Fuente: Antimodernisme.info y Non Possumus
Antimodernisme: Monseñor Di Noia va a someter a la
Fraternidad a una nueva prueba que pudiéramos nombrar el judeo-test. Oremos
especialmente al Padre Kolbe para que este judeo-test no termine en crash-test.
¿La Fraternidad San Pío X ha cambiado? ¿Ha perdido
su combatividad antiliberal? ¿Los sacerdotes de dicha Fraternidad se han vuelto
judeo-compatibles? Sí, dirán algunos, porque según el periódico La Croix, Su Excelencia Monseñor Fellay
es “el hombre del diálogo”: “Los judíos son nuestros hermanos mayores en
la medida que tenemos algo en común” (Famille Chrétienne en febrero de 2009).
No, dirán los otros, porque según La Vie,
periódico “cristiano” y propiedad de Louis Dreyfus, Monseñor Fellay es un antisemita habiendo declarado
“enemigos de la Iglesia” a los “judíos, masones y modernistas” (La Vie, 7 de enero de 2013). ¿Cómo
desempatar estos dos juicios, si no es por el judeo-test? Esta prueba permite
verificar si un sacerdote es capaz de enseñar la doctrina católica tradicional
sobre los Judíos al ejemplo del padre Kolbe.
En 1985, el Distrito de Italia de la FSSPX publicó
un artículo sobre la cuestión judía. El mismo año, la revista interna de esta
Fraternidad entregó “este texto a la lectura de los cofrades a causa de su
valor intrínseco”. El artículo recordaba que la “cuestión judía es una cuestión
religiosa y teológica. Pueblo de dura cerviz (Deut. 9, 6 y 13) llegando hasta
rechazar a los profetas y matar al Mesías, se encuentra actualmente hostil a
Dios y a su Iglesia hasta el fin de los tiempos, cuando se convertirá a Él
(Rom. 11,15). Su elección pasada, la lucha presente y su conversión futura son
la trama de toda la historia humana”.
El autor, entre numerosos Padres, citó a San
Justino (muerto en 165): “Ustedes han matado al justo, y antes de Él, a sus
profetas, y ahora ustedes rechazan pérfidamente a los que esperan en El y en el
que lo ha enviado, el Dios Todopoderoso autor del universo. Ustedes le
deshonran tanto como pueden, y en vuestras sinagogas, elevan imprecaciones
contra los que creen en Cristo, porque ustedes no tienen el poder de echarnos
la mano gracias a los que ahora nos gobiernan; pero cada vez que ustedes han
podido, lo han hecho” (San Justino, Diálogo con Trifón, 16.4; PG 6.511).
Ha sido probado que “este odio teológico de la
Sinagoga por la Iglesia se ve en cada página de los Hechos de los Apóstoles,
hasta las palabras del Apocalipsis donde Jesús dice al Obispo de Esmirna: “Yo
sé que eres calumniado por aquellos que se dicen Judíos y no lo son, la
sinagoga de Satán, eso es lo que son” (Apoc. 2,9) Luego, para describir esta
lucha entre la Iglesia y la Sinagoga, el autor citó un texto del padre
Maximiliano Kolbe:
“Una parte del pueblo hebreo reconoció en Cristo al
Mesías; los otros, sobre todo los fariseos soberbios, no quisieron reconocerlo,
persiguieron a sus seguidores y dieron curso a un gran número de leyes que
obligaban a los hebreos a perseguir a los cristianos. Estas leyes, junto a
narraciones y a apéndices, hacia el año 80 después de Cristo, fueron
recogidos por el rabí Johanan ben Sakai y hacia el año 200 fueron
definitivamente terminados por el rabí Jehuda Hannasi y de este modo nació la
« Misnah ». Posteriormente otros rabís adjuntaron otras cosas, de
suerte que para el año 500 el rabí Achai ben Huna recogió todos estos apéndices
para formar un volumen totalmente distinto llamado « Gemara ». La
« Misnah » y la « Gemara » constituyen juntos el Talmud. En
este libro, los cristianos son llamados: idólatras, peores que los turcos,
homicidas, libertinos impuros, estiércol, animales de forma humana, peores que
los animales, hijos del diablo, etc. Los sacerdotes son llamados« Kamarim »,
es decir, adivinos y « galachim », es decir, cabezas
peladas, y en particular no soportan a las almas consagradas a Dios en la vida
religiosa. En lugar de llamar a la Iglesia « bejs tefila », es
decir, casa de oración, la llaman « bejs tifla », casa de estulticia
y suciedad. Las imágenes sagradas, las medallas, los rosarios, son
llamados « elylym », ídolos. En el
"Talmud", los domingos y las fiestas son llamados« jom
ejd », es decir, días de perdición. En este libro se enseña, entre
otras cosas, que a un hebreo le está permitido engañar y robar a un cristiano,
pues todos los bienes de los cristianos - está escrito - "son como el
desierto: el primero que los toma se hace dueño". Esta obra que recoge
doce volúmenes y que respira odio contra Cristo y los cristianos, es
considerada por estos fariseos un libro sagrado, más importante que la Sagrada
Escritura". Por lo tanto no es de sorprender que ni el judío medio ni el
rabino tengan, de ordinario, una idea exacta de la religión de Cristo: nutrido
únicamente de odio hacia su propio Redentor, hundido en los negocios del orden
temporal, ávido de oro y de poder, él no imagina la paz y la felicidad que
ofrece, desde esta tierra, el amor fiel, ardiente y generoso del Crucifijo.
Cómo El sobrepasa todas las “felicidades” de los sentidos o de la inteligencia
que ofrece este mundo miserable”(Los escritos de M. Kolbe – Ed. Citta di vita, 1978, vol. 3 p.253).
« Los jefes son aquellos que se llaman
« masones azules », mientras que lo que se llama “masonería roja” se
reduce a un pequeño número de personas, en su mayoría judíos que,
plenamente conscientes de sus objetivos, dirigen a toda la gran masa de
aquellos que son más o menos “iluminados” en las cosas de la organización
masónica”. Estos jefes son desconocidos y actúan siempre en secreto para hacer
imposible la oposición. Son ellos que redactan con anterioridad los planes de
trabajo. De su “oficina” han salido la revolución francesa, toda la serie de
revoluciones de 1789 a 1815, y también… la guerra mundial” (Op. cit.
Vol. 3 pág. 604).
Esto es lo que la FSSPX hacía leer a sus sacerdotes
y sus fieles. Pero desde una reunión en Ecône del 30 de junio al 3 de julio de
2010, los superiores de esta Fraternidad decidieron que la “cuestión judía” era
una trampa y que el rol de la Fraternidad debía ser “de predicar la doctrina de
Cristo Rey, de conservar la fe y de “transmitir el sacerdocio católico en su
pureza doctrinal y su caridad misionera”. Monseñor Fellay insistió también en
que el sacerdote debe estar atento a su santificación: “El dominio de acción de
la Fraternidad es principalmente sobrenatural, lo que está en juego es la
salvación de las almas. El hecho de evitar ciertos temas controvertidos no
impedirá el combate de la fe o el combate por el reinado social de Nuestro
Señor Jesucristo. Etc.”
Para Monseñor Fellay, la santidad sacerdotal por la
unión a Cristo inmolándose en la Misa, no se opone al combate de la fe. Pero
entonces ¿cómo la cuestión judía, que es una cuestión teológica puede ser
excluida de la predicación de la Fraternidad? Sobre todo cuando sabemos, como
lo decía el artículo de esta Fraternidad en 1985, que “San Gregorio
Magno, San Gregorio II, San Nicolás I, León VII, Benedicto VII, San Gregorio
VII, Urbano II, Celestino III, Inocencio II, Gregorio IX, Inocencio IV,
Alejandro IV, Clemente IV, Gregorio X, Martín IV, Honorio IV, Nicolás IV,
Clemente V, Juan XXII, Benedicto II, Clemente VI, Urbano V, Gregorio XI, Martín
V, Paulo III, Julio III, Paulo IV, San Pio V, Clemente VII, Paulo V, Urbano
VIII, Clemente X, Inocencio XI, Clemente XII, Benedicto XIV, Pío VI, Pio VII,
León XII, Pio IX denunciaron la
conspiración del Judaísmo en contra de Nuestra Santa Madre Iglesia, previniendo
a los pueblos cristianos contra sus pérfidas artimañas”.
Un sacerdote de la FSSPX que quiere vivir su “sacerdocio
católico en la pureza doctrinal y su caridad misionera” ¿debe
limitarse a la concepción trunca de Monseñor Fellay y la neo-Fraternidad, o
debe imitar la del Padre Kolbe que interpelaba así a los masones y judíos:
"Señores masones, reflexionad y decid
sinceramente: ¿no es mejor servir al Creador en la paz interior, en el amor
dichoso, que obedecer las órdenes de la cruel “pandilla” judía,
misteriosa, astuta, mal conocida, quien os odia?".
"Y a vosotros, pequeño escuadrón de hebreos, "Sabios de
Sión", que habéis provocado ya conscientemente tantas desgracias y todavía
seguís preparando otras, a vosotros me dirijo con la pregunta: ¿qué ventaja
obtenéis? Supongamos que esté cercano el tiempo de la dominación del anticristo
que ha sido predicho, supongamos que ustedes le preparan el camino,
pregúntense a ustedes mismos: ¿Qué ventaja sacarán? Gran cúmulo de oro,
de placeres, de diversiones, de poder: nada de todo esto vuelve feliz al
hombre. Y si aún esto diera la felicidad, ¿cuánto podría durar? tal vez una
decena de años, quizás veinte, nunca sabemos cuándo se romperá el hilo de la
vida, ¿y después? ¿No valdría más que ustedes, masones engañados por un grupo
de judíos, y ustedes, jefes judíos, que os habéis dejado seducir por Satanás,
el enemigo de la humanidad, ¿no sería mejor que ustedes os volvieran
sinceramente a Dios, que reconocieran al Salvador Jesucristo, que os prendarais
de la Inmaculada y que, bajo su estandarte le conquistarais almas?... ¿O bien
prefieren ser una parte de la cabeza de la serpiente que encierra al mundo y de
quien se ha escrito: “Ella aplastará tu cabeza”? (Gén.
3.15) (Los escritos de M. Kolbe – Ed. Citta di vita, 1978, vol.
3 p.299).
El judeo-test está en sus manos… Es este mismo
judeo-test que Monseñor Di Noia utilizará: “El Vaticano II repudia el
antisemitismo y presenta al judaísmo de manera positiva. Juan Pablo II ha ido
más lejos reconociendo la importancia del pueblo judío para la misma cristiandad.
Este es un concepto nuevo, sabemos que los tradicionalistas no lo aceptarán
inmediatamente. Convencerlos tomará tiempo y sobre este punto debemos ser
pacientes”. (Catholic Family News, agosto de 2012).
Hoy en día ser tratado de antisemita es una necesidad y un honor. Una
necesidad porque aquellos que nos dirigen usan a su antojo de la definición
hiper-elástica de antisemitismo en contra de cualquiera que ose criticarlos y
nosotros no tenemos absolutamente ningún medio de impedirles jugar esta carta.
Un honor porque combatir a los enemigos de Cristo es combatir por Cristo y su
Iglesia.
“Bienaventurados seréis cuando os insultaren, cuando os
persiguieren, y cuando dijeren falsamente toda suerte de mal contra vosotros
por mi causa. Alégrense porque vuestra recompensa es grande en los cielos,
porque es así que fueron perseguidos los profetas antes que vosotros” (Mateo V,
11,12).
ANEXOS
SYLLABUS:
1.
A propósito de las nuevas instrucciones sobre la “cuestión
judía” y el “caso Williamson”, esto dijo Mons. Fellay a los miembros de la
FSSPX (las negritas son nuestras):
“Quisieran
hacernos descender a las arenas movedizas de la política, para ataviarnos así
con connotaciones extremas o caricaturistas con el fin de perjudicarnos mejor.(…)
lo que está en juego es la salvación de las almas y no simples posturas políticas temporales. Algunos temas están
actualmente prohibidos o son “tabúes”. Todas las miradas, desde lo alto de los
miradores o a través de los telescopios, se dirigen hacia nosotros con una
malévola intención. No es algo que nos deba paralizar, pero nos incita a la
verdadera prudencia: “Sed prudentes como serpientes”, nos dice Nuestro Señor
mismo. Evitemos, pues, dar a nuestros adversarios el bastón con que nos golpee.
Éste es clarísimamente el consejo de los apóstoles San Pedro y San Pablo en sus
epístolas. Hacer que nos corten la cabeza por Dios, sí, pero no por tonterías. Por otra parte, el
hecho de evitar ciertos temas
controvertidos no ha de impedir el combate de la fe o el combate por la
realeza social de Nuestro Señor Jesucristo.
Algunos
quisieran hacerse los valientes y considerarán con desprecio nuestras llamadas
a la prudencia. Sin embargo, Nuestro Señor mismo explica cómo no hay que salir
al combate contra un enemigo más fuerte que uno mismo (Lc. 14, 31). Nunca se ha
considerado heroico el acto de un joven temerario que golpea un nido de avispas
para exponer a sus picaduras a las personas que están a su alrededor…El
verdadero valor y heroicidad van necesariamente a la par con la verdadera
prudencia, y no con la temeridad (…) Lo que está en juego es demasiado grave
como para que podamos tolerar que alguien se salga del tono” (Cor Unum
Nº 96, Junio 2010).
Monseñor Fellay parece desconocer o no entender que el
tema “tabú” del llamado comúnmente “Holocausto” no es “una tontería” o una simple “postura
política temporal”. Parece no comprender que, como escribió Antonio Caponneto,
“lo que en el fondo está en debate aquí,
encarnado en la figura de este Obispo (Mons. Williamson), no es si existieron o no las cámaras de gas;
es si a partir de ahora son los judíos o es la Jerarquía Católica la que manda
en la Iglesia y decide la suerte de sus hijos, de su magisterio y de su
teología dogmática. Si es el báculo recio del Vicario de Cristo el que tiene
que resonar imperativamente entre los fieles, o el cotorreo pérfido de los que
siguen vociferando:”¡No queremos que Éste reine sobre nosotros!”. Una vez más
lo repetimos: es la integridad del Antiguo y del Nuevo Testamento lo que nos
moviliza; no el manifiesto del NSDAP” (El juramento antinegacionista).
Mons. Fellay parece no saber que el famoso e incuestionable
tema de los seis millones no es una simple cuestión histórica o demográfica,
sino que se trata de un número místico relacionado con el sistema de creencias
judaico. O que el “sacrificio” del pueblo judío (en ese número) en el
Holocausto pretende reemplazar el único Sacrificio Redentor, el de Nuestro Señor
Jesucristo, por eso el vocero oficial
del Vaticano dijo en Enero del 2009 que “quien
niega la Shoa no sabe nada ni del misterio de Dios ni de la Cruz de Cristo”.
Tal vez Mons. Fellay no sepa que en su momento Claude
Lanzmann, director de la famosa película “Shoá”, afirmó que “Si Auschwitz es verdad, entonces existe un
sufrimiento humano con el cual el sufrimiento de Cristo simplemente no puede
ser comparado. En este caso, Cristo es falso, y la salvación no puede provenir
de él. Auschwitz es la negación de Cristo” (Les temps modernes, París, Diciembre de 1993, p. 132,133).
Quizás para Mons.
Fellay, se hicieron los valientes o fueron jóvenes temerarios los santos y
pontífices San Gregorio Magno, San Gregorio II, San Nicolás I, León VII,
Benedicto VII, San Gregorio VII, Urbano II, Celestino III, Inocencio II,
Gregorio IX, Inocencio IV, Alejandro IV, Clemente IV, Gregorio X, Martín IV,
Honorio IV, Nicolás IV, Clemente V, Juan XXII, Benedicto II, Clemente VI,
Urbano V, Gregorio XI, Martín V, Paulo III, Julio III, Paulo IV, San Pio V,
Clemente VII, Paulo V, Urbano VIII, Clemente X, Inocencio XI, Clemente XII,
Benedicto XIV, Pío VI, Pio VII, León XII, Pio IX que “denunciaron la
conspiración del Judaísmo en contra de Nuestra Santa Madre Iglesia, previniendo
a los pueblos cristianos contra sus pérfidas artimañas”.
Por otra parte, la
enseñanza que nos da el Evangelio según San Lucas por él citado es que
“Satanás será siempre más fuerte que nosotros, si pretendemos combatirlo con
las armas nuestras y sin el auxilio que el mismo Dios nos da por la gracia” (Mons.
Straubinger). Diciendo a continuación que “si la sal se desvirtúa ¿con qué
será sazonada?”, significando con esto la pérdida de la buena doctrina,
sobre la cual Mons. Fellay parece hacerse a un costado en momentos tan
dramáticos para la Iglesia cuando la Sinagoga parece dirigir todos sus pasos
sin que nadie alce la voz para oponerse a tan intolerable intromisión.
2.
De estas actitudes se
derivan actitudes como estas otras: las de un blog tradiliberal, fellaysta y
obsecuente que se ataja temeroso ante la opinión del mundo, no vaya a ser que
los tilden de “nazis” o “antisemitas”. Se olvidan que si a Nuestro Señor lo
acusaron de todo lo posible, de todo lo peor, y no sólo lo acusaron sino que lo
castigaron como si en verdad lo fuera, ¿queremos nosotros que no nos acuse el
mundo, como lo hizo con Él? Si somos de Cristo tendremos que ser despreciados y
acusados por el mundo. El que quiera ser cristiano, que pida la gracia, y
aguante. Ahora que si quieren ser bien tratados por el mundo, es bastante
fácil.
Como escribió acertada y
valientemente en su momento Aníbal D’Angelo Rodríguez, sobre un cobarde
editorial del diario La Nación: “Esta es la verdadera pregunta, la
que las contiene a todas ¿a quién le teme el diario, a quién le teme el Papa, a
quién le temen los periodistas e intelectuales que no salen a protestar airados
contra la obligación de crucificar –en el mundo entero- a quien disiente de uno
de los dogmas de nuestro tiempo?”
El mismo blog y su ataque a Mons. Williamson luego de su expulsión y el regocijo de la Sinagoga.