Comentario
Eleison Número CCXCII (292)
16
de Febrero de 2013
DI NOIA,
ILUSIONISTA
Mons. Williamson
Hace
dos meses el Vice-presidente de la Comisión Pontifical Ecclesia Dei de Roma,
dirigió al Superior General de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X y a todos
sus sacerdotes una carta de varias páginas accesible en el Internet que el
Padre Lombardi, vocero de la Santa Sede, designó como una “llamada personal”.
Desde entonces dicha carta ha suscitado comentarios diversos. Claramente se
trata de la última movida de la campaña de Roma para poner a la FSPX de
rodillas, y poner fin a su resistencia de 40 años a la Revolución Conciliar.
Como lo dijo Monseñor de Galarreta en Octubre del 2011, aún si la FSPX sigue
rechazando los ofrecimientos de Roma, Roma volverá siempre a la carga para
seducir a los sacerdotes de la FSPX. Lo vemos. Pero veamos brevemente lo que el
Arzobispo Di Noia escribe a “Su Excelencia y queridos Hermanos Sacerdotes de la
Fraternidad Sacerdotal San Pío X”:
Empieza
por amonestar a los líderes de la Fraternidad, notablemente al Padre
Schmidberger, al Padre Pfluger y a Monseñor Fellay (en ese orden) por haber
dado entrevistas tan críticas acerca de Roma como para poner en duda si la FSPX
quiere realmente la reconciliación con Roma. Más aún, las diferencias
doctrinales entre la FSPX y Roma son tan insuperables como siempre. De tal
manera que se precisa un nuevo enfoque basado ahora sobre la unidad.
La
unidad de la Iglesia, recuerda Mons. Di Noia, está impedida por cuatro vicios y
favorecida por las cuatro virtudes opuestas de humildad, mansedumbre, paciencia
y caridad. Los que dividen la Iglesia son enemigos de Dios. Lo que nos hace
falta es el amor. Lejos pues de nosotros una “retórica áspera e improductiva”.
Que la FSPX cumpla con su carisma de formar sacerdotes, pero sacerdotes que
sean dóciles al Magisterio oficial, que prediquen la Fe y no las cuestiones
polémicas, y que no traten los problemas teológicos frente a laicos, ignorantes
de estas cuestiones, sino con las autoridades competentes en Roma. El Papa es
el juez supremo en cuestiones tan difíciles. En conclusión, Benedicto XVI
quiere realmente la reconciliación. La amargura debe ser olvidada. Según las
palabras de Nuestro Señor, “Que sean uno” (Fin de la carta del Arzobispo).
Noten
de paso cómo, según la manera típica del hombre moderno y del modernista, el
Arzobispo escamotea la cuestión esencial de la doctrina. Pero el principal
interés de su carta radica en otra parte: ¿Cómo pudo el Arzobispo osar
dirigirse a todos los sacerdotes de la FSPX sin previa connivencia con el
Cuartel General de la FSPX? ¡Es el CG que le permitió que la carta les llegue a
los sacerdotes! He aquí una indicación entre muchas otras que hay contactos entre
Roma y el CG de la FSPX que se ocultan a la vista pública. Pero entonces se
presenta la cuestión, ¿Qué motivo pudo haber tenido el CG de la FSPX para dar
al Arzobispo modernista un acceso tan privilegiado y peligroso a todos los
sacerdotes de la FSPX? ¿Quiere acaso que ellos también se vuelvan modernistas?
¡Hay que suponer que no! Pero puede muy bien querer ayudar a Roma en vista a la
“reconciliación”.
Al
transmitir el llamamiento al amor del Arzobispo, el CG de la FSPX hace pasar el
dulce mensaje a todos los sacerdotes de la FSPX sin que nadie pueda acusar al
propio CG de ser tan blando. Al contrario, la carta Romana les hace ver a todos
ellos cuán bondadosos son los Romanos. ¡Si bien es cierto que se encuentra allí
también un reproche moderado a los líderes de la FSPX por no ser bondadosos,
¡eso servirá para mostrar cómo ellos se mantienen firmes en la defensa de la
Fe! Sobre todo, la carta habrá servido de balón de ensayo para probar las reacciones
de los sacerdotes. ¿Qué piensan ellos? Tanto Roma como Menzingen necesitan
calcular en que momento preciso se puede seguir adelante con la
“reconciliación” para llevarse una amplia mayoría de sacerdotes y sin perder
demasiados de ellos, impidiendo así que continúe la resistencia organizada a la
religión del Nuevo Orden Mundial.
Queridos
sacerdotes de la FSPX, si vosotros no queréis ser tragados vivos por la Roma
del Nuevo Orden, yo les aconsejaría gentilmente reaccionar. Hagan saber
a sus Superiores, tan discretamente como quieran pero en términos claros que
vosotros no queréis nada, pero nada que ver con la Roma Conciliar, hasta que
ella claramente abandone el mortífero Concilio.
Kyrie
eleison.