“Resistir es más
difícil que atacar. Por tres razones: Primera, porque el resistir parece decir
relación a otro más fuerte que acomete, mientras el que ataca acomete como más
fuerte, siendo más difícil luchar contra uno más fuerte que contra uno más
débil. Segunda, porque el que resiste tiene ya sobre sí el peligro
amenazándole, mientras el que ataca lo ve como futuro, siendo más difícil
no conmoverse ante el mal presente que ante el futuro. Tercera, porque el resistir
implica mucho tiempo, mientras el ataque puede ser repentino, y es más difícil
permanecer firme mucho tiempo que dejarse llevar de un impulso repentino para
realizar una empresa ardua. Por eso dice Aristóteles que algunos se anticipan
al peligro, pero, una vez en él, se retiran, al contrario de lo que hace el
fuerte.”