la Tradición no
se reduzca solamente a una cuestión de sensibilidad.
Segunda
observación : Desde junio, se nos dijo que Monseñor Fellay no pudo firmar
el día 13 de junio el acuerdo basado sobre este Preámbulo doctrinal porque Roma
le pidió reconocer el Concilio Vaticano II y la licitud de la
nueva misa. Este término de licitud no había sido empleado antes en nuestros
medios. Intrigado, verifiqué las definiciones en diferentes diccionarios y pude
constatar que legitimidad y licitud quieren decir, en un matiz muy sutil, la
misma cosa.
Licitud:
En teología: cualidad de lo que es objetivamente bueno.
Derecho
canónico: carácter de un acto permitido por la
ley. “Todas las condiciones son observadas
para que el sacramento sea administrado de conformidad a las exigencias de la
moral y del derecho canónico (…) la licitud y la validez plantean condiciones
en el ministro, la materia y el sacramento (Teol. Cat. 14,
11939, pág. 635)”
Legitimidad:
Cualidad, estado de lo que es legítimo, conforme al derecho, a la ley.
Conformidad
de alguna cosa, de un estado, de un acto, con la equidad, el derecho natural,
la moral.
Legítimo:
Que es conforme al derecho positivo.
Que
es conforme a la equidad, que está fundado en el derecho
natural, la moral, la ley divina.
Que
está dictado, justificado explicado por el buen derecho, el buen sentido, la
razón.
Concluyo
que ahora en la Fraternidad algunos pasaron:
-
solo del reconocimiento de la validez de estos nuevos sacramentos, siempre y
cuando sean « celebrados con la intención de hacer lo que hace la
Iglesia” (que era la opinión de Monseñor Lefebvre)
-a
reconocer igualmente su legitimidad, es decir, de su conformidad a la ley
divina según la definición mencionada arriba (legitimidad que Monseñor Lefebvre
siempre impugnó).
-pero
ellos niegan todavía la licitud de estos nuevos sacramentos, es decir que sean
objetivamente buenos.
Si
alguna cosa es legítima porque es conforme a la ley divina, esta ley divina no
puede ser más que buena, porque viene de Dios, por lo tanto esta cosa tiene
obligatoriamente la cualidad de lo que es objetivamente bueno. Por
consecuencia, si los nuevos sacramentos son legítimos, entonces son conformes a
la ley divina objetivamente buena, por lo que adquieren este carácter
objetivamente bueno que hace su licitud. En conclusión, ya nada formal se opone
a que asistamos o recibamos esos nuevos sacramentos, solamente nuestra
sensibilidad podría evitarlo.
Para concluir, si algunos en la Fraternidad admiten la legitimidad de la nueva misa, admiten implícitamente su licitud. O ellos no tienen la misma definición de los términos. O no les importa una contradicción más. Lo que ya hemos mencionado.
Para
nosotros los fieles, lo más conforme a la ley divina y lo más sabio por el bien
de nuestras almas, es atenerse a la opinión de Monseñor Lefebvre:
“…esta
unión querida por los católicos liberales entre la Iglesia y la Revolución, es
una unión adúltera! De esta unión adúltera no pueden venir más que bastardos.
¿Y quiénes son los bastardos? Son los ritos. El rito de la nueva misa es un
rito bastardo. Los sacramentos son sacramentos bastardos. Ya no sabemos si son
sacramentos que nos dan la gracia o que no lo hacen. No sabemos si esta misa
nos da el Cuerpo y Sangre de Nuestro Señor Jesucristo o si no lo hace.” (Sermón
de Monseñor Lefebvre en Lille, el 29 de agosto de 1976)
Un
fiel.