La Sapinière
Non Possumus
Aunque desagrade al señor Jacques-Régis du Cray, la carta de Monseñor
Fellay del 28 de febrero ha sido escrita por sacerdotes del distrito de Francia.
El señor Ennemond (Jacques-Régis du Cray) que pretende conocer bien a la
FSSPX afirmó que ninguno de sus sacerdotes pudo haber actuado así. Él se
equivoca simplemente, no todos los sacerdotes se parecen necesariamente al
padre Lorans o al padre Célier. Los participantes de su foro Fecit creyeron un
deber censurar nuestro anonimato. La cosa es risible cuando se sabe cómo el
señor Jacques-Régis du Cray usa y abusa de él.
El señor Jacques-Régis du Cray puso en duda nuestro valor. El anonimato
no es necesariamente un signo de cobardía. Para resistir públicamente a las
mentiras de nuestro Superior General, juzgamos oportuno no abandonar la
Fraternidad. Como le recordó Monseñor Lefebvre a Dom Tomás de Aquino, prior del
Monasterio de la Santa Cruz en Brasil, luego del acuerdo de Dom Gérard: “Los
bienes de la Iglesia pertenecen a Cristo Rey y no hay que malvenderlos ni
dejarlos caer entre las manos de los enemigos de su reino universal”.
El anonimato no es una huida de la cruz, como lo piensa el Padre de
Cacqueray en un fax interno enviado a todos los sacerdotes del distrito el 1°
de marzo de 2013. La Cruz la portamos. Y es pesada. Desde hace tiempo la
meditación de las angustias del corazón de NSJC por la traición de Judas se ha
profundizado y ha renovado nuestra vida interior sacerdotal.
Hemos escuchado por parte de los liberales y los acuerdistas gritos de
horror debido a nuestra carta. Los comprendemos sin aprobarlos. Ellos tienen un
ídolo que toman por un santo y se dan cuenta que es un mentiroso. Ellos quieren
que su política de adhesión a la Roma modernista sea santa porque ellos
comparten su liberalismo. Más que someterse a los hechos, han preferido
negarlos. Ellos no quieren ver las mentiras porque ellos no quieren concluir
que esta política liberal no viene del buen espíritu.
Sí, el liberalismo es un pecado que termina por provocar ceguera. Estos
gritos de horror no son más que gritos de hipócritas. Se ofuscan por una carta anónima que denuncia
los engaños repetidos de un superior hacia sus inferiores en materia grave pero
no se ofuscan por la mentira. Es el mundo de cabeza. Para ellos la subversión
consiste no en mentir sino en denunciar la mentira. ¡Qué moral tan extraña!
El Padre de Cacqueray, que no es un liberal pero que de nuevo es víctima
de su benevolencia, en un fax interno nos reprocha nuestro “proceder
objetivamente destructor”. Pero objetivamente, ¿Qué es destructor, mentir o
denunciar la mentira?
El Padre de Cacqueray encuentra « grotesco » en número de treinta y siete
sacerdotes que se adhieren a esta carta. Esto nos sorprende, porque él sabe
mejor que nadie que el número de sacerdotes que le han manifestado una pérdida
total de confianza hacia el Superior General y su Consejo sobrepasa esta cifra.
Además el valor de los hechos comprobados en esta carta, no depende de los
signatarios sino de testimonios oculares dignos de fe, mencionados de manera
circunstancial. En fin, el padre de Cacqueray encuentra grotesco también el
juicio de este capitulante: “"Hay que reconocer que el Capítulo ha fracasado.
Hoy en día está bien para una Fraternidad libre en la Iglesia conciliar.”
El Padre de Cacqueray nos invita a tener una actitud “franca y
respetuosa” hacia los superiores. Nosotros le preguntamos entonces, ¿cuánto
tiempo habrá que soportar que se nos mienta y que se engañe a los fieles?
Excelencias, señores Sacerdotes, estimados fieles, una versión original
recibida por todos los sacerdotes de la FSSPX el sábado 24 de enero de 2009 que
debimos leer en el púlpito decía:
« El decreto del 21 de enero cita la carta del 15 de septiembre pasado al
Cardenal Castrillón Hoyos en la cual yo expresé nuestro apego “a la Iglesia de
Nuestro Señor Jesucristo que es la Iglesia católica”, y reafirmé nuestra
aceptación de su enseñanza bimilenaria y nuestra fe en la Primacía de Pedro.
Recordé cómo sufrimos nosotros por la situación actual de la Iglesia donde la
enseñanza de esta primacía es escarnecida, y agregué: “Nosotros estamos listos
a escribir con nuestra sangre el Credo, a firmar el juramento antimodernista, la
profesión de fe de Pío IV; aceptamos y hacemos nuestros todos los concilios
hasta el Vaticano II respecto al cual emitimos reservas””.
Pero algunos días más tarde, este pasaje se convirtió en:
« “Nosotros estamos listos a escribir con nuestra sangre el Credo, a
firmar el juramento antimodernista, la profesión de fe de Pio IV; aceptamos y
hacemos nuestros todos los concilios hasta el Vaticano I. Pero no podemos
emitir sino reservas respecto del Concilio Vaticano II, que se quiso un
concilio “diferente a los otros”.”
¿Cómo justificar tal diferencia? En esa época, Monseñor Fellay dijo a los
priores que se trató de un error del Secretario General, el cual, habiendo
trabajado toda la noche, se equivocó.
Pero en definitiva, después de haber suprimido la primera versión, se
publicó la versión corregida que figura en todos los sitios de la Fraternidad…
Hoy en día sabemos que fue el primer texto el que representaba el
pensamiento de Monseñor Fellay porque el trata de someterse a la Iglesia
oficial. El jueves 29 de Octubre de 2009, el redactor en jefe del blog
Osservatore Vaticano, Vini Ganimara, publicó un texto titulado “Fuerzas y
debilidades de la diplomacia de Monseñor Fellay”. Se lee allí:
Monseñor Fellay supo adoptar
progresivamente un lenguaje medido, que hace olvidar sus declaraciones del
pasado por todos lados, así como también los discursos agresivos de los otros
obispos de la FSSPX, y que retira las armas a la “opinión pública” episcopal
(en Alemania por ejemplo) que pretende obstaculizar la buena voluntad del Papa.
Este tercer punto – decisivo- ya que no hay negociación sin “dame que te doy” -
muestra sus capacidades diplomáticas, al mismo tiempo que la debilidad de su
margen de maniobra. Tomo un ejemplo: después del levantamiento de las
excomuniones, envió por fax a todos los prioratos del mundo una “Carta a los
fieles” (24 de enero 2009), conteniendo la cita de su propia carta al cardenal
Castrillón (de 15 de diciembre de 2008) que había permitido el levantamiento de
las censuras: “Aceptamos y hacemos nuestros todos los concilios hasta Vaticano
II, etc”. Por supuesto, es la primera versión la que recibió el cardenal
Castrillón. La segunda versión no es, propiamente hablando, una falsificación:
es una traducción para la opinión pública de la FSSPX. http://radiocristiandad.wordpress.com/2009/12/09/dos-articulos-de-vini-ganimara-y-un-recuerdo/
Monseñor Fellay y el comunicado de la Casa General mintieron en el
pasado, mintieron todavía recientemente en su comunicado, ¿por qué debemos
creer que dejarán de hacerlo en el futuro? Este escándalo y esta mascarada han
durado demasiado. Deben terminar y terminarán.