Visto en Catapulta
Hace unos meses, Monseñor Bux, consultor de la Congregación para
la Doctrina de la Fe, dijo que “en el Concilio Vaticano II existen
documentos de diverso valor y, por lo tanto, con una fuerza vinculante diversa
que admiten varios grados de discusión. El Papa, en 1988, cuando era
todavía el Cardenal Ratzinger, habló del riesgo de transformar el
Vaticano II en un superdogma”. (http://blog.messainlatino.it/2012/04/chi-si-oppone-alla-riconciliazione.html)
Pero los hechos parecen indicar que vamos hacia esa transformación:
-beatificación de Juan XXIII en 2000;
-beatificación de Juan Pablo II en 2011. (Tiempo récord:
seis años después de su muerte);
-anuncio de la beatificación de Pablo VI;
-anuncio de la canonización de Juan Pablo para este año,
en otra marca notable de velocidad.
Es decir, en trece años-brevísimo para los tiempos romanos-
tendremos como Santos o Beatos a los Papas del Vaticano II. Quizás,
como premio consuelo, la lista se complete con Juan Pablo I.
Mientras tanto, las causas de Isabel la Católica y Gabriel García
Moreno. (Sobre el Presidente y mártir se dice que San Pío X quiso apurar el
trámite, instando celeridad a la Congregación respectiva: ”Si no lo hacen
ahora, no lo beatificarán jamás.” Y de nuestra gran Reina, ya sabemos cómo el
sanedrín se alzó insolente, apenas se supo que la causa podría reabrirse).
A mi leal saber y entender, el tratamiento dispensado a los Papas del
Concilio, tiene el abierto propósito de instalar a todo lo salido
del Vaticano II , y al magisterio subsiguiente, como infalible, para silenciar
las voces disidentes, que serán presentadas como heréticas o cismáticas.
Obviamente, con esto quedarán fuera de juego todos los grupos y autores
tradicionalistas, que osaron cuestionar a los documentos del Concilio. (En
primer término, desde luego, la FSSPX).
Que las luces del Espíritu Santo iluminen a nuestro Papa Benedicto XVI,
para que no desfallezca.